El hiperrealismo como artificio en el Museo Thyssen

Se trata de una muestra que podríamos calificar de gabinete o de pequeño formato, al presentar únicamente ocho pinturas, todas ellas adscritas al movimiento hiperrealista. Aunque obviamente el realismo, en muchas ocasiones exacerbado y rabiosamente fidedigno a la realidad, siempre ha existido a lo largo de la Historia del Arte, tanto en pintura como en escultura, lo cierto es que esta tendencia, tal como la conocemos en la actualidad, surgirá en EE.UU. durante la década de 1960, adoptando allí el calificativo de 'Photorealism', estando desde sus inicios vinculada a determinadas actitudes y presupuestos ligados al Pop, y actuando como reacción a las estrategias del expresionismo abstracto.

Personalmente, he de decir que siempre me he sentido bastante alejado de esta necesidad –para mí difícilmente comprensible– de reproducir el mundo real casi con la simple voluntad de convertir el subjetivo y matizable ojo del artista en un objetivo fotográfico, levantando fáciles elogios a su pura destreza manual y a la efectista pulcritud de una reproducción carente, a mi juicio, de carne y de alma, encaminada además en una línea diametralmente opuesta a la propugnada por Duchamp con su crítica al arte retiniano.

De todas formas, no creo que se trate tan solo de una opinión personal si digo que esta exposición resulta prescindible. Y no tanto por lo que acabo de señalar, ni tampoco por la escasa presencia de obras –ha habido en ese mismo espacio otros proyectos expositivos igualmente breves, pero a su vez excelentes y oportunos–, sino más bien por la aún más escasa apoyatura teórica o conceptual que toda muestra requiere, por no hablar de su falta de pertinencia en un momento actual en el que se dirimen otros intereses y objetivos artísticos.

Solo destacaría la pieza de Richard Estes 'People's Flowers' (1971), uno de los referentes de esta tendencia, pero que ya había podido verse expuesta en anteriores ocasiones, y quizás las dos pinturas en pequeño formato de Raphaella Spence: 'El sendero' (2019) y 'Schweppes' (2022), porque al menos plantean ciertas reflexiones sobre la necesaria pervivencia de la Naturaleza y el preocupante quebranto de nuestro medio ambiente. Lo demás, son juegos de artificio manual.