darán que hablar
Elisa Pardo Puch: «Me interesa el resto y el desecho, lo que a veces es anecdótico pero que puede contar una historia»
ESCULTURA E INSTALACIÓN
La madrileña Elisa Pardo Puch parte de lo mínimo para expandirlo por el espacio, agigantarlo, y terminar nuestra relación con el contexto. Su trabajo, que representa la galería Pradiauto, ya da que hablar
Madrid
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Iniciar sesiónNombre completo: Elisa Pardo Puch. Lugar y fecha de nacimiento: Madrid, 1988. Residencia actual: Madrid. Formación: Estudios de Diseño Gráfico en la École Duperré, de París, en 2009. Diplomada en Estudios Superiores de Diseño por la Escuela de Artes y Oficios ... nº10 de Madrid en 2010. En 2014 se licencia en Bellas Artes por la UCM en el campus CES Felipe II de Aranjuez. Máster de Historia del Arte Contemporáneo y Cultura Visual por la UAM y UCM (2017). Ocupación actual: Actualmente estoy dedicada por completo al arte.
Qué le interesa. Me interesa el resto y el desecho, lo que a veces es anecdótico debido a su cercanía y cotidianidad, pero, que mirado desde la extrañeza, puede convertirse en algo protagónico. Parto de lo pequeño, me interesa cómo relacionarlo con el espacio, hacer que ese elemento mínimo se expanda y afecte a los cuerpos que lo rodean, cambiando así la experiencia al relacionarnos con la realidad.
Muchas veces, son sucesos autobiográficos los que me dan el punto de arranque de un proyecto. Trato de procesarlos a través de la repetición, la expansión o contracción, el cambio de escala y la traducción a otros lenguajes, para acercarme a ello desde nuevas perspectivas.
Concibo las instalaciones como escenarios que apelan al cuerpo, en los que conviven distintos elementos, como esculturas blandas y dibujos, con estructuras que las sostienen o dan cobijo.
De dónde viene. Destaco la muestra 'Bajo el cielo de la noche' (2023) en el Boiler Room de la galería Luis Adelantado, en Valencia, y 'La espera (2022), en Pradiauto, en Madrid, dos exposiciones individuales muy importantes para mí a la hora de enfrentarme al trabajo. Fueron oportunidades para desarrollar, de manera extensa, ideas y prácticas que de otra manera no hubiera llevado a cabo debido a las dimensiones de las instalaciones.
Este verano, fruto del trabajo en la residencia Villa Bergerie, organizamos una exposición en un antiguo cobertizo en un jardín en Huesca, Garden Shed, en la que colaboré junto a Mario Stamatis, Jonathan Hammer y Fabrice Bentot.
En 2022 participé con el proyecto A Strange Fairy Tale en la exposición colectiva en Múnich 'AIR', una residencia del ayuntamiento de allí en la que estuve tres meses. Fue la primera vez que mostré mi trabajo en un contexto distinto al español.
Otras exposiciones colectivas en las que participé, y que supusieron cambios y descubrimientos en mi práctica fueron: en 2020, 'Una imagen que no duela ni cueste mirar', comisariada por Anne Raskin y Víctor Aguado en la Sala de Arte Joven de la Comunidad de Madrid. Ese mismo año, en las jornadas de puertas abiertas del CRA Matadero, mostré el proyecto 'Recoger semillas, tejer un gorro', desarrollado a raíz de la residencia que llevé a cabo allí; en 2018 formé parte de 'Circuitos de las Artes Plásticas', en la Sala de Arte Joven de la Comunidad de Madrid, y de 'CALL 20', en Luis Adelantado Valencia.
Supo que se dedicaría al arte… Empecé a dibujar desde muy pequeña, era lo que más me gustaba hacer. Era mi forma de traer a la realidad mi mundo interior. Incentivada por un interés familiar, sobre todo, me he sentido atraída por las artes plásticas, la arquitectura, las historias, la música y la literatura y nunca me he imaginado de otra manera que no fuera rodeada de estas prácticas, de una forma u otra.
¿Qué es lo más extraño que ha tenido que hacer en el arte para «sobrevivir»? No he tenido que hacer nada raro para sobrevivir. He sido muchos años asistente para otros artistas, que es algo con lo que he aprendido muchísimo.
Su yo «virtual». Utilizo Instagram (mi cuenta es @elisapardopuch) para compartir lo que voy trabajando o imágenes y vídeos que me inspiran. También tengo una web, a modo de archivo, donde comparto mi trabajo de forma más ordenada y donde lo explico de manera extensa. Leo prensa escrita digital, veo vídeos y escucho podcasts de cualquier materia que me interese.
Dónde está cuando no hace arte. El mundo del fanzine me ha interesado mucho, y fue el objeto de investigación de mi TFM.
Junto a mis hermanos Tania Pardo y Miguel Pardo formé el colectivo Leo Pardo con el que autoeditamos dos fanzines: 'Narraciones fragmentadas' (2012) y 'Madre' (2015). Eran autopublicaciones monográficas en los que contamos con el trabajo de un montón de artistas participantes.
