Fernando Arrabal: «Soy un incondicional de la Virgen María. Ella sabe que soy agnóstico»
A ESTAS ALTURAS, LA VIDA (VII)
El novelista, dramaturgo, cineasta y ajedrecista de 91 años, residente en París, publica 'Un gozo para siempre', un libro autobiográfico sobre un viaje por España hacia Las Batuecas tras recibir una carta de su maestra de parvulitos
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Iniciar sesiónSurfeando vivaz por este mundo lívido, Fernando Arrabal es tan imprevisible, lábil y entrópico que recuerda a internet en formato nonagenario. Parece, de hecho, que puede competir en vastedad, que no en bastedad, con nuestro agujero negro de desatención 2.0 y se debe ... pelear para rozar o descodificar su mismo entendimiento, que incluso escapa a veces hasta chincharle a uno de lejos por zote.
-Durante esta entrevista por mail le ingresaron en el hospital. A su edad, ¿cómo lidia con los gajes de la ídem?
-Todos los mejores se ocultaron, ¿cómo puedo vivir sin ellos? Cuando pienso que para corromper al destino hay quien hace ahorros. Envejecer, ¿es rejuvenecer? Pues las hijas que no tuvo Andy Warhol se parecen cada vez más a las de Kerouac.
¿Cómo se han quedado? Les animo a continuar, que hay otros desvelos más aprehensibles. Porque el escritor, cineasta, dramaturgo, patafísico y augur del quiliasmo ha publicado 'Un gozo para siempre' (Ed. Libros del Innombrable), relato autobiográfico de un viaje a la Galia de su corazón, Ciudad Rodrigo y Las Batuecas, tras la carta de Mercedes, una monja teresiana y maestra de párvulos que le comprendió. Un viaje al pasado, una charla sobre el futuro y la caza mayor de ir de la mano de un anciano travieso hasta una higuera que simboliza algo importante: ¿una quietud infinita? ¿el lugar donde reposar la eternidad?
-Tiene 91 años y le vi casi de uniforme colegial, con mochila, junto a Albert Serra por la restauración de su película 'Viva la muerte'.
-Gracias a mi providencial mochila, nada puede esfumarse entre los pliegues de mi encomienda; mi mochila carga lo intrínseco: dos lapiceros, tres gomas, siete cuadernos y una copla de Jorge.
-A ciertos años, la vida es el 'far west', que decía Iñaki Uriarte. ¿Cómo encara los adioses, como el reciente de su amigo Milan Kundera?
-Los espectros más corrientes me visitan hasta con años de inmortalidad. Como estoy tan enamorado de la madre Mercedes y muy especialmente tras su ocultación, ella me mira como el arcoíris. La Torre de Babel y el Titanic fueron construidos por profesionales y las cuevas de Altamira por aficionados. Destrozado ahora y siempre por la ocultación, por ejemplo, de KUNDERA.
-Intentó matar a Franco con un libro de Santa Teresa con los bordes envenenados, pero el partido comunista lo impidió. ¿Acertaron? ¿Por qué acató?
-No lo acaté ayer, pues me secundaba el amparo y refuerzo escrito y razonado de ciertos filósofos y teólogos que fueron tiranofobos; pero hoy sí me parece oportuno por una vez la perpleja decisión de los hinchas de Moscú. Comprendo que mi muy amado y muy lamentado Christophe Tzara y su papá (Tristan, fundador del dadaísmo) consultaran con la asociación de sus sueños. Otro día Tzara, entre dos partidas de ajedrez , me dijo: «Estuve años en su país, por eso sé cómo se hace el gazpacho, con sal pimienta tomate... Y después se tira por el váter».
-¿Alguna vez (más) se ha autocensurado?
-Todo lo que puedo para no molestar, pues los ángeles, los dinosauros y los diablos tienen la misma esencia e índole que las proposiciones matemáticas.
-Se le apareció la virgen María con 17 años, y tres meses después se hizo agnóstico. ¿Es más temerario creer en Dios o pretender serlo?
-Soy un verdadero incondicional vibrante y ferviente de la Virgen María; me enfervoriza y apasiona que sin merecerlo ni remotamente se me haya aparecido. Hoy Ella sabe que soy confusamente agnóstico a pesar de mis dudas. Recuerdo la divisa de Pedrín (el de Roberto Alcázar): ¿Qué necesidad de ser agnóstico puesto que Dios ha cesado de existir oficialmente? No abuso de Ella ni sobre todo de su munificencia, ni mucho menos. Solo en tres ocasiones me atreví a pedir su amparo. En el aeropuerto La Guardia de Nueva York, en el hotel Double Tree de Luxemburgo y en el Museo Maglev de Shan- ghái. Cuando en los últimos meses de vida nos veíamos casi diariamente Ionesco y yo, él comenzaba nuestra charla: «Como tú y yo somos agnósticos...». Rodica, su mujer, rectificaba: «No tanto como imagináis».
-¿Le he ocurrido descubrir algo sobre sí mismo que siempre estuvo ahí?
