CrÍtica de libros
'Vladimir', de Leticia Martín: una 'Lolita' al revés
Narrativa
Ganadora con 'Vladimir' del último Premio Lumen de Novela, no alcanza ninguno de los valores de la célebre obra de Vladimir Nabokov. Crítica de José María Pozuelo
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Iniciar sesiónUna integrante del Jurado del Primer premio Lumen de novela, que ganó 'Vladimir', se refiere a esta novela como una 'Lolita' al revés. Es lo que a este crítico también le ha parecido, pero no por las razones de una relación erótica de una profesora ... de mediana edad con jovencitos, el primero uno de sus alumnos universitarios, el otro un chico de la vivienda que la acoge durante el desastre que luego explicaré. Lo que me ha parecido ser 'Lolita' al revés en esta novela no es que invierta los papeles de género en la relación abusiva, sino que no alcanza ninguno de los valores que han hecho de Lolita de Vladimir Nabokov una obra maestra.
Que Leticia Martín haga coincidir el nombre que da título a su novela con el de Nabokov la hace consciente de un desafío que por desgracia esta novela no alcanza. Hay que llevar cuidado con querer competir con una obra de calado, si acaso no posees (todavía) la inspiración, el estilo (o ambos) para afrontar tal empresa.
NOVELA
'Vladimir'
- Autora Leticia Martín
- Editorial Lumen
- Año 2023
- Páginas 171
- Precio 18,90 euros
Primero porque 'Lolita' pone en juego mucho más que una relación obsesiva; segundo porque la gran cuestión que se dirime en el círculo de Humbert Humbert y Lolita discurre mucho más por el mundo interior que por el exterior. Que Leticia Martín haya evitado todo mundo interior y ofrezca una descripción casi objetivista, parca y de realismo puramente constatativo, la relación de Guinea con los dos muchachos a los que seduce, creo que es hacerlo ciertamente al revés de Nabokov.
Que haya algo de morbo en las situaciones, que sea cierto que el cuerpo de un adolescente pueda despertar en la mujer instintos básicos va 'de soi', pero la literatura comienza cuando lo obvio termina. Y en ese mundo de relación , 'Vladimir' no va más allá.
Podría haber hecho depender la proximidad erótica como consecuencia vitalista, pero no ha sido así
La trama acontecida con el alumno de Carolina del Norte es anterior y se narra en 'flash back' respecto al momento en que encontramos a Guinea encerrada en un avión en las proximidades del aeropuerto de Ezeiza, en Buenos Aires. Las dificultades del aterrizaje tienen que ver con la repentina caída de todo el sistema eléctrico. Todo el país (incluso se sugiere que también los del entorno) se han visto sometidos al Gran Apagón, con la consecuencia de que nada funciona.
Guinea, que hace autostop con su pesada maleta, en la autopista alrededor de Ezeiza, es recogida por Rostov un enigmático personaje quien la lleva a su casa como modo de auxilio benefactor, hasta que se haga la luz. Tal cosa no ocurre. Aquí entra el otro modelo, pues nos recuerda mucho el cuento 'La autopista del sur' de Cortázar. Este modelo si hace funcionar mejor el desarrollo, al extremar los episodios de violencia y terror del asedio que pasados los días y semanas, van sufriendo Rostov, Guinea y su hijo Vladimir, un púber de trece años, en el chalet que comparten junto a dos perros que desencadenan por cierto escenas bastante bien narradas.
La pena es que la autora haya visto necesario seguir con la cuestión de 'Lolita'. A mi juicio habría bastado con esta utopía de Gran Apagón que muestra nuestra dependencia por móviles y tarjetas del sistema energético y de cómo las situaciones extremas desencadenan la animalidad, la fiera humana. O bien podría haber hecho depender la proximidad erótica como consecuencia vitalista, pero no ha sido así. La mirada de Guinea hacia el jovencito en un contexto semejante queda, por decirlo de modo benévolo, en poca cosa.
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