Pablo Sandoval: «Asumo los dispositivos museográficos como generadores de verdad, pero de una verdad lineal y sesgada»

Qué le interesa. Con mi trabajo, me interesa explorar las visiones personales del mundo a través de las colecciones o las cosas. Este se centra en el contexto social, en analizar cómo entendemos el mundo a partir de las colecciones, y del concepto de 'maravilla' ligado a los antiguos gabinetes de curiosidades, concepto que es imperante en nuestra visión contemporánea del arte.

Vitrinas, libros, acumulación de objetos, maquetas y listados son elementos que pueblan mi producción, evocando a la institución museográfica. Asumo los dispositivos museográficos como generadores de verdad, pero de una verdad lineal y sesgada. Y me nutro de sus significados para incluirlos dentro de las piezas. Pasan de ser continentes a ser el propio contenido para definir nuevos relatos.

De dónde viene. Mi trabajo se ha podido ver, entre otros espacios, dentro de la Bienal de Mislata, en el Col-legi Major Rector Peset o en Fundación La Posta (València); en Art Nueve, Centro Párraga y en el Cuartel de Artillería (Murcia); en el XXVI Certamen europeo de artes plásticas Universidad de Sevilla, en Hyper House y dentro del Festival LuzMadrid o en los Encuentros de Arte Contemporáneo organizados por el Instituto Alicantino de Cultura Juan Gil-Albert, la Universidad de Alicante o en el Centro Cultural de El Campello.

Formé parte también de la Biennale of Young Artists from Europe and the Mediterranean del año 2021 (San Marino), de 'Art Theorema: La guerra è finita!', en la Gallerie delle Prigioni (Italia) o en el XIII Encontro de Artistas Novos (Galicia).

Me gustaría destacar mi pieza 'Sistema de los elementos', un trabajo al que le tengo especial cariño, y que además se ha expandido durante los años, recibiendo varios premios como el CreaMurcia de 2020, en la categoría de artes visuales, o el segundo premio en los Encuentros de Arte Contemporáneo de 2021.

Supo que se dedicaría al arte… Desde que cursé la asignatura de Espacios y discursos expositivos que imparte Isabel Tejeda en el tercer año del grado de Bellas Artes. Si soy artista hoy es gracias a docentes y profesionales como ella, donde aprendí todo y me hizo ver lo bueno de esta profesión.

También, desde pequeño siempre he pintado y dibujado, aunque no fue vocacional. Comencé a estudiar Humanidades para formarme en Periodismo, pero por otras cuestiones acabé en Historia del Arte. Sin embargo, esto me sirvió para decantarme finalmente por las Bellas Artes y ha sido una de las mejores decisiones que he tomado. Mi familia siempre me ha apoyado en el camino que he querido recorrer, fuese cual fuese mi decisión.

¿Qué es lo más extraño que ha tenido que hacer en el arte para «sobrevivir»? Bueno, creo que, como todos los artistas, he tenido que trabajar en otros ámbitos para poder hacer realmente esto. En mi caso, estuve bastante tiempo trabajando como diseñador y vendedor de cocinas, a la vez que estudiaba. También he trabajado por temporadas en floristerías y montando eventos, o –uno de mis últimos trabajos como administrativo– en una carpintería metálica. Quizás lo más raro ha sido trabajar como modelo para algunas campañas de publicidad.

Su yo «virtual». La verdad es que se me dan fatal las redes sociales. Actualmente las uso únicamente para mostrar mi trabajo personal en Instagram y también como consumidor, pero igualmente dispongo de web. Aunque no suelo dedicarle mucho tiempo, creo que son una herramienta fundamental para mostrar nuestro trabajo. Nos permite estar informados y en contacto con otros artistas e instituciones.

Dónde está cuando no hace arte. Pues, aparte de la producción, he realizado algunos proyectos de comisariado y de gestión cultural. He publicado algunos capítulos de libros y 'papers' que parten de mi investigación artística. También he realizados talleres y seminarios para estudiantes de grado y escuelas de arte, y este último año he estado impartiendo clases en el Máster de Producción y Gestión Artística de la Universidad de Murcia.

