CRÍTICA DE:
'Brooklyn, una novela criminal', de Jonathan Lethem: vuelve a casa
Narrativa
Suerte de artefacto que se vale, también, de su talento como ensayista y de la tan transparente como turbia máscara de la 'memoir' filtrada
Otras críticas del autor
Jonathan Lethem (Nueva York, 1964)
La palabra 'Brooklyn' en la portada de la novela número trece de Jonathan Lethem produce —luego de sus inmediatamente anteriores ficciones más viajeras y movedizas como 'Anatomía de un jugador', la aún por traducir 'The Arrest' y 'El detective salvaje'— una refleja y automática ... sonrisa en el seguidor del escritor. Sí: el nativo Lethem (Nueva York, 1964) vuelve a casa. Lethem retorna al paisaje de 'Huérfanos de Brooklyn', 'La fortaleza de la soledad' (a la que esta 'Brooklyn, una novela criminal' podría proponerse como suerte de 'backstage' y 'making of' y muy útil y utilero y enciclopédico depósito de 'atrezzo'), 'Chronic City' y 'Los jardines de la disidencia'. Y Lethem —quien nunca perdió el Norte pero recupera aquí el Este— regresa allí con un libro diferente.
Así, 'Brooklyn, una novela criminal' es una suerte de artefacto que se vale, también, de su talento como ensayista (alguien debería traducir ya su antología 'The Ectasy of Influence: Nonfictions', Etc.) y de la tan transparente como turbia máscara de la 'memoir' filtrada, inevitablemente, por el imaginativo (des)hacer memoria. Un poco —pero no todo, porque Lethem va más allá— lo que hizo su antecesor Paul Auster en 'La invención de la soledad', su colega de generación Michael Chabon con 'Moonglow' y Jim Lewis en 'Ghosts of New York' hace unos años y Richard Flanagan con 'La pregunta 7'.
NOVELA
'Brooklyn, una novela criminal'
- Autor Jonathan Lethen
- Editorial Random House
- Páginas 424
- Precio 24,90 euros
Y ahora Lethem —aficionado a lo detectivesco y a lo fantástico— se pone a investigar-investigándose la utopía/distopía de su viejo vecindario de algún modo 'asesinado' por la gentrificación y la invasión de una bohemia de 'luxe' en pos de la más cosmética de las reurbanizaciones. Así, marcha atrás y por el camino, Lethem vuelve a la escena del 'crimen': al barrio de Boerum Hill y a la calle Dean de una infancia y adolescencia marcadas por violencia callejera y tensiones raciales y 'bullying' escolar y cómics y literatura 'pulp'.
Todo en más de cien muy deambulantes y relampagueantes 'flash fictions' con el más maximalista de los minimalismos. Siguiendo y perdiéndole la pista para luego reencontrarlo a un numeroso elenco de secundarios de primera durante los '70s y '80s, con 'flashbacks' y 'fast-fowards'. Enfocándose y desenfocándose caleidoscópicamente y contemplado como con el más microscópico de los telescopios o el más telescópico de los microscopios.
Se pone a investigar-investigándose la utopía/distopía de su viejo vecindario de algún modo 'asesinado' por la gentrificación
Tomando distancia para poder acercarse, aproximándose para poder verlo con plena perspectiva. Y, mientras lo hace, jugando y seduciendo al lector con su versión del asunto. Y en la página 346, Lethem irrumpe con modales del más fiel 'deus ex machina' y, casi evangélico, predica a la vez que confiesa: «Yo me limito a hacerlo lo mejor que puedo para avanzar con el asunto. Si acaso, lo he suavizado, para que sigas conmigo, para mantenernos al acecho. Todo, absolutamente todo, sucedió de verdad. Pero hay más. ¿Yo? Soy solo un personaje de esta novela, quien da la casualidad de que la está escribiendo. Pero alguien como yo existió seguro, no te preocupes. Si una persona así no hubiera existido, no habría tenido que inventarme. Como dijo alguien una vez, si miras fijamente el descargo de responsabilidad durante el tiempo suficiente, el descargo responsabilidad acaba devolviéndote la mirada». Y entonces Lethem reconoce su propio 'crimen': el de «gentrificar la gentrificación». Pero lo ha hecho por amor al arte y en defensa propia, y es una suerte para sus lectores-cómplices el que así lo haya hecho.
En 'Brooklyn, una novela criminal', Lethem mira más fijo que nunca y fija —llegando desde su pasado para proyectarse; habla, memoria— uno de sus mejores libros. Porque —como ocurre con los mejores libros— uno vive allí dentro mientras lo lee.
En Brooklyn.
En el Brooklyn de Lethem.
En Brookthem.