Cinco minutos de gloria
Tosquelles, el 'refuse'
Desde el más purista de los purismos, el psiquiatra ha sido rechazado cual artista de vanguardia
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Iniciar sesiónCuando nos da, nos da. Así somos en este país y así se lo estoy contando. Durante décadas –siglos– nadie hablaba de la(s) locura(s) humana(s), de la salud mental (como se apunta ahora), tal vez por temor a ser señalado, pero ... de un tiempo a esta parte no paramos de aludir o de sentirnos aludidos por una u otra ida de olla. Nadie salía del armario para gritar a los cuatro vientos que está loco, que se le ha ido la pinza y que necesita ayuda, y ahora nos sobrecoge un aluvión de casos, de experiencias que van del delirio a lo delirante y dramático. Permítanme que use términos tan genéricos, tan cajón de sastre, pero así nos entendemos mejor. La salud mental se ha convertido en un asunto de moda, en un nicho (como se denomina en los ámbitos empresariales) al que ir echando cadáveres. Perfecto.
Me vienen todas estas ideas a la cabeza mientras paseo por las salas que el Museo Reina Sofía dedica al psiquiatra Francesc Tosquelles, y que, desde el más purista de los purismos, ha sido rechazado.'Refusé', como se decía en los tiempos de las vanguardias y sus intransigentes enemigos en la batalla. Siento disentir con los cuerdos –también de atar– pero la exposición de Tosquelles me ha interesado. El buen señor no pintó monigote alguno, ni planteó ninguna ecuación conceptual de difícil resolución estética y pedante música de fondo. Totalmente de acuerdo, pero por Tosquelles pasaron más historias que contar que por el ombligo y las obsesiones de algunos de los artistas aludidos en la indignación.
Siguen rondándome el personaje y sus locuras por la cabeza, cuando llega a mis manos un voluminoso ensayo dedicado a su figura ('Tosquelles. Curar las instituciones', de Joana Marsó, editado por Arcadia). Sus páginas repasan ampliamente la casuística psiquiátrica y vital de Tosquelles y, cuanto más le conozco, más curiosidad me despierta. 'Como una máquina de coser en un campo de trigo' –reza el título de la citada exposición –, así era él. Y como 'vaca sin cencerro', así estamos todos.
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