ARTE
Jesús R. Soto: geometría de la participación
MADRID
Recupera la galería Elvira González a Jesús Rafael Soto, uno de sus artistas-fetiche, y con él, la concepción de lo espacial de uno de los autores más sobresalientes de la plástica latina contemporánea
Madrid
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Iniciar sesiónTodo comenzó con un eclipse del sol, esto es, con las provocaciones cubo-futuristas antes de que el sueño del país de los 'supremáticos' terminase asfaltado por aquel realismo socialista que tenía la certeza pre-orwelliana de que 2+2= 5. El cuadrado negro tuvo el ... poder de un icono religioso, y sirvió no tanto para enmarcar sino para 'desenmarcar' el concepto tradicional de pintura.
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Jesús R. Soto declaró que para él la visión del 'blanco sobre blanco' de Malevitch fue la revelación decisiva. Allí donde parecía no haber nada se abrían todas las posibilidades, el camino hacia la sensación pura. En vez de caer en el nihilismo y convertir el desierto en la ciudad del futuro, podía retomarse las utopías geométricas después del trauma de la II Guerra Mundial para introducir una racionalidad diferente que generase de inmediato monstruos.
Soto es uno de los artistas decisivos del arte latinoamericano de la segunda mitad del siglo XX, aunque el terreno en el que pudo germinar su propuesta artística fue ese París al que, como explicara Serge Gilbault, Nueva York le había robado la capital del arte.
Puesta a punto
En unos años en los que Picasso era objeto de homenajes que tenían algo de «mala conciencia histórica», Soto fue evolucionando desde el culto que profesaba a Cézanne a un análisis radical de los planteamientos del Neoplasticismo de Mondrian. A mediados de los cincuenta formó parte del grupo de artistas entre los que estaban Agam, Pol Bury o Tinguely que pusieron literalmente en marcha el arte cinético.
La exposición 'Le mouvement' (1955), en la galería Denis René de París, es una referencia ineludible para todos los que han revisado esta tendencia estética en la que lo cinético y lo óptico parecían reflejar a la perfección el espíritu de los tiempos.
La serie de obras 'vibrantes' de Soto y sus piezas realizadas con varillas suspendidas de hilos de 'nylon' tuvieron enorme fortuna crítica, y los 'penetrables' que empezó a construir a partir de 1967 confirmaron la relevancia internacional de este artista venezolano.
Basta recordar que en 1968 presentó sus obras en la Kunsthalle de Berna o en el Stedelijk Museum de Ámsterdam, en el mítico año de las revueltas estudiantiles en París. Aunque la obra de Soto parezca 'fría' en primera instancia, tenemos que situarla en el contexto de los debates sobre la participación del público, justamente cuando 'las actitudes' se estaban convirtiendo en formas.
Lo que le interesaba a este creador era crear estructuras que activaran el movimiento, invitando al espectador a dejar de ser una figura estática, ofreciéndole una 'obra abierta' en el sentido establecido por Umberto Eco.
Luis Pérez Oramas argumentó en un magnífico ensayo dedicado a la escena constructiva venezolana de 1950 a 1973 publicado en el catálogo de la excelente exposición 'América fría. La abstracción geométrica en Latinoamérica (1934-1973)' que montara la Fundación Juan March en 2011, que la obra de Soto es fundamental en lo que él llama «el periodo consagratorio» del arte abstracto geométrico en ese país, terminando por ser su trabajo una suerte de «suplente simbólico» de una modernidad imperfecta.
Sus piezas tendrían algo de máquinas productoras de espejismos ópticos que, aunque surgieran de una voluntad 'desmaterializadora', a la postre respondían a una lógica ilusionista. Una obra clave sería 'Rotación' (1952), que ha sido ana- lizada como presentación de lo sublime o alusión a lo infinito con ciertas connotaciones divinas, pero también puede ser una vuelta de tuerca en el destino amargo de lo utópico.
Antigua querencia
La galería Elvira González mantiene una antigua querencia por la obra de Soto que ya expusiera en Theo. Las piezas que ahora presentan, en una selección que va de 1958 a 2004, me hacen pensar en que son ejemplos de una belleza que duchampianamente podría calificarse como 'óptica de precisión'. De forma anacronista o anticipatoria, lanzan guiños tanto al Minimalismo cuanto al Neo-geo, siendo, al tiempo, modulaciones que tienen el ritmo de una comprensión de la técnica que intentaba zafarse de los presagios catastrofistas.
Soto señaló que no vivimos en el vacío, sino que estamos moviéndonos en situaciones fluidas, reaccionando con construcciones que requieren de una dinámica colectiva. La hipnótica maqueta que realizó en 1990 para Theoespacio o el imponente 'Cubo y Extensión' de 1971 son impresionantes demostraciones de su concepción dinámico-espacial.
Exposición
Jesús R. Soto
Galería Elvira González. Madrid. C/ Hermanos Álvarez Quintero, 1. Hasta el 11 de marzo
Su intención fue conseguir que el espectador fuera un sujeto activo, capaz de disfrutar y jugar con las obras para captar la materia-energía. Esa invitación a que penetremos en el arte corporalmente y gocemos mirando obras que literalmente modifican su aspecto, adquiere en estos tiempos sombríos una luminosidad que tiene algo de nostálgicamente esperanzadora.
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