Cinco minutos de gloria
Ciudades distópicas
Hay ciudades que siempre resulta mejor otear desde el piso veinte. Urbes cuya vida 'a pie de tierra' resulta inhóspita
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Iniciar sesiónHay ciudades que siempre resulta mejor otear desde el piso veinte –o más alto todavía si la arquitectura de tan elevados edificios así lo permite– que 'a pie de tierra' porque, ahí, a nivel del suelo, la vida resulta inhóspita. En un ejercicio eufemístico que ... descoyunta el buen gusto las calificamos como distópicas. Y confieso mi debilidad por ellas. Entre una distopía desazonadora que coquetea con la ciencia ficción neobarroca y la utopía de una belleza reiteradamente caduca, decadente, me quedo a vivir un rato entre esas nubes contaminantes de sueños hiperbólicamente futuristas, como si estuvieran proyectando delante de mis ojos un 'Blade Runner' de nuevo cuño, donde ya ni siquiera los androides sueñan con ovejas eléctricas. Prueba más que superada.
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Vaya por delante una provocación: si tuviera que elegir entre París y Los Ángeles, me quedo con la capital de la costa oeste norteamericana de carreteras intrincadas con extraños arabescos. Lo de la bohemia finisecular ya no rellena más líneas del horizonte. Los antiguos palacios de invierno ya solo seducen al aburrimiento. También les digo que lo mismo me vale para este divertimento Miami por cuyas calles no se pasean más almas que las descarriadas de los 'homeless-zombies'. Desde las terrazas de sus espigados edificios de apartamentos no se ve nada de lo malo y miserable que ocurre en sus aceras.
Si duplico esta absurda apuesta en la que me he metido y pongo en la balanza un destino más 'popular spanish' como Benidorm, aquí me quedo a observar un rato mientras descuelgo mi mirada desde la última planta de un hotel que compite con las cimas más altas del mundo. Como hormigas allá abajo, hordas de turistas alcohólicos. Los descamisados de nuevo cuño. Frente a mis ojos una nube de polvo y un sinfín de luces desdibujan un 'sky line' que pugna protagonismo con el resacón de Las Vegas. Llámenme rara pero la belleza ya perdió su sitio en esta tierra. Si quieren lo llamamos distopía.
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