Anteriormente formé parte de otros colectivos de autoedición de publicaciones como PIPAS FANZINE (2012) junto a Paula Suárez (@surimi_tattoo) y Miguel Pardo (@_oopart).
Como ya he mencionado antes, desde que estaba en los últimos cursos de la carrera, he sido asistente de producción para otros artistas. Ahora estoy interesándome cada vez más por el mundo de la enseñanza. El 6 de septiembre impartí un taller en el Pompidou de Málaga para compartir mi práctica dentro de las actividades programadas en relación a la exposición de Sheila Hicks 'Hilos que viajan'.
Le gustará si conoce a... Me han influido los trabajos textiles de Anni Albers, Teresa Lanceta o Aurelia Muñoz. También las instalaciones de Hélio Oiticica como 'Tropicália', los penetráveis 'PN2 Pureza é um mito' y 'PN3 Imagético', que visité varias veces en el MNCARS.
También artistas que tienen una relación con el dibujo, mezclando lo lúdico, o una calidez casi infantil, con un giro de extrañeza o hacia lo siniestro, como Nancy Spero, Marcel Dzama (con quien que tuve la oportunidad de trabajar como asistente en su exposición 'Dibujando una revolución' en La Casa Encendida en 2017) o Elena Alonso y su forma de entender el dibujo e intervenir el espacio.
Me interesan mucho las instalaciones y mezclas de textil, vídeo, dibujo y escultura de Laure Prouvoust, la obra de Camille Henrot, y la escultura de Sarah Lucas, así como la aproximación feminista que puede hacerse de todas estas prácticas. Me influyen también las técnicas y maneras de trabajar que provienen del mundo de la artesanía, como el 'patchwork'.
Dos muestras que me impresionaron fueron la pieza de Anne Imhof 'Faust', en el pabellón alemán de la Bienal de Venecia de 2017, y la exposición de Joan Jonas en el Haus Der Kunst en Múnich en 2022.
De mi generación, destacaría la obra de Cristina Mejías, Virginia Paradise, Cristina Garrido, Lucía Bayón, Fuentesal Arenillas o Nora Aurrekoetxea.
Qué se trae ahora entre manos. Ahora estoy en un momento de volver al estudio, tras el verano. Durante el mes de junio y la mitad de julio, estuve en la residencia Villa Bergerie, creada por el artista Jonathan Hammer y el escritor Fabrice Bentot, financiada por la Pollock-Krasner Foundation. Fue una experiencia muy enriquecedora e inspiradora y ahora quiero dedicar tiempo a procesar y llevar a la práctica lo que allí desarrollé.
En la residencia, comencé a utilizar nuevos materiales y a mezclarlos con los que suelo trabajar, que son el plástico y el dibujo sobre papel. Allí, los elementos que utilicé, y que estaban a nuestro alcance, fueron el metal, la lana, las plantas… Fue un tiempo de experimentación enorme y de probar nuevas formas de enfrentarme al trabajo. Ahora me gustaría seguir investigando con esa energía y preparar la siguiente exposición individual que tendré en 2024 en la galería con la que trabajo, Pradiauto, en Madrid.
También estoy esperando a que dentro de poco se publique un libro de dibujos que he creado para Brillo Editorial, una editorial especializada en propuestas artísticas contemporáneas.
A principios de año participaré en la exposición de finalistas de la Convocatoria de Artes Visuales Miquel Casablancas 2023, en Fabra i Coats (Barcelona) con la pieza 'Los delfines y el mar', una instalación de 'patchwork' y estructuras de hierro que formó parte de 'La Espera', en Pradiauto.
Y en enero voy a Berlín a la residencia GlogauAIR, así que también estoy preparándome para ello.
¿Cuál es su proyecto favorito hasta la fecha? Me siento especialmente orgullosa de 'La Espera', exposición individual que realicé en 2022 en Pradiauto, la galería con la que trabajo en Madrid. Ese proyecto me permitió desplegar y poner en relación varias ideas que se gestaron a lo largo de mucho tiempo. Las piezas que la componían partían de experiencias y sensaciones generadas a raíz de un viaje a México después de la pandemia. Las piezas invadían el espacio apelando al cuerpo, dificultando el movimiento. Generé una especie de escenario que hablaba de la construcción artificiosa y el deseo, elementos sobre los que se sostienen los recuerdos.
¿Por qué tenemos que confiar en ella? El principal compromiso que tengo es desarrollar mi carrera artística, seguir trabajando e investigando para compartir mi aproximación al mundo.
¿Dónde se ve de aquí a un año? Dentro de un año estaré Berlín, ya que voy a desarrollar un proyecto en la residencia GlogauAIR desde enero hasta el verano de 2024. Me veo produciendo e investigando y conociendo otras ciudades y contextos artísticos.
Defínase en un trazo.
¿A quién cedería el testigo de esta entrevista? A Virginia Paradise, que trabaja sobre todo la cerámica. Las piezas son delicadas y rudas a la vez. En sus últimos trabajos parte de su inconsciente, sus sueños.
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