crítica de:
'Lo que no se ve', de Cristina Fernández Cubas: cómo te odio, gemela
NOVELA
El tema del doble, y su prolongación en el espejo, siempre ha fertilizado la imaginación narrativa de la autora catalana
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Iniciar sesiónEl tema del doble, y su prolongación en el espejo, siempre ha fertilizado la imaginación narrativa de Cristina Fernández Cubas, que con el cuento 'Lúnula y Violeta' alcanzó, ya en 1980, cimas del género cuento pocas veces alcanzadas por nadie. La dualidad que implica ... la figura del doble, desde Poe a Borges, dos maestros directos de la escritora catalana, se prologa de modo perfecto en la situación de las hermanas gemelas, que bien podría desarrollarse como reino del amor y la solidaridad, pero que la imaginación de nuestra autora mira desde ese otro lado de la intima rivalidad, los celos, la necesidad de que la otra no llegue a anularte.
NOVELA
'Lo que no se ve'
- Autor Cristina Fernández Cubas
- Editorial Tusquets
- Año 2025
- Páginas 168
- Precio 18 euros
Dos de los mejores cuentos de este volumen, que podrían calificarse de excelentes, imaginan una situación de enfrenamiento dual, con hermanas en el escenario del drama que cada cuento cifra. El que abre el volumen, titulado 'Tu, Joan, yo Bette' inmediatamente lleva al lector a ver realizada una excelente versión de la admirable película titulada '¿Qué fue de Baby Jane?' que rodaron juntas Joan Crawford y Bette Davis, que acentuó una enemistad y odio legendario en el Hollywood de aquellos años. Como hemos visto recientemente en la novela 'El secreto de Marcial' de Jorge Fernández Díaz el gran cine en su mejor época fertiliza obras literarias, en memoria compartida.
Era difícil reto, pues la escenografía que Fernández Cubas reproduce, la casona, la silla de ruedas, la dependencia, el odio cerval, son mantenidas en el cuento, que no echa de menos la película, y es quizá lo mejor que puede decirse de él. He convocado antes el cuento 'Lúnula (que es en latín espejo) y Violeta' porque me sirve para comentar otra vuelta de tuerca al tema del doble, en el caso de otro gran cuento que contiene este libro, el titulado 'La hermana china'. Junto a los celos, y en realidad junto a la rivalidad de dos hermanas, la china adoptada y la narradora, que es hermana menor nacida después, el cuento ejecuta una magnífica idea, prendida al nombre de las dos protagonistas, la hermana adoptada china se llama Violeta, y la narradora Adelfa, la una emblematiza la belleza natural indiscutible, la otra también es una flor, pero menos hermosa y que contiene dentro su función venenosa. Como no me perdonaría el lector que dijese mucho más, ya tiene bastante para imaginarse cuánto hay de riqueza en un enfrentamiento que en el fondo reproduce lo que una hermana menos guapa siente ante la que se lleva todos los elogios por su belleza indiscutible. Un odio que no tiene justificación, y que por tal cosa aumenta en dramatismo. La escena final del cuento es directamente soberbia.
El titulado '¿De qué se habla en las fiestas?' trae una situación de dos amigas en un Instituto, en edad adolescente. No alcanza la calidad de los otros, si bien ejecuta notablemente un tema donde se hace patente la crueldad de una edad y las diferencias que en un aula y patio pueden marcarse por aspecto físico, pero también por origen social. Otro gran cuento, me atrevería a decir que el mejor del conjunto, si hemos de atender al género fantástico, se titula 'Momonio'. El que narra lo que ocurre a un grupo de amigos estudiantes de primero de Derecho en la Barcelona de los años sesenta, niños que ahora se llaman pijos y que entonces se decía 'niños bien'. El cuento sabe combinar muy bien esa atmósfera con la introducción en ella de lo ominoso, por un juego en que deciden convocar al OTRO, sin saber las consecuencias que tendría y que el cuento va desgranado, con una pauta magnífica de ritmo narrativo y ocultación/mostración, donde lo latente emerge por pasos a través de lo que cuenta la narradora, única que decide salir del conjuro a Drácula y va conociendo poco a poco los fatales desenlaces que el cuento deja para su final.
Es muy difícil narrar lo que aborda el cuento que cierra el volumen, que también me ha parecido magistral. Una última vez un nombre femenino ('Candela viva' se titula el cuento), sirve para una figuración sobre un tránsito, en que lo imaginado y lo vivido se mezclan. No es banal que se convoque el programa televisivo 'The Twilight Zone', o los que creo Alfred Hitchcock, tampoco la aparición de Jane Wyman y Claudette Colbert, míticas actrices de juventud y belleza declinantes. Otra vez el cine ha servido de metonimia a un cuento que narra como nadie el tránsito decisivo. Agradecerán los lectores mi recomendación de que no dejen de leer a Cristina Fernández Cubas, otra vez gran dama del género cuento.
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