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ABC Cultural

Luis Alberto de Cuenca: «La felicidad da miedo»

A estas alturas, la vida (VIII)

El poeta repasa en esta conversación su vida y su obra, de la traumática muerte de su primera novia a sus últimos poemas, que acaba de recoger en 'El secreto del Mago'

Fernando Arrabal: «Soy un incondicional de la Virgen María. Ella sabe que soy agnóstico»

Luis Alberto de Cuenca, retratado en su biblioteca Guillermo Navarro
Bruno Pardo Porto

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Luis Alberto de Cuenca (Madrid, 1950) abre una puerta y suelta: «Pasad por aquí, por la cocina, que la otra no funciona». Quiere decir que la entrada principal está tapiada por los libros: decenas, cientos, miles de libros que se apilan en torres que ... guardan un orden que solo él, soberano de su caos, de su desorden, conoce. ¿Hay título mejor? Más que reunir una biblioteca parece que el poeta ha levantado un fuerte para ser niño todavía, como si vivir fuera jugar y el resto una cuestión de supervivencia. Tiene setenta y tres años, el hombre, pero aún gasta relojes de Tintín y regala figurillas de superhéroes a las visitas: «Coged una, es la tradición». Ha sido muchas cosas –ensayista, traductor, bibliófilo, secretario de Estado, investigador, letrista, adolescente–, y ahora, ya de vuelta, asegura: «Nunca he tenido la noción de estar trabajando». Qué suerte.

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