'El compromiso de Long Island', de Taffy Brodesser-Akner: novela de rescate

NOVELA

'El compromiso de Long Island'

• Autora Taffy Brodesser-Akner
• Editorial Letras de Plata
• Año 2025
• Páginas 512
• Precio 20,90 euros

Y Brodesser-Akner (Nueva York, 1975) ya había debutado en 2019 con gracia y malicia y buenas críticas y aún mejores ventas con la novela 'Fleishman Is in Trouble' (cuya miniserie, con guion de la autora, se estrenó en español como 'La nueva vida de Toby') donde poco y nada costaba apreciar destellos del Philip Roth temprano y de Joseph Heller y de Bruce Jay Friedman y de Woody Allen a la hora de radiografiar el apocalipsis de un matrimonio y sus radiaciones sobre la figura de un flamante divorciado.

Ahora, en 'El compromiso de Long Island', Brodesser-Akner amplia miras y ofrece un nuevo cataclismo a partir de lo que le ocurre a una familia muy acomodada, los Fletcher, a partir de lo que les sucede, en 1980, con y por el secuestro de su patriarca industrial, Carl. Basada en el caso real de lo sucedido a Jack Teich en 1974, a Brodesser-Akner nada le interesa menos que poner por escrito uno de esos tan en boga documentales 'true crime' sino concentrarse en las réplicas a lo largo de varias décadas de semejante terremoto que en su momento se 'solucionó' rápido pagando pronto pero que sigue provocando temblores.

Así, la primera línea de la novela pregunta a la vez que advierte al lector con un «¿Quieren oír una historia con un final terrible?» y lo que sigue son unas treinta magistrales páginas narrando el secuestro en cuestión con pericia muy 'new journalism'. A continuación se añade al habitual vitriolo de O'Hara en sus novelas de (más o menos) clase algo de otro John (Cheever) en sus horas más oscuras y desesperadas a la altura de Bullet Park. Y se entrega el rescate de un cuarto de millón de dólares y Carl vuelve a casa, pero ya nada será igual.

Él, paranoico sin retorno, jamás se repondrá de la experiencia. Y su esposa, Ruth, y sus hijos, Nathan y Bernard y la por entonces en el vientre de su madre, Jenny, dejarán de ser quienes fueron o jamás podrán llegar a ser quienes se supone que serían. Hay en su presente, ahora mismo, drogas hollywoodenses, ansiedades no del todo legales en bufete de abogados, activismo sindical esnob y decepciones de madre y esposa.

Y en el fondo —pero cerca de la superficie— yace una de esas mentiras ancestrales y secretas y familiares (incluyendo 'dybbuk') a las que se ha enterrado vida y sigue más viva que nunca. El clima y el humor (más oscuro que negro) es el de algo así como 'Las correcciones' de Jonathan Franzen pero a ritmo de frenética a la vez que depresiva versión 'sitcom' de 'Succsession' y posible gran película de los hermanos Coen. Y 'el final terrible' es algo que ya sabíamos desde el principio: los ricos también lloran (y es tan divertido verlos llorar), y suelen lloran solo por ellos mismos.