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Novelas que nunca se escribirán

Eduardo Álvarez Tuñón acaba de realizar una clase magistral acerca de la narración breve durante su discurso en la Academia Argentina de Letras

04/11/2022
Actualizado a las 14:44h.

Un eximio cuentista argentino -Eduardo Álvarez Tuñón-, injustamente desconocido en España, acaba de realizar una verdadera clase magistral acerca de la narración breve durante su discurso inaugural en la Academia Argentina de Letras. Recordó allí su encuentro de 1979 con Borges. Álvarez Tuñón leyó ... una entrevista que el autor de 'El Aleph' había otorgado en París veinte años antes, y en especial, una frase extrañamente enfática: «Si Dios fuese escritor, escribiría como Víctor Hugo». Intrigado por ese elogio fuera de estilo fue una tarde a su casa y le preguntó a Borges por qué nunca había dicho lo mismo de Shakespeare, Quevedo o Whitman. Borges le respondió: «¿Por qué comparar a un escritor con Dios le parece una alabanza? Dios no es un gran escritor. Por empezar publica todo, no corrige nada; crea personajes innecesarios, todos sus principios son iguales y no sabe terminar las historias. Si su destino es la prosa, trate de no imitar a Dios».

Era una 'boutade', pero era a la vez una teoría del cuento. Ha sido poco estudiado en Borges su increíble poder de condensación, tanto en el ensayo como en el relato corto: nadie en el mundo ha sido capaz de semejante síntesis, hondura, belleza y precisión. Ideas filosóficas o metafísicas complejas, biografías enteras, descripción de planetas o de civilizaciones perdidas, episodios extensos que hubieran implicado en otros autores volúmenes abultados, quedan reducidos así a cuatro o cinco páginas epigráficas.

Miniatura depurada

Lo confiesa en el prólogo de 'Ficciones': «Desvarío laborioso y empobrecedor el de componer vastos libros; el de explayar en quinientas páginas una idea cuya perfecta exposición oral cabe en pocos minutos». Muchos de sus relatos son directamente sinopsis de novelas. En el comienzo de 'El duelo', explica: «Henry James quizá no hubiera desdeñado la historia. Le hubiera consagrado más de cien páginas de ironía y ternura, exornadas de diálogos complejos y escrupulosamente ambiguos. No es improbable su adición de algún rasgo melodramático. Lo esencial no habría sido modificado… Me limitaré a un resumen del caso, ya que su lenta evolución y su ámbito mundano son ajenos a mis hábitos literarios».

En 'El muerto', antes de lanzarse a narrar una larga peripecia, declara: «Ignoro los detalles de su aventura; cuando me sean revelados, he de rectificar y ampliar estas páginas. Por ahora, este resumen puede ser útil». Pero ese «resumen» no despacha el asunto, ni es meramente panorámico: al contrario, es una miniatura minuciosa y depurada con aires de gran epopeya, donde el tiempo está comprimido, pero no acelerado. Al final, uno tiene la impresión de haber asistido a toda una película en sólo 1800 palabras.

Una proeza que acaso cabe en esta consigna secreta: contar las novelas que nunca escribiré. Es revelador el diálogo que anota Bioy Casares , porque allí llegan juntos a la conclusión de que la diferencia entre el cuento y la novela no es la extensión. Bioy dice que en el cuento domina el argumento sobre los personajes; en la novela, ocurre lo contrario. Y para ambos 'El Quijote' no es una novela sino un cuento. En un poema compuesto por su admirador Vargas Llosa, que en las antípodas ha escrito historias realistas monumentales, hay sin embargo unos versos de insólito reconocimiento: Borges era ¬dice¬ «demasiado inteligente para escribir novelas».