ARTE digital
MMMAD 2024 va a tener suerte
Madrid
Del 9 al 31 de mayo y en diferentes espacios de Madrid, con foco artístico de Carabanchel, la V edición del festival programa exposiciones urbanas, instalaciones, talleres y proyecciones inmersivas para todos los públicos
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Iniciar sesiónÉramos muy felices y puede que sí lo supiésemos: pasábamos de un internet de directorios y de interminables resultados entreverados con cantidades abrumadoras de publicidad tramposa, a una pagina 'clean' —como diríamos después—, límpida, relajante, elemental, un oasis digital en cuya blancura solo se ... insertaban los elementos justos para cumplir con su revolucionaria función, ofrecer respuestas basadas en los resultados, respuestas útiles, las respuestas que andábamos buscando.
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De pronto la red de redes, un océano enfurecido de información brava, había sido tocado por la mano celestial de dos ángeles, Larry Page y Sergey Brin, que con su don ponían orden en el caos, y transformaban con ello nuestra experiencia en la web. Y con 'nuestra' queremos decir la de todo el planeta, porque desde principios del tercer milenio hasta hoy, su nombre, derivado del término que empleamos para un número inmensamente grande, un gúgol, un uno seguido de un centenar de ceros, es sinónimo de internet.
No solo eso: su buscador ha decidido por nosotros qué es relevante y qué no lo es, definiendo lo que desde entonces entendemos por márketing digital, pero también la manera de comunicar de los medios de comunicación, y en realidad de cualquiera con voluntad de tener presencia en el mercado online (o lo que es lo mismo, prácticamente la totalidad del mercado a ciertas escalas). Hasta la llegada de las redes sociales, si no estabas en Google, no existías, e incluso se decía que el mejor lugar para esconder un cadáver era la segunda página de su buscador. O que podías engañar a tu pareja, pero no a Google, amo y señor algorítmico de la información global.
Una de las funcionalidades del Google original, que en realidad no era tan pulcro como lo hemos definido —la idealización trabaja así—, pero al menos mucho más que lo que se podía encontrar por ahí, era esa opción de búsqueda cuyo lema era 'Voy a tener suerte', y que agilizaba el ya agilizado proceso de googlear devolviéndonos el que se consideraba era el mejor resultado. El que necesitábamos. Así era Silicon Valley —la industria, más allá del lugar— cuando todavía no estábamos tan resabiados como ahora: un lugar lleno de promesas y de sonrientes tipos en sandalias que de la noche a la mañana se convertían en multimillonarios, pero no prescindían de su cómodo calzado neohippie.
Voy a tener suerte, o, en el original, 'I'm feeling lucky', es hoy también el leitmotiv de la quinta edición de MMMAD, Festival Urbano de Arte Digital en Madrid, que se celebra este año del 9 al 31 de mayo en diferentes espacios de la ciudad con foco artístico en Carabanchel.
Tres semanas para disfrutar de una programación gratuita y accesible para todos los públicos, que constará de exposiciones urbanas, instalaciones, talleres y proyecciones inmersivas, así como de los encuentros de arte y tecnología MMMAD+, enfocados al público profesional interesado en las nuevas prácticas artísticas que utilizan la tecnología y los nuevos medios. Pero, ¿por qué esa referencia a la felicidad de un internet que ya no existe? Bien, porque lo cierto es que sí existe, aunque con otro rostro y otro nombre diferente: el de los algoritmos omnipresentes y las novísimas inteligencias artificiales, todo lo cual opera bajo el mismo esquema: ofrecernos respuestas. Decidir por nosotros. Por nuestra comodidad.
Pero ese clic que detona una búsqueda a velocidad lumínica también es el santo y seña para que dé comienzo la aventura: ese clic es también descubrimiento, conocer lo desconocido. Esta contradicción, esta paradoja que nos plantea a diario el mundo digital, junto a muchas otras, es lo que se explorará en esta quinta edición de MMMAD. ¿Y cómo lo hará? ¿Puede el arte, en este caso el arte digital, devolvernos algo de control, algo de certeza?
«Para nosotros, el rol del arte tiene más que ver con hacerse preguntas que con dar respuestas», afirma Diego Iglesias, que dirige el festival junto a Aida Salán y Cristobal Baños. «Por ejemplo, citando algunas obras que estarán en esta edición de MMMAD, Lauren Lee McCarthy en su pieza 'LAUREN', plantea la cuestión de si podemos desarrollar afectos hacia los asistentes domésticos (Alexa, Siri o Google Home, por ejemplo) que se basan en algoritmos, y si estás máquinas deberían empezar a cuidarnos más que a servirnos. O Molly Soda, con sus 'Desktop Dumps', que hace pública su experiencia online y en este proceso se cuestiona cómo esos archivos digitales que acumulamos sin parar son parte de nosotros mismos, como 'memorabilia digital' que queremos conservar pero casi nunca volvemos a ver».
O la pieza VR 'Is this the Middle East?', de Rayane Jemaa, que, explican, «cuestiona como a través de los videojuegos de guerra se construye una imagen muy específica de Oriente Medio que dista mucho de la realidad y, sin embargo, se ha convertido en lo que mucha gente imagina cuando piensa en estos territorios». También citan la instalación 'site-specific' 'Cuando las paredes dejen de llorar', de Mario Santamaría, que busca «transparentar, visibilizar, e incluso encarnar, los diferentes procesos de distribución de datos digitales y las infraestructuras que los sostienen, sin voluntad de resolver el problema sino únicamente de plasmar la desilusión propia de estas tecnologías para hacer al espectador más consciente».
Así, las obras, performances y conferencias que han seleccionado para esta edición abordan temas muy diversos desde multitud de formatos: «Muchos de los artistas invitados se han sentido apelados por el tema y han decidido producir obras nuevas que lo abordan directamente, como es el caso de Mayte Gómez, con su obra 'Congratulations, you've won! (Better luck next time)', un vídeo-ensayo sobre si puede existir la suerte en internet cuando todo es predecible por la capacidad de cálculo y predicción infinitesimal del algoritmo».
También las tres obras ganadoras del open call 'Arte Digital en la Ciudad': 'feeling lucky', de Alejandro Vázquez García: «Este autor plantea cómo la inteligencia artificial, con solo introducir un 'prompt simple', toma infinitas decisiones, limitando así nuestra capacidad de elección. Por su parte, 'Stuck in the Motherboard', de Marisa Müsing, cuestiona las interpretaciones históricas y los paradigmas actuales de la mirada masculina con el fin de comprender cómo pueden utilizarse las tecnologías de IA como herramientas para ir más allá de nuestros pasados patriarcales y proponer entornos e identidades digitales novedosos; o 'Techy Tales Among the Bodies', de Thalia Escribano Caballero, que plantea cómo cada vez nos estamos convirtiendo en una extensión de la máquina, y la máquina se convierte en una extensión de nosotras mismas».
En esta quinta edición de MMMAD Festival —que, entre otros logros a destacar, ha puesto en marcha la mayor convocatoria de arte digital en espacio público hasta la fecha—, afirman desde la organización, no hay certezas, sino muchas preguntas que apelan a los visitantes a reflexionar sobre este mundo híbrido tecnohumano en el que vivimos para ser cada vez más conscientes de las implicaciones que tiene lo digital en nuestro día a día, que francamente, no son pocas o muchas, sino todas.
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