'El eco de Picasso', en el Museo Picasso de Málaga y otras notas desafinadas

Pero, claro, estamos en el punto que estamos –en los cincuenta años de su fallecimiento–, y la máquina no puede parar o el 'show' debe continuar. Para mayor 'inri', para que las alertas se disparen aún más, escucho a mi alrededor una frase demoledora: «estoy de Picasso hasta...». No sale de boca de un 'veterano' sino de un integrante de las nuevas generaciones de informadores, críticos... que vienen con el todo y la nada aprendidos. Está claro que tenemos un problema, corremos el peligro de que Picasso termine aburriendo hasta a las ovejas. Siento ser yo quien ponga este aviso en el tablón de anuncios y justo al hablar de esta exposición cuyo objetivo radica en ver a Picasso a través de la obra de otros artistas. 'El eco de Picasso' se titula y, a veces, más que sonar ensordecedor por su potencia y potencial, se pierde en un tenue hilo de fondo.

Un total de ochenta y cinco trabajos de cincuenta y cuatro artistas, entre los cuales se encuentra un Picasso en franca minoría (muy pocas obras suyas aunque muy significativas: 'Masacre en Corea', como pieza y eje central de alguna manera) como era de esperar. El comisario de la muestra, Éric Troncy, ha preferido hablar de eco antes que, por ejemplo, de sombra, y razón no le falta a tenor de lo que pueda significar y proyectar una idea u otra. Obviamente, si hablamos de ecos no establecemos escuelas o maestrías categóricas sino de una relación más libre o liberadora, incluso cabe una cierta crítica o disidencia. Si nos referimos a sombras estas siempre suelen resultar alargadas, deformantes y, sobre todo, negras, muy negras, tanto que pueden nublar todo horizonte creativo. Así lo apunta Éric Troncy: «se trata de establecer una relación entre su obra y la de artistas contemporáneos que, en distintos sentidos la evocan».

Evocar, he ahí la clave. Como se puede intuir el margen de maniobra es amplio, se ensancha, y permite establecer diálogos muy directos y otros más tangenciales. A unos se les ve las intenciones de bailar alrededor de Picasso y sus formas deformadas en el cubismo y a otros, los menos, de 'cantarle las cuarenta'. No hay problema. como apunta George Condo, uno de los creadores seleccionados en esta muestra, «para los artistas que vivieron la misma época de Picasso, debió ser una pesadilla intentar seguir el ritmo de alguien como él. Hoy tenemos la libertad que da la distancia». Y «a veces la reverberación de los ecos se convierte en una explosión sónica», remata Éric Troncy.

Pues sí, más allá de los nombres más relevantes aquí reunidos (Willem De Kooning, David Smith, el propio George Condo, Francis Bacon, Louise Bourgeois, Baselitz, Kippenberger, Basquiat, Cy Towmbly, Wesselmann, Sarah Lucas, Franz West...) me quedo con las «explosiones sónicas», como la que representa Henry Taylor, quien en mayo de ests mismo año asaltó la banca de las subastas cuando Sotheby´s de Nueva York vendió por 2,48 millones de dólares su cuadro 'Del Congo a la capital, y vuelta al negro' (2007).

'El eco de Picasso'

Colectiva. Museo Picasso-Málaga (en colaboración con Fundación la Caixa). Málaga. Palacio de Buenavista. C/ San Agustín, 8. Comisario: Éric Troncy. Hasta el 31 de marzo de 2024

Una réplica de las famosas 'Señoritas de Avignon' (1907) pero en la que Taylor aborda cuestiones como el colonialismo, la raza y el género. Cien años exactos entre una y otra obra y la tortilla se ha dado la vuelta por completo. Tal vez Picasso, tenga sus mejores alumnos en quienes plantan cara al pasado y lo revisan en su justa medida.