La fotografía en (blanco y) negro de Consuelo Kanaga en Mapfre Barcelona

El espíritu de una época que enfoca hacia los desfavorecidos de una manera poética pero realista al tiempo, fruto de un esencial tratamiento de la imagen procedente del mundo del fotoperiodismo iniciático, para llevarla a una experimentación formal y plástica. Kanaga es una figura fundamental de la fotografía moderna por la intensidad de sus propuestas, así como por su contribución al reconocimiento de la autoría en femenino. La muestra se articula gracias a los fondos del Brooklyn Museum, que recoge la mayor parte de su legado, poniéndolo con esta cita comisariada por Drew Sawyer en el lugar destacado en el que debería estar. Cita que viajará a Madrid y San Francisco, para acabar en Nueva York.

Lo que discurre fuera de la atención mayoritaria llama su atención desde su experiencia temprana como escritora del 'San Francisco Chronicle', circunstancia que la pone en contacto por vez primera con la imagen. Recala así en el fotoperiodismo a partir de 1918, siendo la primera mujer fotógrafa en plantilla en un periódico, y no se desprendió de su cámara para seguir plasmando las grandes cuestiones sociales que la rodearon, especializándose en la población afroamericana de EE.UU. en un momento de gran convulsión.

Kanaga destacó como una adelantada a su tiempo por su arrojo y estilo dentro y fuera de lo fotográfico. Desde esta vertiente profesional, le impactó la revista 'Camera Work', de Alfred Stieglitz, propiciando su acercamiento a la foto artística, así como haciéndola participar de grupos diversos de creadores, con especial atención al de fotógrafas del que formará parte con personalidades de la importancia de Tina Modotti, Imoge Cunningham o Louise Dahl-Wolfe, entre otras. Poco dada a la autopromoción, su carrera ha recibido mucha menos atención que la de las mencionadas (y retratadas por ella de manera cercana). A esta característica hay que sumarle que en numerosas ocasiones abandonó su faceta más creativa para mantenerse a sí misma, así como a algunas de sus parejas.

Su preocupación principal la llevó a materializar las problemáticas sociales de su momento. La marginación, la pobreza, la desigualdad y el acoso racial se cuestionan en sus obras, desde la foto poética de la que participó, a la periodística con la que dio cobertura de todo ello. Para muestra, una imagen concreta que es ya todo un icono de su producción: la simplicidad y contundencia al mismo tiempo de la foto titulada 'Manos', de 1930, que habla por sí sola.

En un momento de violencia y desigualdad, de cerco y separación racial, la imagen de dos manos en una delicada copia en gelatina de plata de escasos 60 centímetros de alto es tan elocuente como cualquiera de las de la revuelta o las de penuria. La modernidad de esa instantánea, las múltiples lecturas y las poéticas que se pueden desarrollar a su alrededor hacia la inclusión son universalmente entendidas y comprometidas.

Ese es el valor de la fotografía de Kanaga: más allá del retrato social, de indudable importancia, está su vertiente menos conocida como retratista del detalle íntimo y de la poesía derivada al servicio de la justicia social. Un canto, al tiempo, de la inclusión y la esperanza.

Consuelo Kanaga

'Atrapar el espíritu'. KBr Mapfre. Barcelona. Avenida del Litoral, 30. Comisario: Drew Sawyer. Hasta el 12 de mayo

Su trabajo como retratista y su impulso de la imagen del nuevo negro ha sido la parte más analizada de su legado, la que ha permanecido y, por lo tanto, lo que más se ha hecho visible. La muestra en KBr es un detallado compendio de todas sus facetas creativas, aunando desde perspectivas urbanas imposibles a peculiares bodegones, sin olvidar el retrato social de su época o elocuentes fotos de viaje. Una autora imprescindible y de necesaria relectura para entender la Historia de la Fotografía y su gran amplitud de miras.