Entre ficciones y crónicas, Cristina de Middel

La cosa se complica porque a menudo sus series renuncian a ese formalismo habitual que dota a todas las tomas de una misma 'textura' visual, de tal modo que al ser contempladas en conjunto a través de un fotolibro, en la exposición donde se las reúne o desde las páginas de su catálogo, el aire de familia está y no está ahí al mismo tiempo, jugando con las expectativas de quien mira.

En este sentido la hemos visto en alguna ocasión memorable reunir –casi acumular– esos centenares de copias de sus propias fotos que le han ido solicitando con los años para las más distintas exposiciones y compromisos, condicionando enmarcados y tamaños variados según las necesidades; repetidas, incluso, mezcladas unas con otras... Fue sólo un juego, uno más en los que se complace esta fotógrafa cuya principal característica reside precisamente en entrar y salir lúdicamente de los formatos conceptuales que encasillan el medio.

Ahora, en la Sala Canal, ampliará este gusto por verse a sí misma fragmentada y desmembrada, y no como una sucesión ordenada de etapas que van quedando atrás sin mezcla ni contaminación, al reunir series que responden a distintos momentos y abordan motivos diversos, pero que de pronto, al ponerse tan cerca unas de otras, terminan por iluminarse entre sí, abriéndose también a lecturas más complejas, ofreciendo al cabo una perspectiva también más profunda de lo que Middel se ha traído entre manos todos los años.

Formada en Bellas Artes, el dibujo fue su primera especialidad; desde ahí pasó al fotoperiodismo, trabajando para distintos periódicos y algunas ONG's, encargada de mostrar la crónica visual de distintos conflictos bélicos. No obstante, su forma de trabajar no ha cuadrado nunca perfectamente con el documentalismo clásico, demasiado sujeto en su modelo académico a las ataduras de la veracidad. Frente a la supuesta objetividad del reportero, De Middel ha sentido siempre un impulso de afrontar la realidad donde quepan también otros registros que no aboquen la imagen a ser un testimonio, una prueba, incluso una acusación…

Esa manera distendida –no necesariamente humorística– de entender el diálogo entre realidad e imagen, tan cohesionadora y sin estridencias, así como la fluidez con que establece relaciones entre las situaciones que fotografía con sus contextos, de manera nada forzada tampoco, no puede a estas alturas sino ser vista como un rasgo de su propia personalidad, algo muy íntimo que se proyecta en su manera de hacer la fotografía…

Cualidad ésta que le ha abierto también caminos en otros aspectos profesionales, según reconoce ella misma, como en su reciente y un tanto inesperada presidencia de la prestigiosísima Agencia Magnum, a la que accedió en el mismo acto en el cual allí era admitida. De Middel, entre la ficción y la crónica, entre la ligereza y la profundidad, se consolida a ojos vista como una pieza central de nuestra fotografía.