'Miserable vejez', de Luis Antonio de Villena: meditaciones frente a las heridas del tiempo

Viajó hacia el sur para encontrarlo, huyó de todos los inviernos morales para sentir la intensidad de gozar. Su vitalismo era un arma de la pasión, una defensa contra todas las grisuras de este tiempo nuestro. Pero siempre hubo en él celebración y elegía, es decir, conciencia del tiempo.

POESÍA

'Miserable vejez'

• Autor Luis Antonio de Villena
• Editorial Visor
• Año 2025
• Páginas 68
• Precio 11,99 euros

Esa conciencia del tiempo está presente en este libro memorable que es 'Miserable vejez'. En él Villena nos enseña las arrugas y las soledades, las muertes y las dimensiones de las ausencias, el futuro sin futuro, el naufragio, y vuelve a encontrar consuelo en esos últimos estandartes de la belleza que son los cuerpos jóvenes, a punto de convertirse en inalcanzables.

Sus poemas, atravesados como quería Milosz por la mejor prosa de la poesía, son una galería de vidas, de lugares, de historias que forman la gran trama de la vejez. Esa trama donde la biografía personal se llena de otras biografías, donde el rostro se mira en otros rostros, en otros espejos.

De una emoción a la vez contenida y descarnada, de una fuerza poética de alto voltaje, el libro viene a ser una muy lúcida contemplación sobre la condición humana, sobre sus límites y sobre los sueños de encontrar aquello que la edad parece negarnos.

Su largo lamento, su planto es tan sincero, tan verdadero que no se detiene ante los arrabales de la senectud, su decadencia, sus sombras, esa sobra de la vida que decía Céline, sino que sigue buscando ese atisbo de plenitud en medio del derrumbe, esa forma de sentir el pálpito de la vida, aunque la edad vaya dejando su reguero de decadencias.

Es ahí donde 'Miserable vejez' se convierte en un libro mayor, en un libro tan perturbador como emocionante, en un gran libro. Bajo la sombra tutelar de Jaime Gil de Biedma, Villena habla de la vejez no solo desde el punto de vista biográfico, sino también desde su reflejo en la cultura, en el propio sentir, pensar y padecer humano, en los esplendores y derrotas de figuras como Proust, Lezama Lima, el conde ruso Víctor Dolgurov o Leonardo da Vinci.

Es ciertamente interesante el punto de vista que adopta, ya desde la ilustración que aparece en la cubierta: los 'Remeros' de Ludwig von Hoffmann. La vejez acompañada por la juventud, la vejez consolada por esos luminosos seres juveniles, esa «coincidencia de opuestos» que se refleja en el poema que lleva ese título tan significativo. Porque quizá en ese punto envejecer no sea todavía morir, sino una tregua, unos puntos suspensivos antes de que acabe el tiempo.

Con 'Miserable vejez' Villena vuelve a ser el gran Villena. Porque esta intensa, despiadada y lúcida meditación biográfica lleva aparejada una escritura ciertamente poderosa, poderosa en su sencillez y poderosa en la expresión de todos los matices de ese «tiempo que transcurre inexorable» hacia ese momento en que pesa demasiado el mundo en el cuerpo, el olvido en la vida.