-Entre los enigmas que sigo sin comprender: ¿Por qué, como consecuencia del hecho de amar disparatadamente, me suelo permitir inventar ideas desmesuradas?
-¿Cuál es su palabra favorita?
-Dos: poesía y amor... Y humor, pues incluso los más oficiales las venerarían si dijeran y pensaran lo contrario de los que piensan o dicen.
-En 'Un gozo para siempre', apunta sobre su adolescencia: «Las diferentes crisis que estaba viviendo debía resolverlas con la verdad». ¿Hay verdad y mentira, verdad?
-Sí, la verdad es mas sencilla de llevar. La madre me enseñó a hacer de todo fuego mi leña.
-¿Le interesa la política?
-Nunca forma parte de mi misión. Ni siquiera una sola vez he tomado el ascensor con un tiburón hambriento.
-¿Qué piensa de Pedro Sánchez y de Puigdemont? ¿Y de la política española respecto a la francesa?
-¡Qué manía de echarse un mus disfrazados de buzos! Con todo respeto para ellos, sus sucesores y sus precedentes, me resulta difícil saber quién es Petronila y quién es Pancracio. Me encantaría que los diversos séquitos tuvieran muy presentes la poesía y el amor (lo celebraríamos los Marcel Duchamp, Joan Miró, Cela, Ionesco, Topor y tantos otros). Humildemente, les suplicaría por un estado moderno, es decir, modesto.
-¿Las poluciones nocturnas le salvaron de ser jesuita? ¿Consideró que pecaba?
-Juzgué, a pesar de mi impasibilidad, que en las cuevas del Drach una frenética y espontánea succión me transformaba en inapto para mi proyecto de 'agapito', y menos aún de seminarista. Con aquel inesperado brete pude comprobar (sin que viniera a cuento) que la naturaleza es antropomorfa pues ha creado, entre mil, a la jirafa y a la golondrina.
-El 21 de julio de 1967, media docena de policías armados le detuvieron en un hotel de La Manga. Y gozó de una ilustrada defensa con Cela, Aleixandre, Ionesco, Beckett, Paz…
-A punto estuvieron los funcionarios armados de reír, cuando les dije lo que me pareció evidente: para qué tanto revólver cuando un tirabeque hubiera sido suficiente. Otros seis casi desconocidos entonces de los que me defendieron, poco después, fueron alzados al premio Nobel. Sentí que algunos más disciplinados a sus mandos no pudieron ni obtenerlo ni defenderme.
-«Mis torpezas son inimitables». ¿Qué futuro tiene su idolatrada Inteligencia Artificial?
-Para mi felicidad, la IA subirá lo más arriba que pueda dejándonos algún gazapo guasón y de talla humana. Por ello, la IA sueña con el silencio apoteósico de un Estadio Gigante mudo.
-¿Por qué comenzó a estudiar Derecho?
-Hubiera estudiado Agronomía o Derecho con el mismo afán que intenté ser jesuita o cadete de Aviación, nada hubiera modificado mi misión. ¿Y si Romeo hubiera preferido a su prima Montesco antes que a Julieta Capuleto?
-«¿Me liberé de la degradante obligación de ser un artista-de-bando?», escribe. ¿Es el fracaso del verdadero artista no lograrlo?
-Cuando el militante cree buscar la verdad, ¿es cuando más errores comete? ¿Para un resultado de cangrejo? Practican la moderación moderadamente como el avispón que aplaude a la primavera con sus alas.
-El texto está plagado de interrogantes (como el '¿es más temerario creer en Dios o pretender serlo?' de antes). Esto es una ¿duda frontal o desactivación de toda comprensión?
-La madre quería que fuera sabio... y Dios. Desgraciadamente no he llegado ni a lo uno ni a lo otro, por ahora, pero si Pan me concediera vida... Confidencialmente, a veces pienso que Dios, el sexto día, creó la confusión y antes de echar el cierre, bajó la luz.
-Jodorowski dijo que «como Dalí, Arrabal es un intento paranóico de invasión del mundo». ¿Esa 'arrabalización' del medio cómo se enfrentó al covid?
-Es cierto que es la intención de mi encomienda hoy, ayer y siempre. Creo que no tiene razón mi amado y admirado Jodo de introducir la enigmática paranoia; yo diría en vez de 'invasión', la 'hermosa-poetización'. El puerco-espín nonagenario se me parece como sus papás centenarios. El covid permitió vaciar a las calamares de su tinta en las múltiples horas libres.
-Como aficionado a las 64 casillas, ¿el ajedrez de la vida cómo lo ha jugado?
-Soy únicamente un aficionado de ajedrez que procuro realizar lo menos mal que puedo todas las noches por internet; pensando que si el caballo de Troya hubiera sido del tamaño de los caballos de ajedrez de mis partidas la presencia de los invasores habría sido más discreta.
-¿Contra quién le encantaría jugar su última partida?
