LIBROS
Ida Vitale, la humilde incertidumbre
UNa poeta casi centenaria
La voz más misteriosa de la Generación del 45. Dio una vuelta de tuerca a la tradición
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Iniciar sesiónIda Vitale es una de las grandes damas de la poesía en español. Tal vez la última. Es la voz más misteriosa de la llamada Generación del 45 que, desde Uruguay, dio una vuelta de tuerca a las tradiciones con las que se habían fundado ... la más alta poesía hispanoamericana del siglo XX. En Ida Vitale no vamos a encontrar la tragedia de Idea Vilariño, ni el despliegue conversacional y civil de Mario Benedetti, sino una voz esencial desde la que contemplar el diálogo entre lo real y su naturaleza simbólica. En ella el exilio fue algo más que una condición biográfica, fue un estado desde el que ver las cosas. En México o en Texas, adonde huyó de un país y de una dictadura militar, fue la poeta que hizo de la errancia una búsqueda y del nomadismo una cualidad de su poética.
En Ida Vitale no contemplamos un pájaro sino la forma en que un pájaro se convierte en alma o en ángel, no contemplamos una palabra sino la forma en que el lenguaje lucha por dar sentido a la permanente interrogación de la realidad. La poesía, para ella, es el arte de la aproximación, el arte del misterio. Sus poemas hablan una y otra vez de la humilde solemnidad de la incertidumbre, se acercan a lo más pequeño no para explicarlo sino para dar fe de su intimidad enigmática. Se ha hablado mucho de su conceptualismo, de la esencialidad de su voz, pero tal vez Ida Vitale lleva a un grado máximo aquello que dijo Lorca sobre la poesía: que le corresponde mirar a la derecha y a la izquierda del tiempo para aprender cómo un corazón debe estar tranquilo.
Desde esa calma ha aprendido que el verdadero poema encierra una curación
Su moral es hacer del poema el refugio de la serenidad, aunque el desarraigo entre la mente que contempla y las palabras esté lleno de sospechas, de inquietudes y de dudas. «Yo acepto», ha dicho muchas veces, «hago de la calma algo inevitable». Desde esa calma ha aprendido que el verdadero poema encierra una curación, un milagro, que da a la vida una sobrevida. El verdadero poema, para ella, es como esos gorriones pequeños que, en su biblioteca de Montevideo, entraban a buscar unas migajas de pan. Hay riesgo lingüístico y riesgo conceptual en la aventura de escribir, hay un adentrarse en un territorio de peligro, pero sobre todo hay confianza en sentir cómo el mundo se abre para darnos sus dones, sus misterios y la humilde majestuosidad de la experiencia cotidiana.
En Ida Vitale todavía sigue viva la presencia de Juan Ramón, y de alguna manera de Bergamín, en el sentido de que continúa su tradición de hacer del pensamiento, de la revelación y del mundo un solo fluir. Como ellos, además, ha hecho de la poesía un espacio de la intensidad donde la vida común es un misterio de palabras, un fruto necesario para el hambre de alguien.
Lo que nos ha dado es una poesía de una concisión endiablada, de una enorme transparencia, de una alta tensión contemplativa y, como decíamos, de un exilio que significa abrirse a los otros significados, a los otros conocimientos, a las otras miradas. «tengo la solución del misterio, escribió Ambrose Bierce, se me ocurrió anoche de repente, como una revelación. ¡ Qué simple, qué terriblemente simple!».
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