CRÍTICA DE:
'Campesinos y señores', de Theodor Kallifatides: la tragedia griega en dos actos
NARRATIVA
Kallifatides y Koumandareas, dos magistrales autores que recorren en sendas novelas, cuya publicación coincide en España, la historia de Grecia que va de la ocupación alemana a la dictadura de los Coroneles
Otras críticas de la autora

«Llevo años queriendo escribir este libro. Creo que ha llegado el momento adecuado. Puedo volver la vista atrás sin amargura. He superado la tontería de sentirme orgulloso de ser griego, así como la tontería de avergonzarme de ser griego», afirma el escritor Theodor Kallifatides ... (Molaoi, Grecia, 1938), a modo de prólogo, en la bellísima obra, una más de las suyas, sin variación extraordinarias, 'Campesinos y señores'.
Un escritor magnífico sea el género que sea, el memorialístico, la ficción o esos ensayos que a cada paso aúnan pedazos de vida, de pensamiento y epifanías sin cesar deslumbrantes y llenas de emoción; y ya sea el idioma sueco, lengua del país donde emigró en 1964 y donde consolidó su carrera y prestigio internacional, o bien el griego, el idioma del corazón, de la patria íntima nunca abandonada, que decidiría recuperar, como si se tratara de un hijo pródigo que nunca se fue, en una maravillosa e inolvidable obra, 'Otra vida por vivir', traducida como siempre magníficamente por Selma Ancira.
NOVELA
'Campesinos y señores'

- Autor Theodor Kallifatides
- Editorial Galaxia Gutenberg
- Año 2024
- Páginas 219
- Precio 19,50 euros
Cuentista de maestría y talento inconmensurables, la huella dejada por Kallifatides entre los lectores en lengua española es extensa y, libro a libro ('El asedio de Troya', 'Madres e hijos', 'Amor y morriña', 'Timandra', 'Lo pasado no es un sueño', todos en Galaxia Gutenberg) la conmoción y la fascinación al leerlo no hacen más que crecer. Este es el caso, en 'Campesinos y señores', del entrañable y afectuoso, realista y nada mitificado, tributo a la 'greicidad', la popular y no solo la que habita en los libros, que tan bien conoce desde su infancia y adolescencia.
Unos primeros años que coincidirían con el periodo más trágico que viviría su país: la ocupación nazi desde 1941 hasta el final de la guerra, y seguidamente la etapa cruel, de venganzas y crímenes desatados («alemanes, italianos, colaboracionistas, partisanos, ingleses y sus aliados, no resultaba fácil ser griego en aquella época») que vendría con la guerra civil hasta 1949. Una etapa nada gloriosa que no haría olvidar la devastación de la guerra mundial y el detestable y cobarde colaboracionismo de los fascistas locales que habían trabajado codo con codo con los alemanes, con una «imaginación atroz y violenta», como ese alcalde miserable y maltratador de su propio pueblo, que se alegra de la llegada de Hitler y de que ahora «haya orden y concierto».
La llegada de los nuevos bárbaros, como en el poema de Cavafis, que no son otros que los nazis
Solo el primer capítulo de arranque de la novela es simplemente magistral. Como si se tratara de una película de Fellini, entre cómica y de algarabía feliz y disparatada, todo el pueblo de Yalos, donde transcurre la acción, se ha reunido el 22 de junio de 1941, al grito de «ya vienen, ya vienen», esperando la llegada de los nuevos bárbaros, como en el poema de Cavafis, que no son otros que los alemanes, de los que aún se ignora todo. Pero no tardarán en conocerlos: «Los alemanes avergonzaban a los yalitas. Los italianos no eran así. Se podría pensar que los italianos se sentían en Grecia como en casa, y en casa uno hace lo que quiere, pero no la destroza, no hace burlas, no ofende».
NOVELA
'El apuesto capitán'

- Autor Menis Koumandareas
- Editorial Acantilado
- Año 2024
- Páginas 192
- Precio 16 eur
Ambientada en la Grecia de los años 60, con el plúmbeo y amenazante telón de fondo político, moral y político que acabará desembocando en la dictadura de 1967 de los Coroneles, la excelente novela 'El apuesto capitán', de uno de los más reconocidos escritores griegos del pasado siglo, Menis Koumandareas (Atenas 1931-2014), sería el sutil y sobrecogedor retrato de una rebelión personal. Una rebelión contra poderes sin rostro que toma la forma de una terca obsesión, al mismo tiempo que el país y la sociedad griega se hunde en una de sus peores crisis: «Se había producido ya —se lee hacia el final— el golpe de Estado de los Coroneles y el país estaba sumido en el caos. Todos los que conservábamos algún ideal, nos encontrábamos unidos. Se diría que ni en la última Gran Guerra había habido tanta cohesión».
En esta novela, de misterioso y poético refinamiento psicológico, un magistrado, ya en el retiro, recuerda un caso insólito del pasado. Se trató de una reclamación judicial mantenida en el tiempo, por el empeño casi obnubilado, irracional, tozudo, de un joven militar, «un apuesto capitán» que acude a él pidiendo ayuda, tras reclamar su derecho a un ascenso, que él cree legítimo, ante un Ejército de rostro pétreo e inhumano. Un poderoso e impenetrable Consejo Militar hace oídos sordos una y otra vez a su solicitud, sin dar más explicaciones.
Nunca hay una razón para el rechazo. Símbolo de los mundos y regímenes autoritarios para los que nunca hay un porqué, la lucha solitaria del capitán adquiere las dimensiones heroicas, kafkianas, de alguien que ve marchitarse su juventud, su belleza, sus certidumbres, sus ideales, la tranquilidad de un puesto seguro, pero que no por ello deja de enfrentarse, una y otra vez, al sistema.
Un sistema representado en una enloquecedora cadena de despachos de funcionarios apáticos, legajos polvorientos, recursos denegados y puertas que invariablemente se cierran siempre tras él. Alguien que, aunque ya fantasmal, ha adquirido la figura majestuosa de los mitos: «Lo vi perderse entre la gente, en un resplandor aún íntegro, en una apoteosis de su figura».
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