MÁS QUE PALABRAS
Alicia Arés, en el laberinto de la literatura
En 2006 fundó junto a su padre, el poeta y traductor Luis García Arés, la editorial Cuadernos del Laberinto. Hoy ya no tiene con ella a su padre
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Iniciar sesiónEn un momento de su vida se puso a estudiar oposiciones para el Banco Central Europeo. Mas quiso la fortuna que no se terminaran convocando. Y en lugar de eso creó en Ávila, su ciudad de origen, una protectora de animales. Más tarde, y a ... través del diseño gráfico, entró en el mundo de la edición. Y en 2006 fundó junto a su padre, el poeta y traductor Luis García Arés, la editorial Cuadernos del Laberinto. Hoy, Alicia Arés ya no tiene con ella a su padre. Así que se enfrenta sola al catálogo de su editorial. Novela negra y poesía como banderas, y pensamiento, historia, relatos o viajes por añadidura.
Por fortuna, dice, aquellas oposiciones no salieron, porque igual las había aprobado. Y su vida sería muy distinta. Sin duda, «más triste y desafortunada» de la que lleva ahora. La vida solo se vive una vez y, en su caso, el destino dio un giro que ella supo aprovechar. Ahí, en ese giro del laberinto de la vida, es donde Alicia Arés encontró a su padre, que fue el que dio con ella los primeros pasos para crear la editorial. De hecho, lo primero que publicó Cuadernos del Laberinto fueron precisamente las traducciones de Alfred Tennyson de Luis García Arés.
Antes de eso, ya habían ganado juntos un amor infinito por los libros y por el arte. Tal vez, asegura, los principales recuerdos de su infancia siguen estando ambientados en habitaciones llenas de libros. Juntos, padre e hija, comentaban lo raros que les parecían aquellos vecinos suyos que tenían la guía telefónica como único libro de la casa. Así, desde muy niña, y a falta de otros más comunes, quien le acompañó como ángel de la guarda fue Gustavo Adolfo Bécquer. No sabía lo que era estar enamorada, pero sentía que el amor era tal y como lo contaba aquel poeta. Y esperaba el día que eso le sucediera a ella. Por si fuera poco, el Bécquer que leía entonces era el de su primera edición, la de 1871 de la imprenta Fortanet, que formaba parte de la inmensa biblioteca familiar.
Más tarde, durante la adolescencia y primera juventud, llegaron otros libros. Libros como 'La Regenta', los poemas de Ángel González, 'La Gloria' de don Ramiro o el 'Drácula' de Bram Stoker que siguen formando parte de sus lecturas favoritas. Así que, con estas mimbres, no es de extrañar que la poesía fuera el primer objeto de su editorial. ¿Por qué? Porque la poesía sigue siendo el género que más emoción produce al quien la lee. Porque un solo verso «puede darte amor, odio, angustia o deseo» todo a la vez. Y porque le gusta la forma de ver el mundo de los poetas. Su modo de desnudarse «sin complejos y con elegancia».
Conmover, sacudir, espantar, indignar, enamorar… eso pretende con los libros que publica
Conmover, sacudir, espantar, indignar, enamorar… eso pretende Alicia Arés con los libros que publica en Cuadernos del Laberinto. Y esas mismas cosas, no sé si todas ni sé si por ese mismo orden, se las da también otro género, la novela negra, que en su caso la inclina por un subgénero aún más especializado. Eso que se conoce como el Hard Boiled: la cara más dura, dice, la más seca, la más crítica y, por tanto, también la más incómoda de la novela negra. La que, en su opinión, tiene más estilo, es decir, más valor literario. Las mesas de novedades están saturadas de obras cuya única pretensión es la de entretener y divertir. Para ella, la literatura es otra cosa.
Algo mágico
Casada con un escritor y escritora ella misma, Alicia Arés afirma que tanto la edición como la escritura son dos partes de su ser y de su estar de las que hoy es incapaz de prescindir. Y eso a pesar de que en los últimos tiempos, en la balanza de las horas, la editora haya dejado un poco abandonada a la escritora. De alguna manera, dice, con los libros sucede como con los hijos: siempre te hacen más feliz los logros del otro que los propios.
Propios o ajenos, lo importante es que haya libros. Que siga habiendo libros en papel. Porque el libro, piensa Alicia Arés, tiene sin duda algo de mágico que une el pasado con el presente. Y el presente con el futuro. Porque es increíble que algo tan… «aparentemente simple», contenga tantas vidas, tantos mundos, tantas sensaciones y tantos sueños. Porque el libro es ese destello de locura que hace soportable la insustancialidad de la cordura que nos rodea. El último refugio, dice, donde protegernos de la zafiedad cotidiana y el entretenimiento vacío.
Dice, y cuando lo dice, recuerda las palabras de Cortázar y piensa en ese momento en que sus mellizos están especialmente guerreros: «Los libros van siendo el único lugar de la casa donde todavía se puede estar tranquilo». Así es el día a día de su laberinto.
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