LIBROS

Derrida, un paso más allá de la filosofía

'La vida la muerte' es el título de un curso que impartió en los años 70. Dentro de lo complejo de su escritura, con Derrida siempre vale la pena hacer un esfuerzo

El pensador francés Jacques Derrida

CÉSAR ANTONIO MOLINA

Desde el año 1960 hasta el 2003, unos meses antes de su muerte, Jacques Derrida (1930-2004) escribió unas catorce mil páginas para cursos y seminarios que dio en París. En la Sorbona (1960-64); en la Escuela Normal Superior (1964-1984); y en ... la Escuela de Altos Estudios en Ciencias Sociales (1984-2003). 'La vida la muerte' (1975-76), fue impartido en la segunda institución. La Bibliothèque Derrida de Editions du Seuil, los ha ido incorporando. Cada sesión de este seminario estaba mecanografiada, con anotaciones y añadidos al margen. En el año 1973 se constituyó en Francia un Grupo de Investigación sobre la Enseñanza de la Filosofía. Derrida fue uno de los principales instigadores y ponentes. En el 1979 se celebraron los Estados Generales de la Filosofía.

ENSAYO

'La vida la muerte'

  • Autor Jacques Derrida
  • Editorial Eterna Cadencia, 2022
  • Páginas 447
  • 24,50

Una defensa contra las autoridades educativas que querían emprender cambios radicales para rebajar su conocimiento y el de las humanidades en general. En este seminario hay muchas referencias a este asunto. Derrida utilizó el texto de Nietzsche Sobre el futuro de nuestras instituciones educativas. Una crítica feroz al Estado y su pedagogía. Un cuestionamiento de la «pobreza» de espíritu de nuestro tiempo.

Olvido del lenguaje

Derrida elabora un «contra seminario». Le habían dado un programa a seguir y se lo saltó. Era la manifestación de su desacuerdo con las reglas fijas que conducían al gregarismo. En realidad deconstruyó la temática impuesta. Se llamaba 'La vida la muerte'. El filósofo suprimió la y. Esa alteridad no era del orden de lo que la filosofía llama «oposición» o «contradicción», dialéctica o no, sino el proceso de pasaje de un opuesto en el otro, de la identificación concerniente a uno en el otro. Derrida interpreta a Nietzsche, Freud o Blanchot. Y siguiendo al primero afirma que los que piensan el Ser como vivir y que, en consecuencia, no pueden pensar el Ser muerto, se quedan en la representación, en el Ser como representación. «Pretender pensar más allá de la representación es un olvido del lenguaje. Si el lenguaje y la lógica son un lenguaje y una lógica de lo viviente, es inútil querer decir la muerte.

Explica el horror que le habría dado a Nietzsche su utilización por el nazismo

De ahí dos consecuencias: renunciar a pensar más allá de la lógica y del lenguaje del logos, puesto que esto no tuvo nunca ningún sentido, ninguna posibilidad; o bien pensar lo muerto más allá del lenguaje, de la lógica y la metáfora, deviniendo entonces lo muerto, el nombre genérico para todo lo que excede, desborda, transgrede los límites de lo decible. «Ser muerto es algo que no podemos pensar, por que no podemos decirlo». Comenta Derrida, quien destaca el biologismo de Nietzsche, así como la identificación hegeliana de la vida con la muerte.

Más allá del principio del placer, de Freud, le da argumentos al conferenciante para hablar de la biología, la genética y las ciencias de la vida. Para Derrida la lectura de 'La lógica de lo viviente' , del biólogo François Jacob, le abre muchos caminos nuevos, lo mismo que los trabajos de Canguilhem. La ciencia entra en estas páginas como hermana de la filosofía. La filosofía podrá ir más allá con su apoyo.