-Contra Ruy López de Segura, si es posible, en Zafra, con la presencia paradisíaca del hijo del Rey de las tres religiones, Alfonso X, con el 'Libro del axedrez de 98 folios', que mandó editar, sobre sus rodillas. Pues había, como hoy, los que querían entre los mandos hacer de las bellotas jamón sin pasar por el cochino.
-En 1929, solo 23 surrealistas defendieron 'Un perro andaluz' y ahora en Google a un 82% les ha gustado la película. ¿Se ha vuelto el mundo surrealista? ¿O algo peor?
-El porvenir... ¡Ya! Toda encuesta ¿es un mito trigonométrico? Buñuel reconoció: «Cuando dejen de decir mentiras sobre nosotros dejaremos de decir la verdad sobre ellos». La película conoce el triunfo. ¿Cuándo se cambió el sentido del fracaso?
-Lo de «el milenarismo va a llegar» le hizo aparecer para la eternidad en los programas de 'zapping'. ¿Por qué no le dieron un programa si tanto le estiman?
-La Stassi se empeñó en que conociéramos este insospechado acaecimiento para encubrir y silenciar mi alegato ante íntimos de la televisión: un grupo de afiliados aterrados por lo que recordé sobre los millones de muertos en los campos de sus probados dirigentes; el poeta comentó: una cucharadita de bilis de Stassi corrompió un tarro de miel, mientras que...
-¿Si fuera director de la RAE qué haría lo primero?
-Como saben mis temerarios lectores, la Real Academia con razón y a pesar de su inmensa erudición, no puede intuir que, entre mil otros, llamé a su puerta hace medio siglo. Me encantaría que creara con sus mejores y los Trascendentes Sátrapas las evidencias poéticas y amorosas del mundo que consiguen revelarse y patentizarse a pesar de los que rigen, por lo menos aquí y ahora, pues es sabido que el buzo del estanque del Retiro se ha prendado de la Dama de Elche.
-Es brutal la anécdota que cuenta de Beckett, que un vagabundo le apuñaló y cuando luego le preguntó por qué lo hizo, este le contestó: ¡Y yo qué sé!
-A un poeta tan insustituible es evidente que la predestinación le guarda momentos esenciales. Frecuentemente estaba solo...entre los demás.
-Muy cerca del final del libro, deja caer una cita de Francis Bacon al reunirse con su último amor: «Me siento cada día más feliz. Quiero morir mientras gozo». ¿Es este libro testamentario y nos cuenta dónde quiere pasar su eternidad? ¿En la higuera?
-Puesto que el barro es el polvo del agua y la ceniza del fuego; el eterno retorno me permitiría vivir con la madre, en la higuera. La higuera, sin verla, seguro que englobaba y ceñía todas las maravillas de Las Hurdes, las Batuecas, la Sierra de Francia y Ciudad Rodrigo. La madre me enseñó a distinguir en abstracto el humor de la tremenda ironía. Lo burlesco del genio.
-¿Siente nostalgia de su infancia en Ciudad Rodrigo?
-Obviamente.
-¿En qué forma le resultó insoportable la superdotación?
-Es obvio que la superdotación no permite ocuparse de lo esencial: el amor y la poesía, pues se presentan como infranqueables, inalcanzables o inverosímiles.
-¿Qué cree que hay después de la muerte?
-Centrado como agnóstico, no debo creer que haya otra vida; pero si la hubiera estaría, luego, con los mejores que subieron como una exhalación a velocidad indescriptible por la Vía Láctea. La muerte no merece la pena de ser vivida. ¿Por qué hay que conocer la mortalidad? ¿Por experiencia?
-La obra la acaba con un divertido anuncio de unas teresianas para atraer nuevas novicias: «¿Quiere tener un gozo para siempre?». ¿Usted lo encontró?
-Lo vi en Jaén en el año de la pera; recordando a Tolstoi que repetía: «Si quieres esclavos, música maestro».
-¿Qué encuentra divino?
-Tengo recuerdos portentosos, fenomenales, pasmosos e increíbles; viví divinamente cuando fui ‘agapito’, más aún cuando estuve a punto de ingresar en el seminario jesuita de Tarragona, y no digamos cuando conocí la ventura, la fortuna y la inmensa e inmerecida dicha de recibir la aparición de la Virgen. Por el contrario, luego me codeé con otros con tanta fe en el materialismo que parecía que les iban a brotar estigmas de salchichón.
-La madre Mercedes quería que fuera, como todos los de su clase, un sabio. ¿Lo consiguió?
-Por eso analizo 'sabiamente' e intento comprender por qué hace unos días tomó el avión conmigo hacia Málaga una mariposa-pillpintu que al llegar al hotel Lima se subió a mi corbata de pajarita ¿por qué luego la perdí de vista?
-¿Su misión en el mundo cuál es? ¿Recrear el Tohu Bohu, el estado de caos en que estaban las cosas antes del Genesis?
-¿Puedo ganar mi vida sin perderla? Creo que a veces aprecio singularmente el placer de percibir ¿lo que es universal?
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