Cinco Minutos de gloria
Entre la Luna y Marte
Todavía quedan sueños por cumplir. Allá en el espacio
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Iniciar sesiónEntre gol y gol qatarí, el mundo se muere. De la mediocridad a las desdichas, en un viaje de ida y vuelta constante. Eso está claro y nos vamos a buscar (la) vida en otras galaxias. Dos astronautas españoles están en la órbita espacial. ... Una mujer y un hombre. En la senda de la ingravidez. Ansiado –que no ansioso ni estresante– estado de bienestar. A la altura de emular al Major Tom de David Bowie en su 'Space Oddity'. Gran noticia, de las que te sacan del Día de la Marmota informativo. Y los dos elegidos para esta gloria 'interestelar' salen de León, de estudiar allí, en su Universidad, todo lo que hay que saber para vivir colgados de las estrellas. Ahora más que nunca me acuerdo de esa máxima, proverbio chino, que apunta: «cuando el sabio señala la luna, el necio mira al dedo». En esa tesitura se encuentra esta Tierra nuestra que gira sobre su eje tan redonda como un balón reglamentario 'cosido' a patadas.
Dos astronautas españoles están en la órbita espacial. En la senda de la ingravidez
Estos dos jóvenes cosmonautas españoles, Sara y Pablo, han saltado al terreno juego y mi cabeza bulle entre datos, entre informaciones a cual más cósmica y celeste. Para empezar, el hombre vuelve a rondar la Luna más de cincuenta años después de que lo hiciera por primera vez en la Historia. Y parece que fue ayer y que todo era en blanco y negro y que no existía ese Metaverso que, al cabo, funciona como un espejismo malsano. ¿De la Luna iremos a Marte? ¿Entraremos en sus cuevas? ¿En esos inmensos agujeros circulares que se ven en el mapa galáctivo y cuyo diámetro comprende entre cien y más de doscientos metros? Imposible. Me quedo con la boca abierta cuando me entero de que nadie hay en este mundo preparado para una aventura marciana cuya duración sería de dos años. Entre siete y ocho meses, el viaje de ida; y otros tantos, el de vuelta. Encima, encerrados en el pequeño cubículo de una nave espacial desayunando, comiendo y cenando barritas como insustancial alpiste. No hay cuerpo humano que aguante esta experiencia, pero todavía quedan sueños por cumplir. Allá en el espacio
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