crítica de arte
Estampa Popular: arte, responsabilidad y conciencia política en el CAAC
sevilla
Durante los años 60, Estampa Popular como colectivo luchó por un arte social. El CAAC ilustra sus aportaciones andaluzas
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La revolución estética que iba a hacer confluir el arte español con las corrientes internacionales a fines de los cincuenta del siglo pasado a partir de los logros de Equipo 57 o el Grupo El Paso iba a tomar una derrota de mayor ... ideologización durante la década siguiente. Los máximos exponentes serían los colectivos Estampa Popular, que irradiaron desde Madrid –gracias a la indiscutible labor realizada por el activo Pepe Ortega– y enraizaron en Vizcaya, en Galicia, en Valencia, Barcelona o Andalucía.
Se autodenominaron así por la voluntad de usar la imagen como manifestación palpable de las desigualdades del país, por un innegociable compromiso antifranquista, por un trabajo que en ocasiones se colectivizó y por el interés de desvincular el arte de los cauces mercantiles y elitistas en los que se hallaba asentado y distribuirlo como obra gráfica entre las clases más populares. Aunque estos colectivos se extendieron por toda la geografía española, la muestra 'Estampa Popular Sur' en el CAAC pone el foco en la singular personalidad de las agrupaciones andaluzas, especialmente las de Córdoba y Sevilla, que se conformaron en torno a nombres como los de José Duarte, Segundo Castro, Paco Cuadrado, Cristóbal Aguilar o Paco Cortijo.
Dos influjos significativos
El arte de mayor hondura política en España hasta la fecha estuvo condicionado, en un principio, por dos influjos significativos: el marxismo y el existencialismo. Del primero tomaron la responsabilidad social del individuo, la revalorización del producto del trabajo humano frente a la producción industrial propia del capitalismo y el carácter comprometido que debía tener cualquier producción creativa. Del pensamiento existencial se extrajo el análisis de la condición humana y la responsabilidad individual así como un lenguaje angustiado.
En el interés de los artistas por alcanzar máxima difusión adoptaron un realismo expresivo y social, desgarrado en ocasiones, teñido de cierto sentido pesimista las más de las veces. En paralelo, sin embargo, tampoco renunciaron a apoyarse en algunos casos en una mirada irónica que devolvía un reflejo brutalmente grotesco, esperpéntico, como lo demuestra el lienzo titulado 'Los padres de la novia' (1968-70), obra de Paco Cortijo.

Sala tras sala (si bien en el aspecto museográfico se podrían haber dispuesto cartelas identificativas individualizadas para una mejor contextualización de las piezas), el espectador podrá ir descubriendo los amplios campos que tocaron, desde las carpetas de obra seriada, la producción cerámica, la ilustración o el cartelismo, advirtiendo también las fuentes de las que partieron y las temáticas que abordaron. Los referentes estuvieron en los talleres de grabadores mexicanos, en la cartelería propagandística de la Guerra Civil, en Picasso, Zabaleta o la Escuela de Vallecas.
La denuncia de la situación laboral y social del campesino y del obrero, la pobreza congénita, la falta de libertades o el atraso cultural fueron asuntos recurrentes. Era la realidad de esa otra España que no se modernizaba, que no se abría ni se vendía internacionalmente.

'Estampa Popular Sur'
Colectiva. CAAC. Sevilla. Avda. Américo Vespuccio, s/n. Comisaria: Noemí de Haro. Hasta el 21 de abril de 2024
Algunos grupos perduraron hasta la década de los ochenta y la reflexión que podemos hacer medio siglo después de su nacimiento, al saber que esos primeros talleres se fundaron en el sevillano barrio de Los Pajaritos o en Sector Sur cordobés, que se cuentan entre los vecindarios más deprimidos del país aún hoy, recuerda la necesidad de un arte que no renuncie al compromiso político como mecanismo de oxigenación social.
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