Elvira Lindo, naturaleza y secretos

Considero un acierto que haya ocultado hasta la breve nota final que los espacios retratados en la comarca valenciana lindante con Teruel conocida como el Rincón de Ademuz no son ajenos a su infancia, porque la novela ni es autobiográfica ni debía leerse en tal clave personal.

NOVELA

'En la boca del lobo'

• Autora Elvira Lindo
• Editorial Seix Barral
• Año 2023
• Páginas 265
• Precio 19,50 euros

Con todo conviene decir que posiblemente sólo una mujer puede adentrase del modo que la autora ha hecho en la psicología de Julieta, una púber llena de complejos y con difícil relación con el entorno, sobre todo con su madre, única familia que posee, una vez muere su abuela.

Que el mundo femenino sea el predominante tiene que ver con el núcleo semántico rural de una España vacía en la que han quedado mujeres, las del pueblo, que constituyen un grupo homogéneo respecto al cual resulta extraña Emma, la profesora de instituto de Ademuz que se instala en la aldea de La Sabina (representación literaria de Sesga). Tanto por su forma de vida como por sus valores, que la forma de vestir asimismo señala, no es admitida en el grupo social.

No es el caso de resumir lo que ocurre, aunque tiene mucho que ver con la dialéctica entre mundo rural y mundo urbano y el choque entre tradición y modernidad. Elvira Lindo ha tenido la perspicacia de evitar que tal choque se plantee en la novela como un enfrentamiento maniqueo en que lo moderno sea superior a lo antiguo. Y tampoco al contrario. El punto de vista establecido para con los valores de uno y otro mundo cultural sobrepasa cualquier idealismo y solamente podría ser ambivalente y fluctuante. Depende de cada uno de los protagonistas, y sobre todo hay un elemento dominante que es la Naturaleza, no sentida como escenario sino como motor. Las personas no son diferentes, para lo bueno y para lo malo de los animales, y la hostilidad o acogida es compartida por los mundos natural, animal y humano.

Los dos ejes vertebradores de ‘En la boca del lobo’ son el mundo interior y el medio natural, y el modo como casan o se divorcian el uno del otro. Como toda fábula infantil de educación respecto al miedo a lo desconocido y peligroso, el lobo depredador (que al final sabemos que la niña ha sufrido como algo más que una metáfora) ha movido a Julieta a replegarse en los dos modelos femeninos que supieron vencerlos pese a sus debilidades, Emma y Virtudes, que suplen la indigencia de ánimo de su madre, Guillermina, quien sigue siendo la adolescente de dieciséis años que la tuvo doce años antes y que hace afirmar a Julieta en un momento de su narración: «ahora me doy cuenta de que mi madre no era más que una pobre chica».

No puede dejar de decirse que el cuidado con que han sido descritos animales y plantas, campo y tierra, frío y soledad, juegan en la novela un lugar privilegiado, nada costumbrista. Es recreado con el pormenor necesario para que funcionen como tropos, metonimias que dicen la naturaleza, también la humana. Además, el primor de los detalles es elemento estilístico crucial, como si Elvira Lindo supiera que el campo es solo una abstracción para quien viene de fuera, y haya escrito esta novela cuidando que su mirada fuera interna y sirviera de flujo a la psicología de sus personajes. Un Rincón de Ademuz, tan secreto y detenido en el tiempo como los secretos que albergan sus mujeres.