T. S. Eliot, una tierra baldía centenaria

La alusión a Joyce no es ingenua ni superflua porque forma un paredro literario con él. El mismo Eliot así lo reconoce en la reseña, titulada ‘Ulysses, Order and Muyh’ que publicó en ‘The Dial’ en noviembre de 1923 y en el que, otras cosas, afirma: «Yo sostengo que este libro es la expresión más importante de nuestra era: es un libro con el que todos estamos en deuda y del que nadie se puede desentender».

POESÍA

'La tierra baldía'

• Autor T. S. Eliot
• Editorial Cátedra
• Año 2022
• Páginas 412
• Precio 17, 50 euros

Lo defiende de las objeciones hechas por Robert Aldington, que le reprocha ser «un profeta del caos» y estar bajo el influjo del dadaísmo, contra las que Eliot aduce que el clasicismo de Joyce es «un objetivo hacia el que toda buena literatura se encamina, en la medida en que es buena, según las posibilidades de su tiempo y lugar».

Explica muy bien lo que significa ser un «clasicista» en la creación literaria y describe el método de Joyce como «el empleo del mito y la manipulación de un constante paralelismo entre la contemporaneidad y la antigüedad», que ya había sido ensayado por Yeats y cuya función no es otra que «un modo de controlar, ordenar y dar forma y significado al inmenso panorama de futilidad y anarquía que conforma la historia contemporánea», indicando de paso el influjo que ha tenido en ello tanto la etnología como ‘Las rama dorada’ de Frazer».

Este artículo constituye una idea indispensable para comprender la forma caleidoscópica y el ‘collage’, que caracterizan ‘The Waste Land’, y es un acierto recoger aquí—como se ha hecho— las variadas fuentes utilizadas por Eliot para la composición de su poema, porque permite entender su técnica alusiva, tan propia de la escritura de la Antigüedad, y reconocer sus muy diversos referentes y las innovaciones y novedades propias de su voluntad de estilo, que determinan la singularidad de su composición.

Así vemos cómo el título mismo de la obra no sólo tiene que ver con las fuentes indicadas por el propio autor en sus «Notas» sino también con otras que él había ocultado: entre ellas, una de las 'Confesiones' de San Agustín. La introducción de Viorica Patea es completísima y no deja un solo punto ni parte ni aspecto ni verso de la obra sin tratar, recogiendo una no menos exhaustiva y selecta bibliografía, que resulta de gran utilidad. Y la versión de Natalia Carbajosa es filológica y poéticamente impecable. Gracias a todo ello disponemos de un texto y un aparato crítico que nos abren la mejor vía para acceder a la complejidad de la escritura de Eliot, a los mecanismos que utiliza y al contexto preciso en que este gran poema se escribió