ARTE
Grandes maestros en Apertura-Madrid
Es uno de los recorridos que proponen las galerías de la capital. Así topamos, entre otros, con Joan Brossa, Lucio Fontana o Torres-García
Madrid
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Iniciar sesiónNunca es demasiado tarde para prevenir a aquellos que están agitados por 'la urgencia de los acontecimientos': el polvo será el testimonio final de todos esos desvelos actuales. No pretendo dar una lección de escatología, ni adoptar el tono de los estilitas, sino tan sólo ... recordar que para ser contemporáneo hay que adoptar una actitud radicalmente intempestiva.
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Apertura 2022: nos vamos de galerías
Francisco Carpio -
Galerías: algo se mueve en Madrid
Francisco Carpio
El tiempo ansioso de la moda ya fue descrito por Baudelaire como seductoramente satánico, esto es, como un anhelo de belleza que tenía por destino la carroña. En la 'apertura' del curso expositivo, tenemos la ocasión poética de comprobar si estamos preparados para acertar en la diana, tomando como ejemplo esa obra de Joan Brossa (1919-1998) en la que utilizó una señal de tráfico para ejercitar sus dotes de arquero. Así, en el nuevo espacio de la galería Nogueras/Blanchard podemos comprobar que ese peculiar 'mago' catalán sigue hechizando con su versión del objeto-poético surrealista, componiendo divertidas metáforas, sintonizando con las greguerías de Ramón Gómez de la Serna. Vamos por partes.
1
José Gutiérrez Solana y Alberto García-Alix
'Por la calle del cementerio'. Galería Leandro Navarro. C/ Amor de Dios, 1. Hasta el 28 de octubre
La galería Leandro Navarro recupera a José Gutiérrez-Solana (1886-1945), que pintó a los miembros del complot vanguardista de la sagrada cripta de Pombo, con Ramón preparado para arrancarse con una de sus conferencias prodigiosas. Gutiérrez-Solana dio en el blanco, valga el fácil juego de palabras, de la España negra, pintando las procesiones, la crucifixión, las corridas de toros y el carnaval. Valeriano Bozal le calificó como «un pintor excesivo» y, sin duda, estuvo rodeado por la locura familiar y también percibió la crudeza o la sordidez del mundo en el que vivía. Dialogando con lo goyesco y también con Regoyos, desplegó unas imágenes grotescas, sedimentos de lo sórdido, testimonios de lo popular que a veces tiene olor a fritanga. Ahora se mide con Alberto García-Alix.
2
Joaquín Torres-García
'El arte del juguete'. Galería Guillermo de Osma. C/ Claudio Coello, 4. Hasta el 16 de diciembre
La galería Guillermo de Osma se inauguró en 1991 con una muestra dedicada a Joaquín Torres-García (1874-1949) y Rafael Barradas, recuperando 30 años después al gran maestro del Constructivismo, al artífice de ese mapa-icónico en el que afirma que «mi norte es el sur».
Recordemos que Torres-García fue un artista fundamental en la articulación de los planteamientos vanguardistas en Barcelona, en aquellas primeras décadas del siglo XX en las que por esa ciudad pasaron personajes como Trotski o Arthur Cravan, el presunto sobrino de Oscar Wilde que se entregó al bufo-pugilismo, Picabia o Valentine Saint-Point, autora del 'Manifiesto futurista de la lujuria'. En 1916, Torres-García empieza a poner en cuestión la tradición y se distancia del Noucentisme, manifestando un enorme interés por lo urbano. Fue un artista cosmopolita que trabajó en ciudades como Nueva York o París y, por supuesto, Barcelona y Montevideo.
A comienzos de los años veinte saca lúcidamente partido del Cubismo, realizando esplendidas naturalezas muertas. En su trayectoria fue decisivo el conocimiento de la obra de Mondrian y Van Doesburg. Para él, el contenido de una obra pictórica debe consistir en «esquemas de cosas, reminiscencias, algo como un mundo olvidado», signos misteriosos, pero precisos que han surgido en el proceso de ir desde la imitación de la realidad hasta la abstracción. Deléitense ahora con los juguetes que construyó para sus hijos.
