Christer Strömholm en Fundación Mapfre: Imágenes que arden

En la obra del fotógrafo sueco Christer Strömholm (1918-2002) aún humean rescoldos de varios braseros: uno de ellos, el de su infancia, marcada por el suicidio de su padre, que le llevó a regresar una y otra vez al tema de la muerte y a la naturaleza efímera de la existencia. Otros fuegos, aún más intensos, proceden de su involucración en la Guerra Civil española, donde actuó como correo para los republicanos, y de su participación en la II Guerra Mundial, combatiendo del lado finlandés contra Rusia durante la Guerra de Invierno y más tarde, en Noruega, resistiendo a la ocupación nazi.

La pulsión artística de Strömholm se desencadenó tras la contienda, a su vuelta en 1947 a París. Su primera vocación fue la pintura, pero enseguida comenzó a explorar las posibilidades de la cámara, alentado por un círculo que incluía a algunos de los grandes fotógrafos franceses de la época como Brassaï y Cartier-Bresson. Su producción formará uno de los conjuntos más singulares de la foto europea de posguerra, aunque su reconocimiento será escalonado y tardío: no expuso de manera individual hasta 1965, si bien el verdadero descubrimiento de su trabajo se producirá en 1986, cuando contaba ya con 68 años, gracias a una gran exposición en el Moderna Museet de Estocolmo.

Desde la obtención en 1997 del Premio Hasselblad, considerado el 'Nobel' de la fotografía, su prestigio internacional no ha parado de crecer. Ahora, la Fundación Mapfre presenta en Madrid una muestra que revela la magnitud de su obra, con imágenes y archivos que abarcan los principales capítulos de su trayectoria, desde su participación a principios de los cincuenta en el grupo alemán Fotoform, caracterizado por la experimentación formal, hasta el registro de sus numerosos viajes por el mundo, sus paisajes urbanos y sus retratos.

Este último género incluye dos capítulos especialmente singulares: por un lado, una serie iniciada en 1949, destinada a la prensa y dedicada a artistas como Breton, Yves Klein, Giacometti, Niki de Saint Phalle o Tinguely. Por otro, un conjunto, mucho más audaz para la época, que documenta a los travestis y las transexuales de los alrededores de la parisina place Blanche.

El trabajo que revela con mayor intensidad las particularidades de su mirada es el reunido bajo el título 'Poste restante (Lista de correos)', con fotos que reflejan la vida errante de Strömholm por Japón, Francia, Alemania, EE.UU. e India desde finales de la década de 1940 hasta 1967. En estas imágenes alcanza sus cotas más elevadas de complejidad simbólica, con una imaginería tan extraña como perturbadora.

Christer Strömholm

Fundación Mapfre. Madrid. Paseo de Recoletos, 23. Comisaria: Estelle af Malmborg. Hasta el 5 de mayo. Cuatro estrellas

La cita también dedica un amplio capítulo a su vínculo con España, donde regresó a finales de los años cincuenta como guía turístico y fotografió unos paisajes sociales en los cuales el progreso parecía haberse detenido. Un emocionante archivo visual que mantiene, aun sin enfriar, parte de las cenizas de aquello que ardió.