más que palabras
Editorial Morata, leer para transformar el mundo
Ediciones Morata ha cumplido cien años como editorial. Con Paulo Cosín al frente, renueva su legado e impulsa la lectura como motor de cambio social y cultural
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Iniciar sesiónHace cien años, en 1925, la librería Minerva, que había fundado cinco años antes Javier Morata Pedreño, se decidió a ofrecer al lector su primer producto editorial: ‘Presente y futuro de la UGT en España’, firmado por Francisco Largo Caballero. Así nació Ediciones Morata, ... con el empeño de «aportar las claves para construir una sociedad más justa».
Cien años más tarde, la editorial sigue en la brecha, y celebra su centenario con la obtención del Premio de Honor a la Bibliodiversidad, que concede la Comisión de Pequeños Editores de la Asociación de Editores de Madrid, «al cumplir un siglo de existencia, consolidándose como uno de los catálogos más prestigiosos de España en materia de ciencias sociales, psicología y pedagogía».
En la justificación del premio, los editores han querido añadir: «Morata ha sabido mantener y renovar su oferta editorial en el siglo XXI con la llegada de Paulo Cosín a la dirección editorial de la empresa, ampliando su repertorio hasta superar más de 400 referencia vivas». No son pocas, desde luego, 400 referencias bibliográficas en un catálogo de ciencias sociales.
Ni tampoco es irrelevante la mención al actual editor del sello, Paulo Cosín, quien asumiera su dirección en 2005, antes de adquirir la editorial, en 2016, tomando el relevo de la familia: primero las hijas del fundador, Flora y Caridad, y más tarde la nieta, Florentina Gómez Morata.
Cuando llegó a Ediciones Morata, venía ya con la experiencia de haber trabajado en SM y en Oxford University Press
Cuando llegó a Ediciones Morata, Paulo Cosín venía ya con la experiencia de haber trabajado en SM y en Oxford University Press, donde había dirigido, durante un tiempo, el proyecto ‘Planeta Oxford’, que unía la experiencia de «dos culturas editoriales muy diferentes» en la educación y el mundo infantil. Una empresa que «salió rana», pero que no le hizo desviarse un milímetro de la que entonces era, y hoy sigue siendo, su gran pasión: transmitir el amor a los libros a las nuevas generaciones. El mismo amor y la misma emoción que él sintió cuando leyó por primera vez ‘¡Viven!’, de Piers Paul Read, en su edición de Barreiro y Ramos de 1974.
O cuando se embarcó con Sandokán y los Tigres de Mompracem por los mares del sur. O más tarde, en justa evolución, cuando leyó a Boris Vian y a Sartre, y terminó eligiendo el ensayo como su género favorito, después de estudiar Ingeniería de Montes, pensando en estar más cerca del campo y la naturaleza.
Transformar el mundo a través de la lectura. Eso es lo que pensó Cosín cuando se decidió a emplear todo su patrimonio, y hasta la herencia de sus padres por adelantado, para mantener viva Ediciones Morata. Y lo que le ha impulsado a escribir libros como ‘Para qué leer. Fomentar la lectura en jóvenes y adolescentes’ (2022), o como ‘La emoción de leer. Leer las emociones’ (2023), que este año del centenario se convierten en tríptico con la publicación de Artilectura, que explica de forma divulgativa «por qué leer para ser felices».
Cien años después de su fundación, dice el editor, Ediciones Morata mantiene el reto fundacional de entrelazar el pensamiento reflexivo de las ciencias sociales con la educación, la investigación y la psicoterapia familiar. Algo que, más allá del proyecto editorial, se manifiesta como «un grupo humano que mantiene un compromiso personal permanente con la sociedad por la difusión de la cultura, la educación y la ciencia en el siglo XXI».
Una sociedad donde, observa Cosín, hay cosas que parece que empiezan a cambiar, como que la gente (de todas las edades) lee más, y empieza a estar menos tiempo esclava de las pantallas. O como que leer no parece necesariamente una cosa de tontos. Pero una realidad, también, que tiene su contrapunto: la lectura se separa cada día un poco más de la escuela, lo que está fomentando «la falta de un diálogo profesional entre los niños y las personas adultas, algo imprescindible para que los lectores avancen y no se queden únicamente compartiendo sus lecturas con la gente de su edad».
La escuela está llena de buenas palabras y de buenos propósitos, dice, pero la verdad es que los profesores están saturados. Debería ser un objetivo educativo en sí mismo, añade, que todos los alumnos salieran de la ESO leyendo por placer: en los últimos años el abandono de la lectura, evidente en los institutos, se extiende a los últimos cursos de primaria.
Y un último apunte, no menos importante: nos estamos equivocando al decirle a los niños que la lectura es entretenimiento. Primero, porque a la hora de buscar puro entretenimiento acabarán encontrando otras cosas que les gusten más. Y segundo, porque les ocultamos la verdadera razón de la lectura, que es mucho más que evadirse o entretenerse: leer es crecer y transformarse uno mismo, dice Cosín, para terminar transformando el mundo. Lo mismo que decía, hace cien años, don Javier Morata, el fundador.
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