Crítica de:
'Los Escorpiones', de Sara Barquinero: el hastío de la generación Nintendo
NArrativa
La autora zaragozana ha montado en esta monumental novela una compleja historia en cuanto a la trama y la composición narrativa
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Iniciar sesiónCon esta creación, desbordada, excesiva y sin duda importante, ha llegado a la novela la que podríamos llamar generación Nintendo, la de aquellos autores que, como los protagonistas de la trama, han pasado su adolescencia jugando a ser héroes en videojuegos de la ' ... play station'.
De las cinco novelas insertas que componen 'Los Escorpiones', hay una, titulada 'Interludio 1. Girl Nex Door', protagonizada y narrada por Manuel, que supone una clave autobiográfica en que se podría ver retratado tanto el personaje así llamado (su 'alter ego' en la red se llama Marta) como la de Sara o posteriormente de Thomas: seres solitarios que han mezclado vida y ficción.
NOVELA
'Los Escorpiones'
- Autora Sara Barquinero
- Editorial Lumen
- Año 224
- Páginas 805
- Precio 23,90 euros
Comenzaron con juegos de rol, pero continuaron cuando internet, pocos años después, les permitía comunicar con otros jugadores, pero sobre todo metamorfosear su identidad, y ligar, salir de su soledad ofreciéndose a otros, muchas veces con nombre ficticio y engañarles desde una identidad suplantada, sin medir el peligro de ser a su vez engañados.
Lo que más me ha gustado de este interludio es que refleja muy bien, aunque lo narre Manuel, esa generación de la autora (nacida en 1994), que comienza sufriendo las restricciones familiares y económicas del módem (cuando utilizarlo era incompatible con tener abierta la línea telefónica) y juega de madrugada a escondidas de los padres, para pasar en poco tiempo a la tarifa plana, desarrollarse en foros y entrar en esa otra realidad que se conoce ya como 'redes sociales' donde se intercambian identidades grupales, pero también egos insatisfechos, sublimaciones de complejos y también abusos sobre los más débiles y psicológicamente dependientes.
Muchos de esos débiles terminan en suicidio y con un suicidio, el de Javier, amigo y enamorado de Sara (aunque sin conocerla presencialmente), comienza la novela. Ese suicidio es indagado por Sara entrando en una serie de páginas y foros de Suicidas, un mundo tras el que parece haber la ejecución de un juego, denominado 'Los hijos de Orión' que les ha transportado a vivencias límite. Esta reseña no puede seguir todo el entramado complejo del argumento, con búsquedas varias que nos llevan a un rizoma de historias en las que entran otros protagonistas y escenarios, como Thomas, un músico adicto a sustancias alucinógenas varias, quien se ha retirado a un pueblo de cincuenta vecinos, en la España vaciada, a vivir el duelo por el suicidio de su marido, Ángel, y donde sufre experiencias sobrecogedoras.
Una novela a la vez pletórica, desatada en la estructura, y sin embargo plenamente coherente a la que el lector disculpa excesos
Esta parte, que funciona como novela inserta, me ha parecido genialmente narrada, en escenarios y dosificación de situaciones, puede leerse en la traza de ese sentido de ejemplos varios de vidas rotas por los alucinógenos. En manos de Thomas cae una novela italiana, diario narrativo de Margherita Vitale, una malcasada romana, titulada 'Bajo astral'. Esta novela interpolada nos lleva a los días previos a la toma del poder por el fascismo de Mussolini, en mayo de 1922.
Experiencias eróticas
Esta novela que podría funcionar como exenta, aparte de revelarse como metonimia del hastío y la abyección con que el poder somete a una aristocracia juguetona con experiencias eróticas en salvajes orgías, me ha sorprendido por la madurez narrativa que en ella exhibe Sara Barquinero, casi como una mezcla de Lampeduda (en los diálogos matrimoniales) y 'Salo o los últimos días Sodoma' de Pasolini.
Otra novela es la narración de Seymour, un estudiante de Nueva Orleans quien se enamora de Allison, hasta perderla al caer ella en la red mafiosa de Michael D' Alessandro, dueño de discotecas 'after'. Mientras leía todos estos saltos, unos mejor interpolados que otros, me iba explicando los debates que he conocido sobre esta magnífica novela. Ha sido juzgada a veces, a mi juicio equivocadamente, desde los parámetros de unidad de la novela decimonónica y realista, y también desde la resistencia que ese realismo estético con vocación unitaria opone a las experiencias de la literatura fantástica que necesita sobrepasar la dimensión realista y que se entiende mejor tanto desde la literatura 'underground' norteamericana, como desde la de terror gótica o finalmente los videojuegos.
Pérdida de pie
Salvo ciertos excesos de una trama exacerbada (las páginas finales de 'Bajo astral' o los vericuetos excesivos que recorren por Manhattan, Sara, Thomas y Samantha (amada de Martin, un ejecutivo que desaparece en extrañas circunstancias cuando se opone a financiar la empresa de los videojuegos) lo mejor de la novela resulta de comprobar que Sara Barquinero no escribe así y dice cuanto dice sin tener brújula, al contrario, la tesis que no debo revelar a la que las páginas finales nos lleva, nace de un reflexivo y hondo diagnóstico sobre la soledad, el hastío (remedador del 'ennui'-tedio romántico) y la pérdida de pie de una sociedad que desde su ensimismamiento individualista ha roto amarras con la realidad, creando un mundo superpuesto, en que vuelven a anidar, los poderes depredadores (monetarios, como no podría ser de otro modo) tan fascistas como fueron estos en su día.
Una novela a la vez pletórica, desatada en la estructura, y sin embargo plenamente coherente a la que el lector disculpa excesos, porque sabe que no son caprichosos. Caminan en el orden de una literatura, ésta sí, comprometida que además (gracias) no sermonea.
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