De espejos, amores y fenómenos paranormales

En este cómic nos topamos con científicos abducidos, videntes mezclados en secuestros famosos, piratas esclavistas, vulcanólogos locos (o tal vez no), cazadores de humanos, ángeles de la muerte y hombres-pez. ¿Son todas estas historias paranormales? No realmente. ¿Son todas ciertas? En absoluto. Pero no es fácil distinguir lo que hay de verdadero y lo que es fantasía en estos cuentos de una ciudad perfectamente rara y corriente. Además, el Dr. Alderete (un científico loco del cómic que hasta toca el theremín, para añadir la banda sonora a los misterios) nos los narra con una paleta de colores tan alucinada como los sucesos que relata y con un dibujo tan sólido, preciso y duro como su coherencia interna. Acepten lo insólito y la locura y déjense ustedes atrapar por este tebeo a medio camino entre 'El Caso' y 'Expediente X'. La verdad está ahí fuera; específicamente, a unos 100 kilómetros de Barcelona, según parece.

Olot. Jorge Alderete

Autsaider, 2022. 120 páginas. 19 euros

Fue un flechazo casi adolescente. Elise y Dagmar se conocieron por casualidad en una fiesta y enseguida se dieron cuenta de que darían cualquier cosa por volver a verse. Una historia de lo más normal, salvo porque ambas pasan de los cincuenta años y están casadas. Su romance es algo totalmente inesperado para ellas, pero la forma en la que se desarrolla tiene mucho de inevitable: muchos mensajes de móvil, encuentros ocasionales, un sentimiento de culpabilidad por la aventura y de incertidumbre por no saber si tiene futuro, un deseo que no pueden evitar ni negar y muchas canciones compartidas (el título original es la traducción al sueco de un verso de 'Hey, That's No Way to Say Goodbye', de Leonard Cohen).

Tal vez sea por el carácter nórdico, o quizá por la madurez de las protagonistas, pero pese a la gran emoción que recorre todas las páginas de este cómic, la pasión está muy contenida. Hay drama, y hasta melodrama (a Elise no se le escapa que que su marido la acabe dejando por una de las doctorandas que tutela es algo que roza el topicazo), pero no grandes explosiones sentimentales. Elise lo cuenta todo sin aspavientos y Anneli Furmark lo dibuja con una tremenda delicadeza. Este es un cómic de viñetas pequeñas, íntimas, discretas. La historia –los momentos buenos y los malos– va fluyendo con sencillez y Furmark juega con el colorido para irnos transmitiendo los estados de ánimo de los personajes, acercándonos a ellos con cariño y respeto. Y esa sencillez y esa cercanía son lo que hacen de 'Llévame contigo' un excelente cómic.

Llévame contigo. Anneli Furmark

Blackie Books, 2022. 240 páginas. 22,90 euros

La sala de los espejos. Liv Strömquist

Reservoir Books, 2022. 176 páginas. 19,90 euros

¿Puede un cómic ser un ensayo filosófico? Obviamente, sí. ¿Y puede un ensayo de filosofía hablar de cosas como el Instagram de Kylie Jenner? Desde luego. La sueca Liv Strömquist demuestra que Byung-Chul Han y Zygmunt Bauman no tienen por qué estar peleados con Marilyn Monroe y Kim Kardashian en un cómic que desmenuza nuestra obsesión con la belleza (con mostrarla y demostrarla) del mismo modo que su anterior trabajo –'No siento nada'– lo hacía con la incertidumbre que supone el amor en nuestros tiempos.

Se podría decir que lo que hace Strömquist es 'filosofía pop', pero es indiscutible que maneja la bibliografía tan bien como cualquiera, salpicando el cómic de citas de Camille Paglia, René Girard, Naomi Wolf, Jean-Jacques Rousseau, y hasta Clemente de Alejandría. Y, aunque a veces se puedan discutir sus afirmaciones o pedirle más profundidad en sus argumentaciones, no cabe duda de que 'La sala de los espejos' nos provoca preguntas importantes sobre cómo unos conceptos de belleza cada vez más estandarizados determinan las acciones y los sentimientos hasta de aquellas personas que más dicen rebelarse contra ellos. A lo largo de cinco capítulos, Strömquist va analizando el impulso de compararnos con bellezas ideales, el papel que el atractivo físico ha tenido en la búsqueda de pareja a través de los tiempos, cómo la sobreabundancia de fotografías ha banalizado la idea de lo que es bello, lo efímero de la belleza y nuestra tendencia a comparar nuestro presente con la imagen pasada de nosotros mismos.