ARTE
Joaquín Torres-García, pedagogía de la construcción
Madrid
Delicadísma exposición en la galería Guillermo de Osma, con más de un centenar de los juguetes del uruguayo, en absoluto divertimento o ajenos a sus intereses cuando se enfrentaba a su obra pictórica
Madrid
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Iniciar sesiónGuillermo de Osma (que precisamente inauguró su galería en 1991 con una muestra dedicada a Torres-García y su amigo Rafael Barradas), inició la temporada galerística 2022-2023 con una de esas maravillosas exposiciones que acostumbra a hacer y que le llevan años ... de trabajo: una amplia colección de los apreciados juguetes que Joaquín Torres-García (Montevideo, 1847-1949) realizó a partir de 1917 para ganarse la vida –uno de ellos, con su caja original, en la que se lee «Jouets transformables Aladin. Faits en France par J. Torres-García, artiste peintre», de 1930–, acompañados de un puñado de dibujos preparatorios –preciosas maquetas de trenes y paisajes mecánicos primorosamente dibujadas sobre un papel que tiene 100 años– y de cuadros en los que aparecen motivos semejantes –animales o personajes– a los de los juguetes.
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Fernando Antoñanzas alude en el texto del catálogo-libro a la muestra –la primera desde los años treinta– que el IVAM realizó en 1997 ('Aladdin Toys. Los juguetes de Torres García'), dedicada exclusivamente a estos conocidos juegos de construcción y a la importancia que tuvieron para el artista: «Yo vuelvo a animarme a trabajar, después de tanto tiempo sin pintar nada. Los juguetes me arrastran a eso. Porque es lo mismo que lo otro. Al fin creo que habré hallado algo que, a pesar de dar dinero –si es que lo da–, me hará feliz hacerlo. ¡Todo es juguete y pintura!», escribió en 1918.
Más allá de la alusión al arte como juego (Zourabichvili) y del hecho de que sus padres poseyeran un taller de carpintería en Montevideo en el que se inició de niño en el trabajo de la madera, está la evidente correspondencia entre el carácter constructivo –tal es precisamente el título de la mayoría de las obras expuestas– de su pintura y el de sus juguetes, que consisten en sencillas y esquemáticas figuras y objetos de madera ensamblables y modificables: en todos los casos, importan las proporciones, las armonías cromáticas, la síntesis, el módulo.
«Al ser juguetes que se podían construir una y otra vez, pudo estudiar las piezas, las piezas, las partes, para hacer un todo», dice Antoñanzas, que nos recuerda, además, que en el arte de las primeras vanguardias hubo siempre una intención pedagógica: «Permiten introducir a los niños en las formas e ideas del arte contemporáneo de una manera intuitiva al resultarles un objeto familiar». De hecho, su interés por el juguete surge durante su etapa como profesor en Cataluña y a lo largo de su vida publicó numerosos textos teóricos, muy acordes con las nuevas corrientes de la pedagogía de la época (en especial, Fröbel).
La exposición reúne pues un centenar de estas deliciosas piezas –mitad escultura, mitad antigüedad moderna– expuestas en vitrinas. Todas son muy sencillas (de hecho su fabricación fue a menudo una tarea en la que participaba toda su familia) y constan de dos, tres o cuatro módulos. Las más antiguas son cinco coches desmontables fechados entre 1917 y 1919. Junto a ellos, una acuarela de 1910 que representa un coche 'À toute vitesse' y tres 'Proyectos para tren', de 1920-21, donde aparecen las diversas piezas y la descripción del mecanismo.
También data de 1917 el amplio conjunto de animales –caballos, tigres, elefantes, camellos, pájaros, jirafas…– que se acompañan de pinturas como 'Composición con pez negro' (1931) o 'Formas animistas' (1933), en las que aparecen algunos de los característicos animales esquemáticos de Torres-García. Destacan los grandes conjuntos de piezas, como 'Abecedario', en el que hay edificios, trenes, barcos y coches modulares decorados con letras; 'Numerario' (ambos de 1927-28), y la vitrina en la que se muestra un grupo de figuras variopintas. También deben mencionarse el 'Arlequín articulado' (1921-22), única pieza articulada y no desmontable de la exposición, y dos pequeñas esculturas en madera, 'Hombre' y 'Figura' (ambas de 1929).
Exposiciones
Joaquín Torres-García
'El arte del juguete'. Galería Guillermo de Osma. Madrid. C/ Claudio Coello, 4. Hasta el 16 de diciembre
En el libro –esta vez, edición de lujo– que ha editado la galería se citan numerosos textos dedicados a las cualidades pedagógicas y formales de estos juegos de construcción y la relación esencial con su obra pictórica. Torres-García, que fabricó unos doscientos modelos diferentes de juguetes a lo largo de quince años en Barcelona, Nueva York, Italia o París y vivió de ellos, los abandonó cuando regresó a Montevideo en 1932.
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