CRÍTICA DE:
'Juegos conceptuales', en ProjecteSD: el instrumento afinado de Iñaki Bonillas
BARCELONA
En su nueva comparecencia en la galería ProjecteSD, el mexicano demuestra que la radicalidad reside en la inteligencia y la economía de medios
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En su nueva exposición 'Juegos conceptuales', Iñaki Bonillas (México, 1981) reafirma en ProjecteSD una extraordinaria capacidad para operar con elementos mínimos y construir, a través de ellos, una reflexión tan sobria como incisiva sobre los mecanismos de representación y las fronteras cada vez ... más difusas entre arte y vida.
Fiel a una genealogía conceptual que entronca con figuras como Allan Kaprow y Giulio Paolini, Bonillas se apropia con precisión de imágenes, títulos y fragmentos culturales para levantar, a modo de palimpsesto, un campo expandido del pensamiento visual, sustentado en una estética esencial y despojada.
El mexicano presenta en esta muestra dos piezas fundamentales: 'Essay on the Blurring of Art and Life' y 'Vidas breves', junto a una obra de la colección de Álvaro López de Lamadrid en el marco del ciclo The Collector is Present. En la primera, toma como punto de partida el célebre libro homónimo de Kaprow, donde se disuelve la separación entre arte y existencia.
A partir de imágenes rescatadas de la revista 'Life', Bonillas elabora una nueva narrativa visual que no reproduce los 'happenings' del pasado, sino que los reactiva desde la ironía y el extrañamiento, con una lucidez que recuerda que todo, absolutamente todo, puede devenir arte si el contexto lo permite. Esta operación, ejecutada con rigor y un agudo sentido del montaje, nos devuelve una de las grandes lecciones del arte conceptual: que este sucede constantemente aunque no sepamos verlo.

En 'Vidas breves', el gesto se vuelve aún más sutil. Frente a la exaltación de la figura histórica en 'Apoteosi di Omero' de Paolini, Bonillas dirige su mirada a los extras cinematográficos, esas presencias anónimas que otorgan verosimilitud al relato sin ocupar nunca el centro. Figuras sin nombre ni frase, sin gloria ni foco, que devienen inesperados protagonistas de una poética de lo efímero. La cámara se detiene donde otros no miran: en el gesto mínimo, la expresión fugaz, la interrupción inadvertida y el reencuadre forzado. La fotografía, en su quietud, convierte lo periférico en núcleo, mediante una sinfonía silenciosa de atriles que ordenan el desorden.
El título de la citan remite a unos 'happenings' realizados en 1978 en Lituania: 'Juegos conceptuales'. Nada más preciso para describir esta práctica rigurosa y lúdica que rehúye del artificio para desplegar pensamiento. Bonillas trabaja con las ideas como quien afina un instrumento invisible: con método, con oído, con una elegancia que esquiva el exceso.

Iñaki Bonillas
'Juegos conceptuales'. Galería ProjecteSD. Barcelona. Pasaje Mercader, 8. Hasta el 28 de junio. Cuatro estrellas.
Su diálogo con el cine, la literatura y la música no es decorativo, sino estructural. Sobrio y elocuente, Bonillas confirma que la verdadera radicalidad reside hoy en la inteligencia, la atención y la economía de medios. Una obra que, sin proclamarlo, puede serlo todo.
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