'El fascio de las ramblas', de X. Casals y E. Ucelay-da Cal: una historia de la Cataluña caníbal

No fuera a ser que victimismo y resentimiento quedaran desmontados. O reducidos a alguna ficción subvencionada para autoconsumo delirante. Aquí nos encontramos, en cambio, ante un proyecto historiográfico y un libro de excelencia.

La formidable investigación que sustenta 'El fascio de las ramblas' apunta, desde la introducción, a la prelación de las redes urbanas a la hora de conocer e interpretar la historia española contemporánea. Lejos de constituir un problema, la ciudad determina un escenario, territorial y mental. Así, los autores postulan que el fascismo español, asociado en las interpretaciones habituales al falangismo y a los años treinta, se habría originado mucho antes. En Barcelona.

Además, sobre el trasfondo pestilencial del Ultramar cubano, que transfirió su experimentado designio de orden totalitario a la metrópoli imperial catalana. Tras la catástrofe que supuso el final del dominio político español en Cuba, Puerto Rico y Filipinas en 1898, no por anunciado menos traumático, la adaptación postimperial española produjo en la capital catalana un estallido adaptativo de la violencia, caldo de cultivo, a su vez, de soluciones armadas como único recurso de salida a los dramas modernizadores característicos de las décadas posteriores. El argumento es muy convincente: «El fascismo español tuvo sus raíces en Cuba, afloró y se configuró en la península por primera vez en Barcelona entre 1919 y 1923 y tuvo ecos y reverberaciones en Madrid entre fines de 1922 e inicios de 1923».

La aplicación de un enfoque ultramarino, integrador de la historia de las Españas (ultramarinas), en la historia de España (europea y peninsular), fomenta la imaginación del lector y propone metáforas formidables. En Cuba un capitán general actuaba como un virrey. Las elites locales habaneras del ingenio y el azúcar hacían y deshacían en Madrid leyes y gobiernos. Un cuerpo de voluntarios uniformados y armados constituyeron una milicia civil dedicada a perseguir cubanos desafectos. Muchos de los milicianos fueron catalanes.

Este complejo o sistema político-militar cubano, al margen inicialmente de los ejércitos españoles profesionales, por el contrario, opuesto a su designio de monopolio, siquiera relativo, de la fuerza armada, cruzó el Atlántico y arraigó en Barcelona, «espejo de La Habana». Sus voluntarios devinieron en escuadristas, enfrentados contra una suerte de amalgama del caos, conformada por la poderosa CNT; incipientes representantes de políticas identitarias catalanistas; y grupos urbanos subalternos muy afectados por el desarrollo de industria y comercio.

La obra se estructura en 27 capítulos. Los once primeros abordan cuestiones temáticas y de escenarios: regeneracionismo; carlismo; maurismo; orden público; lerrouxismo; juntas de defensa. Los siguientes abordan un desarrollo lineal: el sindicalismo católico; la huelga de 'La canadiense'; el golpe de Estado de Primo de Rivera; el establecimiento de un fascismo de segunda generación, que se identificará con unos orígenes castellanos y agraristas. Las conclusiones se abren con el terrorífico asesinato por los anarquistas en 1936 del sindicalista ilerdense y antiguo carlista Ramón Sales, desmembrado ante la redacción del diario de la CNT. Pocos lograron sobrevivir.