CRÍTICA DE:

'Miguel Milà, diseñador (pre) industrial' en la Sala Fernán Gómez: ver la vida con lupa

MADRID

Ya sólo por la retrospectiva en el Centro Cultural de la Villa de este pionero del diseño español vale la pena la VII edición del Madrid Design Festival que hoy arranca

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Bodegón con algunas de las principales aportaciones de este creador, como la 'Lámpara Cesta' ABC

Lejos quedan ya en las sienes de nuestra memoria esa irónica pregunta surgida en los 'movidos' años ochenta: ¿Diseñas o trabajas? Bien es verdad que esto, en gran medida, posiblemente se refería más al diseño gráfico, territorio de aparente mayor calado glamuroso y ... moderno, que al de producto o industrial.

De todas formas, muchas cosas y muchos hechos han ocurrido desde entonces en el diseño español que han posibilitado que esa sarcástica ecuación se haya despejado definitivamente: diseñar es trabajar, para conseguir un mundo mejor, más funcional, sostenible y humano.

En este sentido iniciativas como esta nueva edición, la séptima ya, del Madrid Design Festival es buena prueba de la excelente salud actual del diseño en nuestro país. En su contexto surgen una serie de propuestas expositivas que sirven de termómetro fiable para certificar la adecuada temperatura del diseño español.

Completa panorámica

Una de las más interesantes y pertinentes es sin duda la exposición 'Miguel Milà. Diseñador (pre)industrial', excelente y novedosa retrospectiva –la más importante realizada hasta el momento a nivel nacional– sobre una de las figuras pioneras y seminales de nuestro diseño.

Se trata de una completa panorámica de la vida y la obra de este creador, a través de más de 200 piezas, planos y dibujos originales, que abarcan, en un amplísimo recorrido cronológico de cerca de setenta años dividido en ocho secciones, las diversas manifestaciones de su trayectoria creativa, entre prototipos, piezas de primera época y trabajos más cercanos al presente. A destacar igualmente el cuidado y elaborado montaje del proyecto.

Miguel Milà (Barcelona, 1931) es, pues, uno de los nombres absolutamente referenciales de este sector de creación. Nacido en el seno de una familia de la alta sociedad barcelonesa muy relacionada con las artes –su tío Pedro Milà Camps encargó a Gaudí la famosa Casa Milà, también conocida como La Pedrera, y su hermano Leopoldo será asimismo figura importante del diseño industrial–, ha desarrollado en ese ámbito una extensa y productiva carrera, a lo largo de la que recibirá numerosos galardones y reconocimientos, desde el Premio Nacional de Diseño en su primera entrega hasta el prestigioso Compasso d'Oro Internazionale y la importante Medalla al Mérito en las Bellas Artes, lo que le sitúa posiblemente como la personalidad más laureada de toda la Historia del diseño industrial en España.

El proyecto expositivo efectúa un recorrido que nos muestra diversos aspectos de su vida y de su trayectoria, desde sus orígenes familiares, pasando por su temprana incursión en el interiorismo, hasta sus experiencias como editor y su presencia activa en diferentes empresas; y a su vez recoge algunas de sus principales señas de identidad dentro de este territorio.

Todos los palos. Arriba, interior diseñado por Miguel Milà y conservado en el archivo del Museo del Diseño de Barcelona. Sobre estas líneas, 'Mesa Harpo' y 'Silla Gata' ABC

Una constante que puede verse reflejada en toda su trayectoria es la búsqueda permanente de la simplicidad, muy en sintonía con una de las frases más emblemáticas de la Historia del Diseño y de la Arquitectura, «menos es más» –atribuida a Mies van der Rohe, pero en realidad acuñada por el gran Peter Behrens–, basándose en una economía de materiales y recursos, y en contra de lo ostentoso y recargado.

Depuración de formas y objetivo de naturalidad que le iban a servir a la perfección en una España todavía saliendo de la dura posguerra, con grandes carencias materiales, lo que le llevaría lógicamente a hacer de la necesidad virtud.

Esa escasez de medios que aún pervivía a principios de los 50 le hará asimismo otorgar especial importancia a las tradiciones artesanales y a los procesos y técnicas manuales. Un valor que puede verse del mismo modo reflejado en su compromiso con el taller como un espacio no solo de trabajo y producción, sino análogamente como un lugar dinámico de experimentación y confluencia de ideas y miradas, con una clara dimensión humanista que quedará bien patente en todos sus trabajos, desde el mobiliario hasta los objetos cotidianos.

Su campo de creación, como puede verse en la muestra, abarca un doble ámbito. Por un lado, el espacio doméstico, con numerosos ejemplos de muebles y otros objetos, y donde ese carácter humano, al servicio de las personas, le lleva a aplicar un método práctico, enfocado en el usuario, en el que los valores estéticos se alinean junto a una ética de lo cotidiano. Es una esfera en la que el objetivo no es solo crear funcionalidad, sino que igualmente busca influir en el modo y estilo de vida de las personas. «Diseñar es ver la vida con lupa», dice el propio Miguel Milà, considerando cuidadosamente cada detalle.

Miguel Milà

'Miguel Milà Diseñador (pre) industrial'. Sala Fernán Gómez. Centro Cultural de la Villa. Madrid. Plaza de Colón, 4. Comisarios: Claudia Oliva y Gonzalo Milá. Hasta el 17 de marzo. Cuatro estrellas

El otro vector de creación se vincula al espacio urbano, con la idea de combinar la comodidad, el servicio, con otros factores tales como el bienestar y la interrelación. De nuevo, lo público como una consecuencia estética y ética. Una voluntad que queda asimismo muy bien representada por algunos de los ejemplos expuestos de bancos y asientos urbanos.

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