CRÍTICA DE:
'Todas las familias felices', de Hervé Le Tellier: la fantasía de tener una familia
Narrativa
Novela autobiográfica del autor francés. Radiografía descarnada de su propia historia disfuncional
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Iniciar sesión«No se libra uno con tanta facilidad de la fantasía de una familia», afirma con esa mezcla de melancolía y singular humor negro, mantenido de forma espléndida, en cada página sin excepción de su novela autobiográfica 'Todas las familias felices', este gran escritor ... de nuestros días que es el francés Hervé Le Tellier.
Radiografía descarnada de su propia historia y dinastía absolutamente disfuncional, con la apariencia de funcionalidad estándar, la monstruosidad y desvalimiento de las víctimas de una intrahistoria familiar es mostrada paso a paso, de forma soberbia y a la manera de una auténtica comedia negra, con todos los integrantes del árbol doméstico.
NOVELA
'Todas las familias felices'
- Autor Hervé Le Tellier
- Editorial Seix Barral
- Año 2024
- Páginas 205
- Precio 19 euros
Porque el lector asiste, como pocas veces se ha visto en una literatura no programáticamente dirigida a un psicoanálisis rutinario, sino con el rostro atroz de lo vivido, al crecimiento en el áspero territorio del desamor de un niño, más tarde adulto «sin ilusión identitaria» alguna. Al contrario, odiará de por vida la falsa protección de tribus, sectas, pertenencias a religiones o cualquier tipo de engaño consolatorio hacia los individuos. Para el resto de la vida, solo contarán los contactos afectuosos, auténticos y no genéticos encontrados por el camino.
¿Qué es lo más chocante en esta inmersión en profundidad en estructuras familiares de la aridez y del puro distanciamiento desde la misma cuna? «No hay nada más tabú que el desamor y el distanciamiento», nos recuerda este autor que publicó uno de los mejores premios Goncourt de las últimas décadas, la maravillosa 'La anomalía', de 2021 (Seix Barral). Lo sorprendente para el lector que asiste, con el corazón encogido, como si fuera una película de terror, a la historia de la tenaz deconstrucción del afecto en una familia francesa de la burguesía media y biempensante, es que de puertas para afuera todo está perfecta y funcionalmente montado, de forma ejemplar y edificante, salvo por esa incomprensible anomalía de un hijo único y testarudo. Un hijo de rara y agreste sensibilidad que, desde pequeño, se empeña en ver algo diferente, algo que de forma subterránea y poco visible desde el exterior, anda mal.
Una intrahistoria familiar es mostrada paso a paso, soberbia y a la manera de una comedia negra
Un hijo que, apenas nacido, ya es criado por sus abuelos, tras la fuga de una madre egoísta, con repetidos episodios de desequilibrio, en torno a la cual se creaba sin cesar un muro de silencio, mirando para otro lado, con la excusa de su fragilidad emocional. Tras largarse a trabajar como profesora a Inglaterra, esta madre profundamente asocial e indiferente con el dolor ajeno, recupera a su único hijo a los cinco años.
«No sé si Tolstói tiene razón», dice Le Tellier lacónicamente al final de su historia, su propia historia, incomprensible para tantos integrantes de familias felices, o al menos moderadamente felices. El único método de comprensión, ni siquiera empatía y condolencia, es leerla. Se trata de una obra extraordinaria y la conmoción es la misma que asistir a una historia de crueldad extrema maternal del XIX, como la que escribió Jules Renard en su célebre 'Poil de Carotte' ('Pelo de zanahoria'). La monstruosidad radica en la espeluznante 'normalidad'. Porque no estamos ante el caso de infancias maltratadas, ni de niños abusados. El tabú, una y otra vez, nos recuerda este miembro —dramaturgo, poeta, ensayista, matemático y novelista— del grupo de vanguardia experimental OuLiPo, es el de ponerle pegas y criticar ingratamente el amparo de una hipócrita y malsana normalidad.
Ser un descastado respecto al objetivo cumplido familiar de alimentar, dar cobijo y enviar a una escuela a individuos que crecen en hogares, absolutamente faltos de afecto, donde tanto solo reina el miedo y el delirio más desatado. La trama era devastadora desde el primer día: un padre evaporado al poco de nacer su hijo, un padrastro sumiso ante la violencia maltratadora y psicológica de la que por ley era su mujer y una madre insultadora e irrecuperablemente agresiva con su único hijo: «Mi madre me ha maldecido demasiado como para que no encuentre la energía necesaria para devolverle la pelota». Pero nunca lo hará.
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