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'Memorias de Shangay', memorias de España
Los cambios y avances de la comunidad LGTBIQ+ a través de los 30 años de la revista
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Iniciar sesiónComo lluvia dorada para el cuarto oscuro de una nación, ha llovido mucho y bien en los últimos 30 años para el colectivo LGTBIQ+ en España, y la revista 'Shangay Express' ha sido testigo atento. En un libro en Cúpula repasan su historia a ... la par que la de un movimiento dividido en homosexuales «por vicio» o por «defecto del alma», no hace tanto. El histórico activista Armand de Fluvià cuenta que su gran emoción tras aprobar el matrimonio igualitario le vino porque en su juventud no pudo «experimentar la afectividad» en público. Como una IA.
Antes de LGTBIQ+ era 'gay', y antes que 'gay' se empleaba 'homosexual' y, mucho antes, 'uranista', con el que un tal K. H. Ulrichs hablaba de una psique femenina atrapada en un cuerpo masculino, tesis luego utilizada para intentar explicar la transexualidad. Aquí apuestan que se impondrá 'queer'. Y de 'enfermos' a 'mafia rosa', siempre en el ojito derecho del huracán... si no miren la lona de Vox en el barrio Salamanca.
'Shangay Express' no fueron los primeros (antes estuvo 'Party', 'Mensual' o 'Entiendes') pero sí los más longevos. 'Les decanes'. Hasta entonces las revistas gais solían ser de asociaciones reivindicativas o eróticas, no había publicaciones de entretenimiento y cultura, con entrevistas a iconos y reportajes de moda. Ana Torroja, Mónica Naranjo, Marta Sánchez y Alaska, sus musas patrias.
Pero antes que revista, 'Shangay' fue fiesta. Y dominical. El 'Shangay Tea Dance', copiado del 'Gay Tea Dance' londinense que montaron en el China Club, en la calle Amor de Dios. Ahí estaban ya Alfonso Llopart, Roberto S. Miguel y Shangay Lily, que en paz descanse, famosa 'drag' que en este relato aporta villanía. Otro protagonista difunto es Pedro Zerolo, que metió capital a la obra y ejerció de ideólogo de una entente empresarial-activista-festiva que dio forma al monstruo que es hoy el Orgullo (de 300 personas en los 90 a 1,6 millones en 2019), la habitación propia gentrificada de Chueca y a una comunidad económica vigorosa que siempre suma para que las grandes empresas celebren su inclusión y diversidad.
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