crítica de:
'Ahora y en la hora', de Héctor Abad Faciolince: en la hora de la muerte ucraniana
Ensayo
El 27 de junio de 2023, a las 19,28, un misil ruso fue disparado contra una pizzería, en Ucrania, en la que se encontraba el escritor colombiano, junto a otros compañeros
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Pocas novelas se han publicado en español tan hondas y bien escritas como 'El olvido que seremos' (2006) del colombiano Héctor Abad Faciolince, obra maestra traducida a decenas de lenguas, entre ellas al ucraniano.
Precisamente este libro nace como crónica de un viaje ... primero a Kiev por motivo de la traducción al ucraniano, tras la pausa obligada de la pandemia, pero también a Kramatorsk, cerca del frente sur de la guerra para solidarizarse con el pueblo del país invadido por el cruel zar, el dictador Vladimir Putin, que ha provocado centenares de miles de muertos.
ENSAYO
'Ahora y en la hora'

- Autor Héctor Abad Faciolince
- Editorial Alfaguara
- Año 2025
- Páginas 222
- Precio 19,90 euros
El azar fue siempre para los griegos uno de los ingredientes de la tragedia y se cumplió el día 27 de junio de 2023, a las 19,28h cuando un misil ruso fue disparado contra una pizzería en cuya terraza estaban Abad Faciolince junto a otro colombiano, Sergio Jaramillo, ex alto comisionado de la ONU para la Paz, Catalina Gómez, la reportera que desplazada desde Irán estaba cubriendo la guerra, y los ucranianos Dima Kovalchuck, quien servía chofer y de guía, y Victoria Amélina, una escritora natural de Leópolis, quien falleció tras ser herida por metralla, junto a otros doce muertos, entre ellos dos gemelas adolescentes de catorce años que celebraban con su padre las buenas calificaciones del fin de curso en el Instituto, y otros clientes y empleados del local, en horas de mayor afluencia.
Los rusos quisieron matar cuantos más civiles pudieran, también con otro misil que siguió a éste. Este libro sería otro si no se hubiese dado la trágica casualidad de que Héctor Abad, porque oía mejor por el oído izquierdo, había cambiado de lugar en la mesa de la terraza, y Victoria Amélina ocupó ese sitio. Todos los lectores y el propio autor recuerda que 'El olvido que seremos' contó la escena de como Héctor Abad Faciolince presenció el vil asesinato de su padre por narcotraficantes.
Muertes que el olvido no debe cubrir, y por tanto la necesidad de la escritura como medio privilegiado de la memoria, pero también como restitución de la verdad, testimonio de crueldades y felonías, que han causado el sacrifico de inocentes. Con todo, este libro no es únicamente la crónica fiel de unos hechos, es también una catarsis, ese fin primordial de toda tragedia, como purga del ánimo y prevención del mal por venir, y por último un ingrediente que le proporciona su dimensión única: la culpa.
No es únicamente la crónica fiel de unos hechos, es también una catarsis, ese fin primordial de toda tragedia
He de confesar que pocas veces he leído tan sobrecogido por su fuerza y verdad, las palabras que sobre todo en las cincuenta páginas últimas, escribe Héctor Abad Faciolince, cuando tiene que explicar a su mujer e hijos la necesidad del propio libro, y también la locura emprendida de haber vivido tales hechos, viajando a la zona de guerra, él que se declara un cobarde, y que no puede vivir sin la conciencia de serlo, y también con la injusticia de no haber muerto en vez de Victoria Amélina, de edad igual a la de su hija.
En este libro, que me atrevo a calificar de obra maestra, su segunda obra de tal dimensión estético-literaria, encontrarán los lectores dicho por sus protagonistas víctimas, la denuncia de las mentiras de Putin, y su salvaje dictado del imperialismo de la que él denomina gran Rusia que no se resiste a dejar de ser la Unión Soviética, también la crónica que le sorprenderá de un listado de autores ucranianos, Gógol, Joseph Roth, Conrad, que escribieron las diferentes lenguas de los que sometieron ese territorio.
Entre ellos Vasili Grossman, cuya 'Vida y destino', fue crónica del exterminio al que Stalin sometió al pueblo ucranio. Junto a aprender Historia y darnos cuenta de lo que Europa se juega hoy en tal guerra, hay en este libro una dimensión que no quiero pasar por alto al situarse en su núcleo. Me refiero a lo que la literatura puede ser como necesidad, pues las historias individuales deben contarse.
Generosa lección
Lo hicieron exiliadas dos descendientes de ucranianos en América, como Clarice Lispector o Alejandra Pizarnik, pero emocionan igual esas dos jóvenes, traductora y editora de 'El olvido que seremos' al ucranio, que, con poco más de veinte años, emprendieron una pequeña editorial de textos en español, llamada primero Macondo y luego Compás.
Hay en esa crónica de la literatura como opción y esperanza, una lección emocionante y generosa. Se unen las reflexiones finales sobre la muerte (el título ha omitido algo que el lector conoce, pues «En la hora… está en el Avemaría). También sobre Epicuro, sobre el dolor de la muerte de los demás y tantas otras cosas. Una vez más entrega Héctor Abad Faciolince un libro que sobrepasará sin duda el tiempo y vencerá al olvido.
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