José Luis Garci, el deleite de volver a empezar

Y así se puede leer la primera línea del primer telegrama: «La luz de 'Ordet' es única. Suyos son los ventanales más fulgurantes del cine». Y por capricho, curiosidad o simplemente porque se puede, irse al último de ellos, al telegrama de 'Oración, despedida y cierre', que es, al final, una declaración de principios: «prefiero a Truffaut que a Godard». Puede uno trasladarse con un sencillo correr de páginas del Garci más jocoso y juguetón, ese que habla de Margarita Duras («Podríamos asegurar que 'India Song' es una joya del cine aburrido, un género que en Europa hemos cultivado con ganas»), al más poético y romántico, el que habla de Rossellini, Ingrid Bergman y el 'Viaggio in Italia', o ese te querré siempre entre ruinas y su final, «durante la procesión, la pareja se extravía entre la multitud, aunque minutos después se reencuentran y vuelven a abrazarse como lo hacían al principio de conocerse, como lo hicieron los amantes calcinados por la lava descubiertos en la excavación».

Leer a José Luis Garci, cosa que no es difícil pues escribe con generosidad y corazón, es suculento y confortable: sea lo que sea, siempre te lo cuenta, te lo hace sentir, lo comparte contigo y deja entre lo escrito y tú un espacio común, una sensación de charla, de compadreo, como que te pasa la pelota para que sigas con él la jugada. Una triangulación, un tiquitaca en la escritura que convierte al lector en el pivote del centro del campo de la narración.

Pero, de vuelta al nudo godardiano de los 'Telegramas', al dilema de si a poco o de golpe, de si a capítulo por semana o a temporada completa, quisiera dejar aquí una impresión por si alguien quiere indagar en ella y, tal vez, compartirla. Durante la lectura semanal de los artículos cinéfilos estaba seguro de que mi preferido era el de 'Chicas Malas', un precioso recorrido por aquellas mujeres del cine que han espesado y sublimado géneros como el 'noir' y que contenía frases que hay que leer con un trago en la mano, como la de «Lana Turner era tan sensual como Gloria Grahame; ambas, Lana y Gloria, siempre parece que se mueven por el plano en ropa interior, que es como veía el mundo Lang».

Pero, en la lectura de golpe, o sea, en la relectura sin tregua se me pega desde el arranque el telegrama 'Besos de película,' donde se repasa todo el besario cinéfilo en primer plano, incluso su preferido, el no-beso de B. Bondi y Victor Moore, la pareja de ancianos de 'Dejad paso al mañana'.

Saber de cine, hablar de cine, incluso escribir de cine no es algo, obviamente, que haya inventado Garci, pero nadie como él ve (mejor, detecta) eso que tienen las películas ahí escondido y cuya mirada y talento él sabe convertir en una frase única, nueva y que deja en el paladar como rastro de vino trabajado: escribe de Marilyn Monroe y de 'La tentación vive arriba', y descubre el detalle, la conexión exacta, el termómetro: «Hace el mismo calor que 'En la ventana indiscreta'». Y uno descubre, de golpe, al destinatario de ese y de todos los telegramas: Mis Telegramas.