Cinco minut
Huelga de guionistas
Sufrimos más si nos cortan la trama de alguna de nuestras series favoritas que si nos quedamos sin leche o sin pan
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Los guionistas de Hollywood van a la huelga y el mundo se tambalea. El espectador contemporáneo ya no tiene quien le entretenga, al menos en los próximos meses si atendemos a que el anterior parón del gremio, hace ya quince años, fue para largo ... y dejó sin estrenos a la humanidad entera. El ciudadano de este mundo globalizado sufre más si le cortan la trama de alguna de sus series favoritas que si se queda sin leche o sin pan. Siento pánico escénico y no lo digo de broma. Cuando me tumbe en el sofá después de la cena, ¿qué me voy a echar yo al buche de mi adicción, de mi seriefilia? ¿Tendré que revisitar clásicos como 'Las chicas Gilmore' o 'Doctor en Alaska'? No es mala opción, o quizá me ponga en bucle de principio a fin la historia de una de mis últimas heroínas, 'La maravillosa señora Meisel', cuya quinta temporada ya se emite en España.
Su mordaz inteligencia se da de bruces con el machismo de la época y de las siguientes
De ella iba a escribir cuando se me ha colado la noticia de los huelguistas hollywoodienses para fastidiarme la trama, la glosa o la loa sobre este personaje de ficción que retrata a una ama de casa a finales de los años 50 en Estados Unidos que se hace humorista. Su mordaz inteligencia no deja títere con cabeza. Judía, casada, divorciada, madre de dos hijos… Y su mordaz inteligencia (modernidad) se da de bruces con el machismo de la época y de las siguientes. Va de clubes nocturnos de mala muerte a antros de peor calaña. Y nunca consigue ese empujón definitivo a la fama… Siempre hay un humorista con el pantalón bien planchado para no reírle los chistes. Palmadas y puñales por la espalda pese a que donde pone el ojo pone la bala del humor. Da la casualidad que también trabaja como guionista –junto con un grupo de 'señoros' que no le meten ni una de sus ocurrencias en la escaleta– de un famoso monologuista de la tele…. Por favor, Mrs. Meisel, no te me pongas en huelga que tengo que ver cómo tu humor vence al machismo recalcitrante.
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