3
Lucio Fontana
Galería Helga de Alvear. C/ Doctor Fourquet, 12. Hasta el 19 de noviembre
Lucio Fontana (1899-1968), más que dar en el blanco, desgarra la superficie monocroma de la pintura. Con precisión quirúrgica abre el espacio y parece revelar, como apuntara Eugenio Trías, una inquietante ontología del límite. En Helga de Alvear se presenta una hermosa selección de sus esculturas realizadas con material cerámico y varios 'Concetti spaziali' y 'Ambienti spaziali', realizados entre 1938 y 1960. Este autor de origen argentino pero formado en Italia propuso en su 'Manifiesto bianco' una síntesis de las artes que tomara como cuestión principal el tiempo y el movimiento en el espacio. Sus esculturas tienen un aspecto informal, transmitiendo una pasión táctil. Lo elemental abre, en realidad, otras dimensiones para el arte, en una síntesis de lo ascético y lo placentero, transformando la desgarradura en algo que no es tanto angustioso cuando la sugerencia de que tenemos otras posibilidades de existencia.
4
Manolo Gil
'1957. En la estela de Oteiza'. Galería José de la Mano. C/ Zorrilla, 21. Hasta el 16 de octubre
La vida de Manolo Gil (1925-1957) se truncó demasiado pronto, cuando estaba realizando una extraordinaria inflexión desde lo figurativo a la abstracción. Este artista valenciano pasó desde una 'pintura mística', vuelta tanto al Renacimiento italiano cuanto a la pintura precolombina, en cierta sintonía con desarrollos de Torres-García, a la experimentación geométrica. En la galería José de la Mano, con el rigor historiográfico que les caracteriza, se muestran más de cuarenta 'collages' de la serie 'Estudios de formas' y 'Cartillas de figuras regulares' que realizó en sus últimos meses de vida.
Gil conoce a Jorge Oteiza en 1956 con motivo de la convocatoria del proyecto para decorar la Universidad Laboral de Tarragona, y juntos escribirán un manifiesto titulado 'Teoría del espacio trimural o Análisis de los elementos en el muro o plano'. Jon Echeverría apunta que la influencia de Oteiza sobre Gil va más allá de su formulación del Espacio Trimural y alcanza también sus métodos de trabajo. Gil sigue en sus 'collages' el procedimiento definido por Oteiza en su 'Laboratorio Experimental' para ensayar todas las opciones formales posibles, aunque el valenciano manifestará menos obsesión por la teoría que escultor que en 1957 consiguió el premio de escultura de la Bienal de Sao Paulo.
5
Joan Brossa
'¿Tú crees que si no me gustara / podría quedarme como me quedo / y escribir como escribo?'. Galería Nogueras-Blanchard. C/ Beneficencia, 18B. Hasta el 12 de noviembre
Una de las piezas de Brossa que nos interpelan en NoguerasBlanchard (con película incluida de Pere Portabella y alguna colaboración con Tàpies) es una especie de escalera que tiene una 'pata' metamorfoseada en escoba. Podemos dejarnos llevar por la paranoia-crítica y sugerir que acaso esté animándonos a barrer las vanidades estéticas, poniendo coto al postureo. El diálogo de Gutiérrez Solana con García-Alix sirve para recordar que si no hay viento habrá que remar y que, en lo pintoresco, puede latir algo esencial.
A través de los orificios de Fontana, en las construcciones de Torres-García o en ese modesto y paradójico intento de hacer una «pintura absoluta» de Gil, quizás podamos presentir que el Constructivismo o el Espacialismo no son modalidades de lo 'decorativo', ni meras reliquias 'de museo', sino determinaciones históricas en las que se intentó superar la insatisfacción y el nihilismo, aunque fuera dando en el blanco con un cuadrado negro. «La oscuridad no miente», escribía Bataille.
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