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ABC Cultural

HISTORIAS ANTICLIMÁTICAS

Esa mujer que podría llamarse Fátima

Nadie vuelve ileso de un voto incumplido, mucho menos en el mediterráneo. Muerta en vida, viste diadema de espuma y caracolas

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Karina Sainz Borgo

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Esta mujer, que podría llamarse Fátima, camina calzada sobre vasos de cristal y con una vajilla guardada en una maleta de rueditas. Cruza la distancia que separa el faro de Melilla Vieja del Fuerte de Victoria Grande. Da seiscientos cincuenta pasos, mientras arroja maldiciones ... en veinticinco lenguas. Esta mujer, que podría llamarse Fátima —también María o Desgracia— tiene la piel tatuada con los nombres de todos los marinos que desaparecieron en tierra. Es la registradora y notario de los desaires, la sirena mayor de un reino sin desenlaces.

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