ARTE
Imon Boy y sus manifiestos generacionales
Málaga
Hace tiempo que el grafiti irrumpió en el museo. La muestra de ImonBoy en el CACMálaga explica la pertinencia
La 'generación agridulce' a la que pertenece el artista
Una de las propuestas en Málaga de Imon Boy
Es probable que en las inmediaciones del CACMálaga usted reconozca alguna pared pintada por Imon Boy (Málaga, 1991). En ella puede que juegue a transformar su firma, el 'tag' en argot del grafiti, incorporando personajes que caracterizan su universo, especialmente grafiteros y policías.
Esa firma, 'Imon', se convierte en habitual si recorre la carretera y algunas de las ciudades situadas al Este del área metropolitana de Málaga; la veremos en taludes de autovías, muros cercanos al mar o vallas publicitarias abandonadas, igual pero distinta, siempre convertida en oportunidad para deslizar variaciones figurativas, excediendo el mero gesto repetitivo y territorial. Y esa 'firma' es hoy una de las más rotundas referencias de una generación de creadores españoles reconocidos internacionalmente, que parecen gozar de mayor fortuna institucional y crítica en el extranjero que en nuestro país.
Una intervención pictórica envolvente
Esos escenarios sobre los que opera, esa rutina o esas firmas, que habían saltado a sus dibujos y lienzos, también ocupan ahora los muros del espacio expositivo, ofreciéndonos una intervención pictórica envolvente en la que integra, entre numerosas imágenes de sus personajes y 'tags' pintadas a espray en las paredes, una decena de pinturas y dibujos que recogen el trabajo de Imon Boy en el último lustro.
Su pintura es autorreferencial y autobiográfica, de tal modo que podríamos afirmar que se constituye en una especie de diario en el que, desde el anonimato en el que se cobija, comparte aspectos de su vida, especialmente de su práctica como grafitero (el hostigamiento policial y la clandestinidad aparecen habitualmente). Sin embargo, sus imágenes asumen una dimensión de manifiestos generacionales.
Introducirnos en su pintura es introducirnos en los espacios vitales de una generación que, ante las dificultades para emanciparse, se ve obligada a permanecer en sus cuartos de juventud, a seguir rodeada de esas mitologías populares que le han acompañado durante la adolescencia (Playstation, juegos electrónicos, juguetes, cómics o manga). Así, escudriñar los detalles que se amontonan en estanterías, mesas de estudio y paredes de esas habitaciones, como quien asiste a una 'wunderkammer', supone construir no sólo el 'retrato' del artista, también el de su generación.
Una generación que ha topado, en un momento trascendental de su conformación como adultos, con una serie de crisis, desde la financiera de 2008, que se alargó en el tiempo, hasta la del covid, y que ha visto cómo el desencanto y la falta de esperanza se han convertido en compañeras de viaje. Tal vez por ello, la infancia y la adolescencia, como esas habitaciones, adquieren tanta significación en la iconografía de estos artistas, metáforas del refugio y vías para la evasión y la nostalgia.
Imon Boy traslada escenas, tanto domésticas como exteriores, en torno al ocio y la dispersión. Y lo hace transmitiendo estados de ánimo a pesar de su lenguaje, profundamente sencillo y alimentado por el mundo gráfico del cómic y la animación. En ocasiones parece emerger una sensación cercana al del 'dolce far niente', llegando a trasminar un cierto hedonismo o plenitud, como ocurre con sus escenas al borde del mar, con un sol poniéndose que inunda de tonos áureos el lienzo –es un maestro, pese su economía, de estos efectos lumínicos–.
Exposición
Imon Boy
'El principio de algo'. CAC Málaga. Málaga. C/ Alemania, s/n. Hasta el 4 de junio
Imon Boy desmuestra en esta exposición malagueña tanto la pertinencia de su poética –sus obras son manifiestos o documentos de un tiempo– como su solvencia para solucionar un espacio, yendo más allá de la suma de piezas e incorporando sus facetas creativas.