CRÍTICA DE:

'Inquietud. Libertad y democracia': amalgama 'transicional' en La Casa Encendida

Madrid

Lo que era una buena oportunidad para analizar cinco décadas de arte en España y Portugal queda reducido a un pastiche visual que estetiza su potencia crítica

Lea otros textos de este crítico

Detalle del montaje de 'Inquietud. Libertad y democracia', en La Casa Encendida LCE

Puede que sea cierto que muchos españoles sufren de esa enfermedad llamada 'falta de visión lateral' y que, en ocasiones, se mezcle el furor 'patriotero' con la indignación post-histórica. Desde el fenómeno antagonista de los 'indignados' (con el protagonismo de la multitud de ... la Acampada de Sol) se ha escenificado una suerte de 'juicio sumario' contra la llamada 'Cultura de la Transición' para lo que ha sido necesario, como es normativo, dibujar con trazo grueso un 'fantasma primordial'.

Los años setenta y ochenta no serían, para ciertos historiadores culturales, otra cosa que el cimiento de los comportamientos cínicos, el momento fundacional de la cultura y la política del pelotazo, cuando no la estricta encarnación de todos los males que supuso la instauración de un canon, inevitablemente decadente, despolitizado y hasta hortera, que negaba las prácticas artísticas en las que latía el impulso crítico.

El debate, excepcionalmente revisionista, sobre las últimas décadas del siglo XX en España está marcado por el signo editorial de los 'desacuerdos'. Si la época de la Transición supuso, entre otras cosas, la emergencia del intelectual mediático, nuestro tiempo de corrupción política generalizada ha propiciado una 'política' pretendidamente radical que confía en los 'archivos'. La cultura antagonista o incluso radical del tardo-franquismo es sometida al revisionismo académico, convertido lo contra-hegemónico en un relato bastante mistificado.

¿El fin de la Historia?

Deambular por la exposición 'Inquietud. Libertad y democracia', en La Casa Encendida, puede llevar de forma inmediata a asumir las tesis escatológicas fukuyamianas, esto es, el triunfal desdibujamiento del final de la Historia.

Desde los carteles políticos y el 'abrazo' de Juan Genovés, convertido en inercial icono de la Transición tras las heridas dictatoriales, se ingresa, en una apertura ácida con la destitución de todos los líderes de la democracia que montó literalmente en coches de alta gama por el centro de Madrid, Santiago Sierra, en una especie de macro-instalación con un puntito 'deconstructivo' (especialmente en el montaje, que saca partido de unas salas demasiado pequeñas para todo lo que se quiere mostrar) en la que las obras de arte son tratadas como 'pre-textos'. Resulta prácticamente imposible saber qué quieren contar los comisarios de tan desaforada muestra si es que hay alguna historia. Solamente podemos manejarnos con el 'storytelling'.

'Totum Revolutum' En las imágenes, detalles del montaje de 'Inquietud. Libertad y democracia' en La Casa encendida LCE

Puede resultar 'curioso' -es el término que utilizo como sinónimo de 'lo interesante', que era lo que detestaba Adorno- encontrar cuadros de Equipo Crónica, Equipo Realidad o Eduardo Arroyo, por el que parecen tener los organizadores de este 'tesoro desbordado' una querencia especial. Una foto de Cristina García Rodero o una pieza de Perejaume están en vecindad con una barricada de Fernando Sánchez Castillo, un tàpies enorme o un delicado dibujo de Miró, y en un extrañísimo rincón se ha dispuesto obras del taller de El Bosco y de hasta un 'San Jerónimo' de Lucas Cranach. En una época 'aceleracionista', establecer conexiones o lecturas es, acaso, tarea imposible y anacrónica.

La intención que los comisarios expresan es la de «proponer un recorrido libre, sin orden cronológico o temático, invitando al espectador a dejarse atravesar por la fuerza de las obras y la intensidad del contexto histórico que evocan». El loable o piadoso deseo de evocar los 'derechos universales', la tolerancia o la igualdad se queda en agua de borrajas porque el pastiche visual no propicia la comprensión crítica de lo que ha pasado y, sobre todo, de las posibilidades que tenemos para conseguir una vida más justa. La retórica de la desjerarquización termina banalizando lo acontecido, y torna indiferente y estetiza lo que pudiera tener virtual potencia analítica.

Una cuestión que habría merecido cuidadosa atención es la de las relaciones entre el arte post-dictatorial en España y Portugal, partiendo, si no estoy completamente desorientado, de la constatación de que los países de la Península Ibérica viven literalmente dándose la espalda. Bien es verdad que es mayor el desconocimiento que tenemos los españoles de lo que han elaborado en el campo de la cultura nuestros 'vecinos' en las últimas cinco décadas. El viejo ideal pessoano del 'Iberismo' fue un sueño que no inspiró a casi nadie. Esperar que las obras de artistas portugueses como Paula Rego, Vieira da Silva o Filipa César mezcladas con Antonio Saura o Rafael Canogar revelen algo es absolutamente quimérico.

Para ver esta página correctamente ve a la versión web

Continuar

Puede que únicamente se tratara de sacar de los almacenes obras, bastantes buenas algunas, de la Fundación Montemadrid y de CACE (Colección Portuguesa de Arte Contemporáneo), sin que se necesitara invocar el rimbombante asunto de la libertad y las dinámicas políticas que fueron dejando atrás las dictaduras. Lástima, porque con un poco menos de pretenciosidad curatorial y un freno a la deriva hacia la amalgama la 'cosa' podría haber lucido mejor o, por lo menos, se habría evitado convertir la larga y tortuosa 'Transición' en 'objeto transicional'.

'Inquietud. Libertad y democracia'

Colectiva. La Casa Encendida. Madrid. Ronda de Valencia, 2. Comisarios: Paulo Mendes y Sandra Vieira. Hasta el 8 de marzo. Dos estrellas.

No basta con arrojar piedras contra una nevera, como hizo Jimmie Durham, que parece haberse colado en una historia ajena, ni con hacer guiños de complicidad o mencionar la inquietud para producir perplejidad; necesitamos relatos críticos que entiendan que la libertad requiere de una mínima toma de partido.

Artículo solo para suscriptores
Tu suscripción al mejor periodismo
Anual
Un año por 15€
110€ 15€ Después de 1 año, 110€/año
Mensual
5 meses por 1€/mes
10'99€ 1€ Después de 5 meses, 10,99€/mes

Renovación a precio de tarifa vigente | Cancela cuando quieras

Sobre el autor Fernando Castro Flórez

Crítico de arte de ABC Cultural

Ver comentarios