'El descubrimiento de Europa', de Esteban Mira Caballos: el día después del descubrimiento

Se trataba de algunos indígenas taínos dentro de una comitiva recibida poco después en Barcelona por los Reyes Católicos. Fueron vistos en Sevilla, según testigos, «portando en la cabeza diademas de oro». La ambición y hasta la avaricia de Colón, reconocidas en ese documento fabuloso que fueron las capitulaciones de Santa Fe, firmadas con la corona un año antes, son bien conocidas.

ENSAYO

'El descubrimiento de Europa. Indígenas y mestizos en el viejo mundo'

• Autor Esteban Mira Caballos
• Editorial Crítica
• Año 2023
• Páginas 480
• Precio 24,90 euros

También su increíble talento para la autopromoción. Junto a las mercancías y las ideas, desde el instante de la reconexión con el resto del orbe de ese eslabón perdido de la globalización que era el continente americano, fueron seres humanos quienes representaron mejor sus inimaginables consecuencias. Como recuerda —con acierto— Esteban Mira en 'El descubrimiento de Europa', algo que era evidente se ha contado mal, o no se ha contado. A los nacionalismos hispanoamericanos decimonónicos por supuesto no les interesó recordar que los 'grandes de las Indias' eran también 'grandes de España'. No existe linaje nobiliario español actual que no sea también americano.

En sentido contrario, el supremacismo europeo formó parte del despliegue imperialista del siglo XIX y pretendió expurgar del pasado la presencia y el impacto de los no blancos. En verdad, para todo aquello que se refiere a la metropolización de Europa, desde la primera globalización, sustentada y promovida desde España y Portugal principalmente, deberíamos hablar de indianización y hasta de criollización. En Sevilla o Barcelona no pasaba en el siglo XVI nada que no ocurriera también en Manila, México o San Agustín de Florida: mestizaje, interacción, negociación, fortificación y desmesura.

No se trata de contar ahora el revés de la conquista, ya que esta resulta imposible de entender sin soslayar la ficción utopista, paradisíaca y lastimera, producto del analfabetismo histórico de nuestras elites políticas, recreado cada doce de octubre. Esta monografía fundamental, resultado de una larga investigación, se ocupa del día después. No pretende explicar (está visto para sentencia si hablamos de historia verdadera) que la conquista de América 'por los españoles' fue una guerra interétnica solventada con la integración de las elites indígenas de todos los orígenes y procedencias en la monarquía universal de Felipe II.

Lo que ahora suena original y no debería serlo es la constatación del grado de integración y de ejercicio del poder detentado por una parte nada desdeñable de quienes encontraron un acomodo fabuloso a este lado del Atlántico. El libro contiene partes dedicadas a la trata y condiciones de esclavitud de naturales del Nuevo Mundo; las elites; los mestizos y 'casos singulares' de éxito, como Francisca Pizarro Yupanqui y el Inca Garcilaso de la Vega. Un rico apéndice mas una bibliografía exhaustiva constituyen el expediente probatorio de una verdad, para algunos, incómoda. A pesar de las rigideces de un marco mental propio de una sociedad del antiguo régimen, la monarquía española funcionó sobre un laberinto de excepciones tan notable que explica su permanencia. Los que mandaban eran indígenas procedentes de todos los continentes.