En este curso su profesor abre un debate entre la ciencia-la biología y la genética, esenciales en la investigación sobre la existencia, pues aunque quiera, la filosofía no puede ir más allá. La ciencia opera sobre objetos o entes cuya esencia no le corresponde. El biólogo se ocupa de las cosas biológicas, pero en cuanto a la esencia de lo bio-lógico, en cuanto a la pregunta ¿qué es lo viviente?, cuestión filosófica dependiente de otra lógica, el biólogo como tal no tiene nada que decir. La biología ya no busca la verdad, construye la propia. Habría que matizar hoy todo esto después de medio siglo y ante el avance tecnológico que Derrida intuye.

La lectura de 'La lógica de lo viviente', del biólogo François Jacob, le abre muchos caminos nuevos

Y no solo eso sino que, desde siempre, el filósofo había iniciado una deconstrucción del discurso científico a través del texto, el programa, la huella, el código, el suplemento, el lenguaje, la metáfora o la analogía. Derrida se debate entre la biología y la genética, así como recalca la pertinencia del pensamiento filosófico al lado de la ciencia para avanzar sobre la vida, lo viviente y la muerte.

Reevaluación de lo autobiográfico

«Un pie más allá de la vida» (Nietzsche). Una «des-andadura» de franqueamientos o transgresiones imposibles (Blanchot). Derrida habla de la reevaluación de lo autobiográfico. La biografía de un filósofo no podía ser considerada como un accidente empírico que deja su nombre y su firma en el simple afuera del sistema ofrecido a una lectura filosófica inmanente. Una filosofía de la vida tiene siempre su lugar preparado de antemano en una ciencia de la vida, lo cual no es el caso de las otras ciencias, de todas las ciencias que lo son de la no-vida, de lo muerto.

Auto-biografía o auto-tanatografía «que ya no designaría entonces la escritura de mi propia muerte, sino también la escritura de la muerte del yo-mismo, del autos como Edipo-hombre-filósofo». Derrida explica el horror que le hubiera dado a Nietzsche su utilización por el nazismo, que lejos de ser la regeneración que él pedía, no era sino un síntoma de la descomposición acelerada de la cultura y la sociedad europea.

¿La filosofía como el último aliento de la felicidad humana? ('Ecce Homo', Edipo-Nietzsche). Los pensadores son los fundadores de lo que nunca se vuelve perceptible a través de la imagen, de lo que nunca se relatará históricamente, de lo que nunca podrá ser calculado técnicamente; pero que reina sin tener que necesitar el poder. Los pensadores, siempre parciales, unilaterales, se inclinan hacia un lado único en particular que les fue asignado por una simple frase desde los primeros tiempos de la historia del pensamiento. Y ¿Qué es el pensamiento?, se pregunta Derrida: «para muchos una carga». ¿Qué es el ser humano? Eso equivale a preguntarse ¿Qué es la totalidad del Ente? Derrida contesta a través del muy citado Heidegger, «Esa pregunta encierra en sí misma una más original que ni Nietzsche ni la filosofía antes de él desplegaron nunca». ¿Qué es el conocimiento? Conocer equivale a captar lo verdadero. ¿El conocimiento como «voluntad de poder» y la verdad? .

¿La verdad como la consecuencia de una ilusión? ¿El arte tiene más valor que la verdad? ¿Las verdades son el tipo de error sin el cual cierto tipo de seres vivos no podrían vivir? Hay que querer la verdad y huir de ella. Hay una verdad que conserva la vida, otra que la amenaza, hay pues verdades, «y desde el momento en que la vida es tanto lo que anhela la verdad y lo que escapa de ella, hay vidas, niveles, cualidades, fuerzas de vida diferentes, heterogéneas que se conservan, se pierden o se destruyen. La verdad que mata es producto del disimulo. Sociedad y cultura viven de no-verdad, de ilusión, porque la verdad mata.

¿Y la senectud? El resultado de errores acumulados, bien en los programas genéticos contenidos en las células somáticas o en las proteínas producidas por las células. La muerte es parte de la evolución. Existen muy pocas posibilidades de ir más allá del límite. «Las restricciones de la evolución concuerdan mal con el antiguo sueño de inmortalidad», concluye Derrida. Dentro de lo complejo de su escritura, este curso, por su origen «didáctico» es más accesible. Con Derrida siempre vale la pena hacer un esfuerzo.

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