palabras contadas
Condueños, como en Alcalá
La idea de que para las cosas de la cultura todos somos condueños es inspiradora. A pesar de los muros y de la polarización
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Hace veinticinco años que la Unesco inscribió el centro histórico y la Universidad de Alcalá de Henares como Patrimonio Mundial. Los motivos sobraban, no sólo de carácter histórico. La urbe que vivió un esplendor humanístico hace cinco siglos ha demostrado muchas veces la vigencia ... de aquella idea pionera: fundar el primer campus universitario de la historia, con la docencia y el conocimiento en el centro de todo. Alcalá sobrevivió a momentos de franca decadencia, sobre todo en el siglo XIX, pero se salvó a sí misma con un arrojo y una lucidez insuperables. En 1850 toda la ciudad compró con pequeñas participaciones los edificios de la universidad cisneriana, abandonados a sus suerte tras la desamortización.
El objetivo era mantenerlos unidos y tratar de que volviese la universidad, porque ya estaban vendiéndose y amenazando ruina. La tenacidad de los 'condueños', que así se llaman quienes descienden de aquellas familias que fundaron la sociedad civil en España, duró un siglo, y lograron su deseo en 1977, con la vuelta de la universidad a la ciudad, que ha ampliado el uso original del campus desde entonces.
Han sabido cuidar y encontrar nuevas finalidades al inmenso patrimonio ajado por el tiempo. Residencias universitarias, museos, equipamientos culturales para cuya rehabilitación supieron movilizar recursos de manera sistemática. Las buenas noticias también son noticia. La idea de que para las cosas de la cultura todos somos condueños es inspiradora. A pesar de los muros y de la polarización.
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