LIBROS
José F. Peláez y el arte de sangrar
PERIODISMO
'Ya estoy escrito' (Península) recopila las columnas y textos literarios del escritor vallisoletano y firma de ABC
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José F. Peláez, columnista del Norte de Castilla y ABC
Los libros de columnas no salen bien. Por lo general, no funcionan. Se quedan correosos y averiados cuando el tiempo pasa por ellos. Es complicado salir ileso de cualquier antología, pero si es de prosa periodística el asunto se complica bastante más, a menos de ... que te llames José. F. Peláez y caigas de pie, siempre, en cada punto final. El columnista de 'El Norte de Castilla' y ABC ha recopilado sus columnas en las páginas de 'Ya estoy escrito', un libro que en menos de 15 días ha alcanzado dos ediciones. En estos textos, Peláez explica y se cuenta, nos ofrece el mundo como instantes latentes, pequeños hallazgos agazapados en su mirada. Leyéndolos entendemos por qué Peláez odia los veranos e incluso cómo identificar dónde le cabe tanta melancolía.
Contado por él en una brevísima introducción, entendemos que durante su divorcio murió una parte suya y que nació Magnífico Margarito, aquel primer seudónimo del que hoy surgen, rotundos, su nombre y su apellido, casi como un género literario. Tras su separación, Peláez se convirtió en aquella parte de sí mismo que quedó viva y que llega a nuestras manos como un ajuar funerario. Va de negroni y camiseta de los Ramones, aunque hay en él algo respetuoso y formal que se transmite en sus textos y en su forma de percibir el mundo. Se trata de una humildad que le electriza las palabras y que lo previene de las demasiadas piruetas. Vallisoletano y padre de una niña que le arranca todos los suspiros, y a la que dedica un hermoso texto final, Peláez nos hace entender por qué le importa tanto la forma, el estilo y el fraseo. «El arte es sangrar por la herida y escribir es construir un monumento a tu dolor». Citando a Cioran nos hace entender que se puede amar o combatir sin convicciones y que, sin embargo, aunque se intente permanecer de una pieza, algo quedará siempre roto. De ahí que ese dolor se alce en la prosa de Peláez como «un edificio en el que la fisura equivale al estilo».
«El arte es sangrar por la herida y escribir es construir un monumento a tu dolor»
Cuando experimentó el desgarro, la separación afectiva, algo comenzó a cambiar dentro de Peláez . Estos textos son el reflejo del hombre que fue quedando de la devastación del otro. No es un libro sobre el amor o de amor. En absoluto. Incluso, que sea o no columnismo me parece mucho menos importante cuando lo que realmente se hace notar en estas páginas es literatura. Cuando habla del corzo que corre hacia la gasolinera, Peláez habla más de nosotros. Al escribir de Merkel, las madres o del alegato contra el columnismo y la dictadura de la realidad, Peláez habla de toda esa belleza que se queda escondida en los cojines del sofá o las baldas de la estantería y que él detecta como un explorador y excavador de lo hermoso.
A veces se toma muy en serio a sí mismo, pero la honestidad vacuna sus textos de la puerilidad o la autocomplacencia. José F. Peláez dice haber entrado en la escritura de la mano de los reveses: la madurez, el divorcio, el cambio. De ahí que aquel blog que comenzó como un divertimento, Magnífico Margarito, acabara llevándolo a 'El Norte de Castilla' y a las páginas de opinión de ABC, diario en el que también colabora con sus crónicas sobre los Sanfermines, los mítines políticos, las camisetas negras y el abdomen blando de los cuarentones que aún escuchan a Andrés Calamaro. En Peláez cualquier palabra es la grieta, la gota en el arte de sangrar.
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