CRÍTICA DE:
'Máscara y compás': Maruja Mallo, a la segunda, en el Museo Reina Sofía, va la vencida
MADRID
El montaje, más acertado y ampliado en el Museo Reina Sofía, enriquece la aproximación –inédita– a esta creadora excepcional
Lea la crítica de la muestra en el Centro Botín
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Detalle de la sección dedicada al teatro, mucho más reducida en el Museo Reina Sofía
La magnífica retrospectiva de Maruja Mallo es fruto de la colaboración entre el Museo Reina Sofía y el Centro Botín. Tras haber pasado el verano junto al mar, elemento tan valorado por la artista, desembarca en Madrid con piezas extra (que los coleccionistas ... privados solo han querido sacar de sus hogares para cederlas a la institución) y un carácter más museístico gracias a la muestra exclusiva, por cuestiones de conservación, de documentos del Archivo Lafuente.
Su presencia ofrece la oportunidad de ver mejor la 'cocina' de la creadora: su escritura gráfica, un sistema propio de signos y colores, dibujos preparatorios… Algo no tan explorado hasta el momento, que permite comprender la complejidad analítica, técnica y geométrica (de ahí el compás) detrás de sus obras.
En la sala 10, por ejemplo, se puede ver la serie de las 'Máscaras' (1948-57), al lado de los estudios previos que dan cuenta de su importancia: análisis de sombras, los movimientos, la reflexión de la luz en diferentes posiciones… El resultado pictórico son caretas humanizadas, con expresiones de temor y estupefacción, sobre fondos dinámicos de playas. Este contraste entre lo animado y lo inanimado es un tema que le interesó desde temprano, véase las 'Estampas' de los años 20, donde la mujer deportista se contrapone con maniquíes a través de yuxtaposiciones.
La comisaria vincula la temática de las máscaras con la desesperanza y la condición escindida, entre el sólido pasado y el desarraigado presente, de los expatriados. Maruja Mallo se exilió a América en 1939, donde desarrolló 'La religión del trabajo', serie iniciada en Galicia, que enfatiza la relación circular entre el dar y el recibir, la Naturaleza y el ser humano. En 'La sorpresa del trigo', de una mano crecen espigas, mientras la otra, devuelve las semillas a la tierra.
Sus protagonistas son damas monumentales y oferentes, con rasgos alejados de la feminidad canónica. Esta etapa se entiende como un renacimiento después de 'Cloacas y campanarios' (1929-32), una especie de premonición de la Guerra Civil, cuyos lienzos monocromáticos están llenos de esqueletos, sotanas, huellas y andrajos antropomórficos en los que la vida y la muerte vuelven a contraponerse.
A partir de sus viajes por el Pacífico, Uruguay y Brasil, se maravilla ante la heterogeneidad del paisaje, las razas y las culturas. La variedad vegetal se percibe en su serie 'Las Naturalezas vivas' (1941-43), composiciones con conchas y flores que remiten a órganos sexuales y donde se preocupa por aplicar sus conocimientos sobre la cuarta dimensión, influidos por la teosofía. Por otro lado, la diversidad humana se expresa en 'Cabezas' (1941-52), en la que fusiona razas y arquetipos para dar lugar a una suerte de seres híbridos supremos.
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ContinuarA pesar de la clara intención universalista de la creadora, no deja de perturbar la disposición de los rostros de perfil vinculada a lo etnográfico ¿quizá se podría haber planteado un montaje menos clásico que favoreciese la mezcla y la integración visual de estas representantes de la nueva humanidad? Sin duda, hubiese estado en consonancia con las maravillosas 'Verbenas' (1927-28), juntas las cinco por segunda vez, paradigma de coexistencia y desjerarquización de clases.
Otras salas temáticas completan el exhaustivo análisis por la modernidad de Mallo: arquitecturas minerales y vegetales, el teatro, el autorretrato fotográfico o sus últimas investigaciones sobre el hiperespacio.
Maruja Mallo: 'Máscara y compás'
Museo Reina Sofía. C/ Santa Isabel, 52. Comisaria: Patricia Molins. Coproduce: Fundación Botín. Patrocina: Bimba y Lola. Hasta el 16 de marzo. Cuatro estrellas.
La exposición compensa una deuda que terminará de saldarse simbólicamente cuando los artículos e introducciones dedicadas a Mallo no comiencen por señalar sus vínculos con los grandes hombres que la acompañaron (Dalí, Lorca, Alberti, Neruda...), compraron (Buñuel), elogiaron (Gómez de la Serna), expusieron (Ortega y Gasset) y, en definitiva, acreditaron. Esta polifacética creadora se eleva por sí sola hasta su anhelado espacio sideral.