ARTE
Carlos Garaicoa y Flavio Garciandía: 'Tres' maestros cubanos de las paradojas
Galerías / Madrid
Buena representación de la plástica de la Isla en Madrid: Carlos Garaicoa (galería Elba Benítez) y Flavio Garciandía (El Apartamento)
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Me basta con recordar los días, lejanísimos, de la escuela, cuando intentaron enseñarme a resolver la raíz cuadrada, para que me precipité en el abismo pesadillesco. La disciplina matemática tardó en ofrecerme otra cosa que sufrimientos: quedaban muchos logaritmos, quebrados y ecuaciones aparentemente irresolubles hasta ... que las proposiciones del 'Tractatus' de Wittgenstein o el Teorema de Gödel me permitieran gozar del delirio numerológico.
Encontrarme con mi admirado Carlos Garaicoa entretenido con el número Pi me pareció sarcasmo, aunque pronto comprendí que su obra no está alejada del sofisticado cálculo y la minuciosa planificación. Sus prodigiosas especulaciones urbanas tienen carácter de heterotopías en las que indaga en el reverso de la racionalidad o, valga la paráfrasis de Le Corbusier, distorsiona el «poema del ángulo recto».
Lo que viene de lejos
Las piezas nuevas que presenta en la galería Elba Benítez suponen, al tiempo, la apertura de un nuevo espacio plástico y la modulación de un imaginario constructivo que viene de lejos. Realizadas con madera, pintura de automóvil y composiciones geométricas que parecen dialogar con las vanguardias 'analíticas', son tanto pinturas cuanto bajorrelieves que juegan con tensiones espaciales en las que necesitamos 'plomadas' que atraviesen los muros y pongan en cuestión las limitaciones convencionales.
Como preámbulo a esas obras de esplendoroso cromatismo ha dispuesto una instalación magistral titulada 'Toda utopía pasa por la barriga' en las que maquetas arquitectónicas tiene como cimiento tarros de cristal con alimentos y materiales de distinto tipo, alegorizando una 'despensa' para tiempos críticos.



Coincide en fechas la primera individual de Flavio Garciandía que es uno de los maestros referenciales de los artistas cubanos de los ochenta, un pintor cultísimo que ha sido capaz de modular su fecunda imaginación con una fina ironía. A lo largo de su trayectoria no ha tenido ningún miedo a afrontar cambios 'estilísticos', pero, sobre todo, ha evitado la rutinarización del carisma. Gerardo Mosquera apunto que este pintor no tuvo reparos en defender una estética de las «formas malas», sacando partido del 'kitsch', apropiándose del exotismo para deconstruirlo.
Los 'dos Flavios' que exponen juntos en El Apartamento dan rienda suelta a una suerte de apropiacionismo de la pintura reduccionista, como si Malevitch, Ryman o Ad Reinhardt estuvieran hibridándose con la cultura vernácula cubana, en una ampliación de lo que califica como «abstracción tropical» y, por otro lado, resplandecen unos cuadros prodigiosamente barrocos con estratos y veladuras, cambios de gesto y dibujos de zonas aleatorias, borrados y apariciones 'figurativas'. El cromatismo más lujoso convive con una fluidez que transforma la superficie en una especie de mapa giratorio, los detalles retienen la mirada en un tiempo que no deja de ofrecer revelaciones.
Garaicoa ha reconocido la importancia que Garciandía tuvo en su formación en el Instituto Superior de Arte de la Habana, como también tenemos que recordar que fue agente decisivo en aquel extraordinario proyecto que fue la I Bienal en Cuba. En ambos creadores hay una búsqueda de la precisión que es un ejercicio de liberación.

CarlosGaraicoa y Flavio Garciandía
Carlos Garaicoa. 'Pi: 3,1416'. Galería Elba Benítez. Madrid. C/ San Lorenzo, 11. Hasta el 6 de abril. Cuatro estrellas
'Flavio Garciandía y Flavio Garciandía exhiben juntos (otra vez)'. Galería El Apartamento. Madrid. C/ de la Puebla, 4. Hasta mayo. Cuatro estrellas
Flavio declaró hace años que le interesa «la infinita complejidad de los procesos sincréticos y de tranculturación», esto es, goza incluso de las paradojas, algo que comparte Garaicoa, que no busca darnos tediosas lecciones de matemáticas sino recordarnos ese número que es una 'constante', omnipresente e 'irracional'. Esos infinitos decimales que me torturaron en la infancia resuenan ahora en fascinantes obras, en esplendorosas pinturas, en diálogos gozosos, en sugerencias que me llevan más allá de toda geometría euclidiana.
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