Cinco minutos de gloria

Que se mueran los feos

Picasso y Marilyn en el friso de las polémicas incorrectas

De Marilyn, como de Picasso, se suele aprovechar todo: lo bueno, lo malo y lo regular. Un año tras otro. Una celebración tras otra. Una reliquia tras otra que recolocar en la vitrina. Como a los santos en su santoral, se les saca a relucir ... cuándo hay que echar mano de la polémica o de una historia jugosa a la que hincarle ese diente retorcido de lo morboso. La carne de los mitos hecha trizas a dentelladas. Ahora, toca peinar y repeinar las sienes color platino de Marilyn porque se ha estrenado una película que lleva por título 'Blonde' (rubio), precisamente. Se inspira en una novela homónima de Joyce Carol Oates publicada en 1999. A la 'pobre' Joyce Carol, encima de poner la idea de esta historia sobre el tapete, la han recriminado en redes sociales (Twitter) que resulta poco agraciada físicamente y, por tanto –en una lógica de causa efecto aplastante, de esas que te desarman para el resto de tus días–, estar incapacitada para escribir sobre uno de los mitos eróticos de siempre. Desafortunada, desgraciada... afirmación y si Marilyn levantara la cabeza de su insano juicio la volvería a sumergir en una bañera de 'whisky' previo desayuno de una buena dosis de barbitúricos. Así estamos, al borde del suicidio intelectual.

Calvo o con cuatro pelos al bies y siempre paseándose con calzoncillos que ajustaba en el sobaco

Picasso, tampoco es que fuera el hombre más guapo del mundo (calvo o con cuatro pelos al bies y siempre paseándose con calzoncillos que ajustaba por debajo del sobaco) y ahí le tienen en el friso de la inmortalidad revestida de vanguardia porque para ser un genio no hace falta, ni siquiera, desfilar por el friso de la elegancia. El 'quid' de la cuestión o la polémica mal intencionada radica en que se llevó a las señoras de calle. Tuvo mujeres, amantes, de todas las edades, gustos... y las dio 'candela'. En estos momentos que tanto se estila el quita y pon de las estrellas en el firmamento, corrección política mediante, duele en el alma de la sensatez que se cuestione una celebración como la del cincuentenario de su muerte porque fue un 'despreciable' mujeriego. Que se mueran los feos. Tal cual.

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