Le gustará si conoce a... Creo que conocer el trabajo de James Lee Byars, cuando aún era estudiante, fue como abrir mi mente al mundo. Además justo ahora se puede ver en el Palacio de Velázquez en el Retiro. Pero me gusta también mucho el trabajo de artistas como Sandra Gamarra, Enrique Marty, Mark Dion, Javier Map, Irene de Andrés, O.R.G.I.A. o Pablo Capitán del Río, por citar algunos.

Pero, sin duda, lo que más le influye a uno es lo cercano, el contexto en el que se mueve, los afectos y la gente con la quién trabaja. Por ejemplo, me gusta mucho el trabajo de Saelia Aparicio, Marina Núñez y el de Theodoulos Polyviou, con los cuales he tenido el placer de trabajar.

De mi generación, quiero destacar el trabajo de artistas con los que también he tenido el lujo de poder colaborar, como Daniel Soriano, Zony Gómez, Arturo Méndez, Diana Millán, Carlos Klett, Diego Balazs, Nuria Navarro, Andrea Glez, que me ha hecho el maravilloso retrato en el estudio… Y, bueno: me dejo gente por mencionar seguro.

Qué se trae ahora entre manos. Justamente ahora acabo de desmontar el trabajo 'Donde acaban los mapas, comisariado por Daniel Soriano en Fundación La Posta, que es lo último mío que se ha podido ver. Ahora estoy encerrado trabajando en la nueva producción, que aún no sé cuándo se podrá mostrar, pero tengo ganas de hacerlo. También estoy cerrando algunos proyectos y publicaciones.

¿Cuál es su proyecto favorito hasta la fecha? Le tengo mucho cariño al trabajo realizado para el Centro Cultural de El Campello, en Alicante. Un proyecto que fue comisariado por Isabel Tejeda e Ignacio López.

Pero quizás, el proyecto que reúne de mejor manera mi trabajo fue uno de los últimos, titulado 'El mundo en una habitación', en el Centro Párraga, comisariado por Sergio Rubira. No solo fue un auténtico placer trabajar con él, sino que también creo que hicimos un buen tándem a la hora de poner en conjunto nuestro trabajo como artista y comisario.

¿Por qué tenemos que confiar en él? Creo que todos podemos aportar algo nuevo al ámbito artístico. Yo entiendo la producción como una manera de transmitir lo que queremos contar y sabemos, a través de este medio. Considero que nuestra impronta y manera personal de ver y entender el mundo se queda impregnada en las cosas que hacemos, y, ya solo por eso, la aportación que realizamos es distinta a la de los demás. Este enfoque tiene mucho que ver conmigo, pero también con mi trabajo, que se podría definir como un microcosmos de lo que soy yo.

¿Dónde se ve de aquí a un año? No lo sé muy bien. Muchas veces me lo pregunto, pero siempre me sorprenden los giros que puede dar la vida. Lo que sí pretendo es seguir con la producción y con los nuevos proyectos que vayan saliendo. En esta profesión, en la que se trabaja a largo plazo, a veces viene todo de golpe y en otras ocasiones toca estar encerrado desarrollando los proyectos que igual años después verán la luz. Pero lo que sí que espero es poder disfrutar de una situación un poco más estable y menos precaria: al final, que uno se encuentre en buenas condiciones influye mucho a la hora de enfrentarse a nuevos proyectos.

Defínase en un trazo.

¿A quién cedería el testigo de esta entrevista? Pues me gustaría cederle el testigo a dos artistas: el primero de ellos es Juan Antonio Cerezuela, que trabaja de manera exquisita cuestiones del lenguaje que tienen que ver con lo invisible y lo visible; y, por otro lado, a Diana Millán, que reflexiona sobre la precariedad, el espacio o la movilidad en un dialogo con la IA.