Crítica De:
'Ningún amor está vivo en el recuerdo', de Lara Moreno: eres mi lugar deshabitado
Narrativa
Colección de relatos en los que la escritora sevillana explora las experiencias de pareja, sobre todo en el momento de un desamor ya improrrogable
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El género cuento somete a prueba a los narradores. En todo caso sirve para que las novelistas que han obtenido merecido relieve, como es el caso de Lara Moreno, ejerciten búsquedas de territorios en que desarrollar su estilo.
Este libro reúne quince cuentos, de ... los cuales siete son totalmente inéditos, escritos en los últimos meses. Los ocho restantes han aparecido en revistas o antologías desde 2008. No son muchos para diecisiete años, lo que no extrañara nada a los seguidores de una escritora que sabemos poco prolífica, que en su caso se asocia a otro adjetivo: selectiva.
RELATOS
'Ningún amor está vivo en el recuerdo'

- Autora Lara Moreno
- Editorial Lumen
- Año 2025
- Páginas 176
- Precio 18,90
De hecho la autora en la nota final de la que he extraído esta información, dice que el rescate de lo publicado no se añade sin más; ha procurado que tuviera que ver con lo nacido en la ultima etapa de su escritura. Así lo percibe el lector que recorre estos cuentos percibiendo en ellos una unidad. ¿Dónde reposa tal unidad? Es tonal, es temática y es discursiva. Excepto en el cuento 'Como si la estuviera viendo', la unidad tonal nace casi siempre de una voz femenina, que hace emerger más que la historia acaecida a ellas (mujeres de mediana edad, de vida sentimental y económica precaria) las consecuencias, la huella en forma de herida que tales historias han creado en el momento en que leemos.
Esa tonalidad casi siempre, como ocurre en el mejor de los cuentos, que da título al volumen, es interior, desarrolla una angustia, o una vivencia que pertenece al personaje, pero que le excede, pues el lector comprende enseguida que radica en una experiencia universal. El becqueriano sentimiento de qué queda cuando el amor se ha ido, ejecuta una frustrada ansia de recuperación, medida pautadamente en contemporáneas situaciones (el viejo amor comparte la misma pequeña ciudad, lo que ella ha sabido por las redes sociales).
No puede dejar de decirse que en el estilo narrativo de algunos de estos cuentos el lector queda obligado a poner mucho de su parte
El tono añade más derrota que elegía. Otro que me ha parecido gran cuento, el titulado 'Nunca se acaba la noche', también reúne una vivencia interior, en este caso de miedo, en una atmosfera desasosegante, en la soledad de unaMelilla que a la protagonista atrae y teme a un mismo tiempo. En este caso los espacios colaboran en la creación de un magnífico contexto urbano-social. La unidad temática la crean casi siempre las experiencias de pareja en el momento de un desamor ya improrrogable.
El cuento que me ha parecido superior en esta dimensión se titula 'No era una rata'. En él podré ya referirme a ese tercer elemento , el de unidad discursiva, pues Lara Moreno maneja muy bien la construcción de situaciones a través de los diálogos y los silencios de ella y de él. El lector vivifica en lo que se dice y lo que se calla, aunque se sienta latente, toda la atmosfera de un fracaso sin salida posible, como esa rata atrapada en el zaguán del piso.
No puede dejar de decirse que en el estilo narrativo de algunos de estos cuentos el lector queda obligado a poner mucho de su parte. Hay dos cuentos, 'Los espectadores' y 'Los amigos', que he tenido que volver a leer, por existir en ellos un elemento de quiebra, de situación supuesta y no dicha, elidida, que resulta ser elocuente solo cuando has imaginado tú lo que esta al fondo de las referencias explicitas.
Esta idea de dejar implícitas las informaciones proporciona a los cuentos de Lara Moreno una riqueza poco habitual entre nuestros narradores. Algo que me gustaría añadir es que Lara Moreno ha sabido salir airosa de la condición testimonial respecto a las condiciones sociales en que viven las profesionales y las parejas de recién casados, que llevan años queriendo estabilizarse.
A menudo la narrativa cede esa situación a una posición declarativa y obvia que aquí no se ofrece. Más que lecciones sobre lo que rodea a las protagonistas, la denuncia se precipita en forma implícita, alcanza a ser hija de una condición precaria convertida en naturaleza de los hábitats. La literatura es la que crea las condiciones para que algo que no vemos o pasa por natural sea percibido como social. Por tal cosa sobresale la escritura de Lara Moreno.
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